Título original en inglés: «Are sin and sickness linked?».
Los que están enfermos entre nosotros son muy amables. Escuchan locuras del cuerpo de Cristo, pero generalmente las toman con calma.
Aquí hay algunos ejemplos de cosas «útiles» que le dijeron una amiga mía que está enferma.
- Tal vez hay pecado en tu corazón que has olvidado de confesar.
- Debe haber alguien a quien no has perdonado («Sí, y ahora que me acabas de decir esto, me está costando perdonarte a ti». Esto es lo que estaría pensado yo por lo menos).
- Teñirte el cabello puede causar cáncer, tal vez por eso está sucediendo.
- No te alimentas bien.
- Es tu medicación. Necesitas dejar de tomarla (¡dicho por alguien que no sabía si la persona estaba tomando medicación o por qué la toma!)
- Tu casa te está enfermando.
- Es tu agua.
- Tu esposo te está envenenando. (No hay límite a la creatividad humana).
- Necesitas ayunar.
- Necesitas decirte a ti misma constantemente que no estás enferma. (Esta es una de mis favoritas. Es la compañera de las calcomanías de parachoques que dice «visualiza la paz mundial»).
- Es tu postura (?).
- Necesitas mejorar, esto está tardando demasiado tiempo… (Qué dulce).
- Siento escuchar que las cosas han empeorado, avísame si hay algo que pueda hacer. (Esta es una de las más inofensivas de la lista, pero ¿puedes entender por qué mi amiga y tantos otros lo agregan a su lista de «diez cosas que no decir»?)
La mente se enrolla con respuestas desagradables, aunque las personas enfermas generalmente no responden así.
¿De dónde sacamos estas tonterías?
Una parte viene de personas que quieren ayudar, y su versión de ayuda es revelar un secreto que ellos creen que la medicina moderna desconoce. No hay mucho que podamos hacer con esto. Estas personas simplemente aparecerán alrededor de una persona enferma y esparcirán sus consejos. Si tan solo pudieran ser menos confiados, menos arrogantes. ¿Tal vez podrían enviarlos en una pequeña carta?
Los otros son simplemente espiritualmente ignorantes o arrogantes. Puedes elegir. Ellos creen que la enfermedad es la prueba del pecado personal.
Yo pensé que Job había acabado con esa línea de pensamiento o el hombre que nació ciego (Jn 9) o aquellos que murieron cuando cayó la Torre de Siloé o Jesús mismo, que atravesó el sufrimiento físico y no fue sanado.
Lo que mantiene vivo el mito son las malinterpretaciones del libro de Santiago. De aquí viene el consejo «necesitas tener más fe».
Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra (Santiago 1:6).
Aquí está el pasaje de «arrepiéntete de tu gran pecado»:
¿Está alguien entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará. Si ha cometido pecados le serán perdonados.
Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho (Santiago 5:14-16).
El pecado y la enfermedad no están vinculados
Admito que estos pasajes tienen sus desafíos, pero incluso antes de que lleguemos a esos desafíos debemos permitir que otros pasajes de la Escritura, que sí son claros, nos ayudan a interpretar este trozo de la Escritura que es menos clara. En otras palabras, los pasajes claros de la Escritura cortan el vínculo entre pecado y enfermedad, y nosotros deberíamos hacer lo mismo. Además, Santiago ciertamente entendió que, en algún momento, las personas no son sanadas y mueren. Los versículos que son arrancados de su contexto pueden llevar a un ministerio miserable.
Esta traducción está protegida por derechos de autor © 2022 por The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). Este artículo, titulado «Are sin and sickness linked?» Copyright © 2010 fue escrito por Ed Welch y está disponible en https://www.ccef.org/are-sin-and-sickness-linked/. Todo el contenido está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.