Dios mismo enfrenta a hijos de voluntad firme todo el tiempo en su propia familia. Todos nosotros, como ovejas de carácter fuerte, nos hemos desviado.

El cuidado de nuestros cuerpos y el cuidado de la tierra no son motivados por la adoración del cuerpo o de la tierra. Ese cuidado es movido por un llamado divino de hacer nuestro cuerpo, nuestra pequeña tierra, y de nuestra tierra, nuestro cuerpo más grande, medios para glorificar a Dios.

Nada se compara a Él. Y porque has sido unido a Él, tienes esperanza incluso cuando estás confundido, incluso cuando eres débil tienes esperanza porque Él es Grandioso.

¿Por qué no permites a tus hermanos de la iglesia, quienes tienen al Espíritu viviendo en ellos, que te ayuden a hacerlo más edificante antes de que te pares en el púlpito?

La Trinidad es una de las doctrinas cristianas más misteriosas. Explicarla puede resultar intimidante, y usamos nuestras palabras muy cuidadosamente para no caer en herejía. No obstante, perderíamos el punto si dejáramos a la Trinidad como una mera discusión doctrinal.

La iglesia no debe refugiar a un hombre o mujer abusivo a quien las autoridades civiles sancionarían si supieran lo que la iglesia sabe.

La muerte sin Cristo es «el rey de los terrores», pero la muerte con Cristo pierde el «aguijón», el poder para lastimar, que de otro modo sí tendría.

Tal vez estás frustrado y, quizás, desanimado, preguntándote de qué se trata tu vida porque estás bebiendo de un pozo que no tiene agua en él. Estás comiendo pan que nunca te saciará.

Cuando rindamos cuentas al Señor por nuestro ministerio, deberíamos anhelar que uno de sus frutos sea la existencia de más pastores fieles.

Pastorear las mentes de los hijos es obra del Reino. No obstante, a veces nuestra determinación para instruir extingue la maravilla chispeante en las mentes de nuestros hijos.

Descansa en la soberanía de Dios sobre tus hijos. No podemos cargar el peso de su eternidad. Eso es asunto de Dios. Debemos echar todo eso sobre Él.

El ejercicio moderado y regular puede ser un medio de construir y acondicionar tu cerebro para el pensamiento serio al servicio de Cristo y al gozo cristiano.

¿Acaso no es maravilloso que quien está sentado en el trono del universo es un Dios que es mi defensa, que es mi provisión, que es mi protección?

Perseguimos y aseguramos una mayor felicidad, incluso en las más grande pruebas, con hábitos regulares de lectura bíblica, oración y tiempo en comunidad comprometida con otros.

Incluso si tu vida no resulta de la manera que esperabas, podría ser hermosa y digna ante tu Dios y Salvador.