Título original en inglés: “Satan’s strategies”
En un mundo de timadores y estafadores, es prudente estar alerta a sus estrategias. Cuando estés en la estación de tren de Roma, los carteristas están por todas partes, así que guarda bien tu dinero y tus documentos importantes. Cuando recibas solicitudes de dinero por Internet, ignóralas. Cuando te prometan un 10 % de retorno de tu inversión, no entregues ni un centavo. Y cuando tengas un enemigo que siempre esté dispuesto a atraparte, mantente al tanto de sus planes.
Pero a quien perdonen algo, yo también lo perdono. Porque en verdad, lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, lo hice por ustedes en presencia de Cristo, para que Satanás no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus planes (2 Corintios 2:10-11)
Aquí hay una especie de control de seguridad sobre las estrategias de Satanás.
Espera sutileza. No esperes cabezas que giran en 360 grados o que una niña pequeña te haga una voz en basso profondo (como en El Exorcista). En lugar de eso, espera preguntas oportunas y apelaciones que suenen verdaderas, tanto cuando los tiempos sean buenos, como lo fueron en el Edén, como cuando los tiempos sean difíciles, como lo fueron en el desierto.
Espera acusaciones de que Dios es tacaño. Las primeras palabras de Satanás son: «¿Conque Dios les ha dicho: “No comerán de ningún árbol del huerto”?» (Gn 3:1). Él cuestiona las palabras de Dios, su bondad y su generosidad. A menudo, él espera hasta que hayamos perdido algo preciado para nosotros, porque es ahí donde la acusación de tacañería tiene más eco. ¿Cómo responde el apóstol Pablo? Dios hace llover su abundante gracia sobre nosotros (Ef 1:3-14). Él no retiene nada bueno.
Espera sugerencias de que las consecuencias del pecado son exageradas y sus beneficios subestimados. Las siguientes palabras de Satanás a Eva son: «Ciertamente no morirán» (Gn 3:4), y luego continúa diciendo que habrá beneficios por su pecado. Sigue insistiendo con que Dios es tacaño e insinúa que Dios es mentiroso. Escuchamos ecos de esto en el Salmo 73, donde el salmista está al borde de la locura espiritual cuando ve a los malvados prosperar. Y escuchamos ecos del mito de los beneficios del pecado en cada acto o pensamiento pecaminoso. Pablo refuta esto con: «No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará» (Gá 6:7).
Espera insinuaciones de que Dios es impersonal y distante. En Génesis 2, Dios siempre es «Señor Dios», que es su nombre personal revelado y que denota amor fiel (Éxodo 34: 6-7 suma más detalle a este nombre). Sin embargo, siguiendo la guía de la serpiente, Eva usa el nombre más genérico e impersonal «Dios» (Gn 3:1-3). Observa la sutil pero brillante estrategia de este cambio de nombre. Sería como si alguien tratara de suscitar dudas sobre el compromiso de mi esposa hacia mí, refiriéndose a ella como «la hija de los Cavanaughs». Si yo respondiera con ese mismo nombre, me estaría distanciando de ella y la conversación no tendría un buen resultado. No obstante, si yo dijera: «es obvio que no la conoces, porque ella es mi esposa; aquí se terminó la conversación», entonces estaríamos avanzando en la dirección correcta. En otras palabras, en lugar de dejar que Satanás defina qué nombre usarás para Dios, prepárate para sus artimañas con tus nombres favoritos para referirte al Señor, tal como: «mi Dios», «mi Padre», «Jesús, el Cristo, mi Señor».
Escúchate a ti mismo. ¿Escuchas ira o mentiras? Cuando hemos estado bajo la influencia de Satanás, estamos enojados y vivimos vidas engañosas en las sombras. Por esa razón, Pablo da prioridad a estos dos temas cuando nos alejamos del pecado.
Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hablen verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, ni den oportunidad al diablo (Efesios 4:25-27).
En cuanto a las mentiras, mantente alerta ante las mentiras blancas, los reproches, las autojustificaciones y los encubrimientos. En cuanto al enojo, ya que podemos estar ciegos ante él, lo mejor es preguntarle a alguien más si se está convirtiendo en parte de nuestro idioma nativo.
Date cuenta cuando hayas olvidado que estás limpio de tus pecados pasados (2Co 2:10-11, 2P 1:9). La estafa está ingeniosamente diseñada. Sugiere que el pecado no es gran cosa y, luego, cuando alguien es engañado, despliega todo su vigor. Satanás hace esto ya sea fomentando el pecado habitual hasta el punto de adormecer la conciencia, lo que lleva a la muerte, o sugiriendo que no hay perdón para la conciencia agitada, lo que también puede conducir a la muerte. ¿Nuestra respuesta? Recordar la muerte de Jesús por los pecados y su resurrección que asegura que su sacrificio fue suficiente. Estos siempre tienen la última palabra. El pecado revelado y confesado, el perdón recordado y aplicado, están inextricablemente conectados.
Vivimos en una época en la que el poder de Satanás es limitado, pero aún está al acecho como un león. Nuestra seguridad sigue siendo una gran preocupación. Estas son simplemente algunas formas claras en la que nos prepara el Espíritu.