Las adicciones continúan aumentando; el dominio propio no es valorado aún; y la estrategia que utilizamos como nación para enfrentar estos problemas es la medicación.
Cada día hay más personas que son esclavizadas por una gran variedad de sustancias y actividades. A las obsesiones sexuales se agrega el consumo de drogas ilícitas; luego, el de estupefacientes prescritos; después, la ludopatía; y otras cosas que vendrán más adelante. Teniendo esto en mente, como iglesia tenemos un proyecto eterno: extraer de la Biblia observaciones actuales aplicables a las adicciones modernas y llevarlas a quienes son esclavos de ellas.
Muchas de estas observaciones se encuentran en el área de la enseñanza bíblica sobre la idolatría. Esto trata cómo los seres humanos consienten con determinación sus deseos —adoramos ídolos porque pensamos que nos satisfarán— y son dominados por ellos. Tenemos el control, pero al mismo tiempo no es así. Dentro de esos dos polos existen muchos temas bíblicos importantes. A continuación, compartiré sólo dos de ellos:
Identificar la oscuridad espiritual detrás de las mentiras
La idolatría abre nuestros ojos a las lealtades escondidas dentro de las adicciones. Todo en la vida es personal; sin embargo, hay dos opciones: estamos conectados con Dios o forjamos una alianza con el anti-dios y su imperio que se cae a pedazos. Una expresión de esta alianza es la mentira. Las mentiras son comunes en cualquier adicción, y la Escritura revela dónde se originan: “cuando [Satanás] miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!” (Jn 8:44).
Si eres una persona adicta, ser consciente de que mientes te permite tener un foco en medio de una vida dispersa. Cuida tus palabras. Por cada mentira que has dicho, existen muchas más que ni siquiera recuerdas. Y cuando mientes, significa que a ti también te han mentido y has caído en ese engaño. Por eso, busca a alguien con quien puedas hablar franca y honestamente.
Si quieres ayudar a personas con adicción, haz lo que puedas para crear una cultura que se deleite en la franqueza y la honestidad. Por ejemplo, si alguien confiesa voluntariamente una adicción y la forma en la que la ha encubierto, no es sólo un tiempo de dolor para la familia y los amigos, sino que también es un tiempo en el que podemos estar agradecidos por la obra del Espíritu en su vida. Quien una vez fue un esclavo ahora está comenzando a hablar el idioma de Dios y dejando el de Satanás.
Enfrentar la vergüenza
Las personas adictas pueden ser complicadas. Aunque están entregados a deseos excesivos, generalmente están atravesando por más cosas. Por ejemplo, quienes aseguran amarlos los rechazan y los tratan como si no importaran, lo que los llena de vergüenza. Sin una clara vía de escape, las adicciones pueden ser un medio temporal pero efectivo para evitar la vergüenza. Incluso si la vergüenza no es evidente para alguien que está en busca de un ídolo, ciertamente dominará su vida una vez que la adicción ya esté asentada. La práctica de la idolatría, en sí misma, con la traición, la mentira, el robo y la esclavitud que trae, es denigrante y vergonzosa.
Si quieres ayudar a que una persona adicta enfrente su vergüenza, júntense a leer uno de los evangelios. Vean la vida de aquel que nació para la vergüenza y se identificó con aquellos que eran marginados por otros. Mírenlo tocar a quienes eran dignos de vergüenza y comer con ellos. Obsérvenlo identificarse con ellos para que ellos pudieran identificarse con él por fe.
A cada momento, lo que esperamos de Jesús es que se aparte y que no se contamine con los dignos de vergüenza. Sin embargo, al contrario de lo que esperamos, lo que realmente pasa es que él siempre nos invita, siempre nos sorprende, y siempre nos ofrece una relación con él en donde encontramos purificación, protección y pertenencia. A medida que seguimos la historia juntos, ya no se trata de una persona sobria que le habla a una persona adicta; al contrario, somos dos personas viendo realidades hermosas que nos tomará el resto de nuestras vidas poder entender; somos personas que están siendo cambiadas.
Éstas, por supuesto, son sólo dos de las muchas enseñanzas esperanzadoras que emanan de la muerte y la resurrección de Jesús y que pueden atraer a alguien que está atrapado en la adicción. Sin embargo, ambas enseñanzas son poderosas, pero desaprovechadas.