Durante todo este mes, hemos compartido contigo una serie de devocionales llamada Treintaiún días de pureza. Treintaiún días de reflexión sobre la pureza sexual y de oración en esta área. Finalmente, hemos llegado al último día del mes. Este es el día treinta y uno, el último del desafío de 31 días:
Y a aquél que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 1:24-25).
Este devocional cierra nuestros 31 días juntos, pero no termina nuestra búsqueda de vida de la pureza sexual. Es más, solo hemos comenzado. Hoy oramos por nosotros y los unos por los otros para que podamos continuar perseverando en pureza. Hombre, sigue adelante, pues la batalla no ha terminado. Mañana en la mañana necesitarás comenzar tu búsqueda de la pureza otra vez. Y a medida que lo haces, recuerda que el Señor Jesús, y solo el Señor Jesús, puede evitar que tropieces.
Un día seremos presentados sin culpa ante el Señor y habrá gran gozo. Aunque ese día aún no se llama «hoy», es absolutamente seguro. Por lo tanto, perseveremos más aún mientras esperamos ese día. ¿Por qué no te juntas con un amigo y hacen este desafío nuevamente?
Señor, gracias por todos aquellos que han estado orando y batallado por la pureza durante estos 31 días. Oro para que puedan continuar la batalla. Ayúdame a continuar orando con ellos y buscando la pureza juntos. Haz que soportemos este gran esfuerzo. Que Cristo sea glorificado por medio de nosotros. Transforma nuestros corazones y nuestros hogares por su nombre. Te doy gracias porque puedes evitar que tropiece. Ayúdame a perseverar en pureza, mientras espero el día en el que seré presentado sin mancha ante tu presencia. Amén.