Título original en inglés: «The secret to dealing with fear and anxiety».
«Humíllense». Ese es el secreto. Ha estado ahí desde siempre, pero rara vez lo usamos.
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes (1 Pedro 5:6-7).
A lo largo de los años, los que sufren de temor y ansiedad como yo, hemos recurrido a numerosos pasajes de la Escritura. Podemos comenzar con las palabras de Jesús en el Sermón del Monte: «Por eso les digo, no se preocupen por su vida» (Mt 6:25). Cuando necesitamos memorizar algo más fácil nos movemos a Filipenses 4:6: «Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios».
Estos pasajes funcionan muy bien para contrarrestar la ansiedad de bajo nivel. Sin embargo, frente a un ataque de ansiedad estos no son suficientes. En esos momentos, pueden sonar como mantras que carecen de poder, lo que en realidad es algo bueno. Las personas ansiosas y temerosas pueden caer fácilmente en la práctica de tomar la Escritura como una píldora. Toma un pasaje dos veces al día durante dos semanas y sus síntomas desaparecerán. Cuando la píldora no funciona, tenemos dos opciones. Buscamos otro tratamiento o confesamos que estamos usando la Escritura como un libro de autoayuda para el alivio de los síntomas, en cuyo caso es hora de volver a lo básico. Si eliges volver a los fundamentos bíblicos, la exhortación de Pedro a humillarnos es un buen punto de partida.
Hace poco tuve un ataque de ansiedad. Estaba enfrentando quizás el peor miedo que podía imaginar, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Qué misericordia ser confrontado con el llamado a ser humillado ante el Señor. El resultado fue una sencilla oración:
«Señor, tú eres Dios y Rey. Soy tu siervo. Sé que no me debes nada. Por alguna razón me lo has dado todo en Jesús. Confío en ti. Y por favor dame gracia para confiar en ti».
Unos minutos más tarde, mi oración se acercó aún más a la Escritura:
«Padre, perdóname por querer siempre las cosas a mi manera. Con tu poderosa mano has creado todas las cosas. Y con tu mano poderosa has salvado a tu pueblo. Quiero vivir bajo tu poderosa mano. Por favor ten compasión».
Parece muy sencillo, y lo es, pero lo cambia todo. Este es el secreto para lidiar con los miedos y la ansiedad. Las palabras de Dios y el consuelo del Espíritu se hacen mucho más evidentes cuando nos arrepentimos y nos humillamos ante Él. Sin negociar: «si me ahorras este sufrimiento, entonces yo haré …». Simplemente confianza pura. Confiamos en Él porque es Dios, no porque vaya a eliminar de inmediato nuestras angustias o la situación que nos provoca miedo.
Este pasaje ha sido un secreto porque típicamente comenzamos en el versículo 7: «echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes». Pero para entender su significado debes comenzar con el versículo anterior: «Humíllense».
«Humíllense» es la única exhortación en el pasaje. Esto es lo que Pedro quiere que escuchemos (y obedezcamos). Si entramos al medio, no tiene sentido. No podemos echar nuestras preocupaciones sobre Él hasta que hayamos reconocido que Él es Dios y nosotros sus siervos que también hemos sido elevados a sus hijos. Una paráfrasis podría leerse así (y recomiendo encarecidamente poner la Escritura en tus propias palabras).
Humíllate ante el Señor. Esto no debería ser demasiado difícil. Después de todo, Él es Dios y Rey, Señor de todo. Él es el Creador. Tú le perteneces. La criatura es posesión del Creador. Humíllate ante tu Rey. Y aquí hay una forma de expresar esta nueva postura de humildad: echa tus preocupaciones sobre Él. ¿Captaste eso? Cuando te presentas humildemente ante el Rey, Él revela su amor ilimitado. ¿Quién lo hubiera pensado? Él realmente quiere que arrojes tu carga sobre Él. Nunca tuvo la intención de que llevaras esas cargas solo. Él es el Dios poderoso que nunca abandona. Puedes confiar en Él. Y esta entrega no es un mero acto de tu voluntad. Se produce cuando sabes que Él es Dios y tú no. Ah, y puedes estar seguro de que Él te levantará de tu posición arrodillada y te dará más de lo que esperabas.
Un poco más extenso, en contraste con la versión más sucinta de Pedro, pero las divagaciones y los adornos nos dan más tiempo para meditar sobre la lógica del pasaje.
El secreto es
… haz una pausa antes de dirigirte a tu pasaje favorito sobre el miedo,
…considera la grandeza de Dios,
…agrega algo de tu propia confesión y arrepentimiento como una manera de llevar el mensaje de humildad más profundo, y luego
…recuerda algunas de esas dulces palabras de Dios a la gente temerosa.