Es común
Muchos adolescentes ansiosos sentirán que son completamente extraños, que nadie más es como ellos o los entiende. Miran alrededor a sus pares y no pueden imaginarse a nadie más de su edad sintiéndose como ellos. Miran las imágenes cuidadosamente armadas en las redes sociales de sus compañeros de clase felices, perfectos y seguros de sí mismos, y concluyen que ellos son la excepción. Avergonzados e incómodos, se apartan de amigos, de la familia y de las situaciones sociales para sufrir solos en un aislamiento solitario. «Simplemente soy raro», concluyen.
Una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestros adolescentes es explicarles que muchos adolescentes sufren de la misma manera. A pesar de lo que comunican las redes sociales, la realidad es que la ansiedad en adolescentes se encuentra en niveles epidémicos, a tal punto que ahora es la razón más común por la que los adolescentes buscan consejería.
- Cerca de un tercio de los jóvenes de 13 a 17 años experimentarán un trastorno de ansiedad (un 38 % de las niñas y un 26 % de los niños)[1].
- Se estima que seis millones de adolescentes norteamericanos tienen algún tipo de desorden de ansiedad, aunque el número probablemente es más alto porque la mayoría no busca tratamiento[2].
- El 54 % de los estudiantes universitarios encuestados dijo que «han sentido ansiedad abrumadora» en los últimos doce meses[3].
- En 2011, el 11 % de las niñas adolescentes tuvo un episodio depresivo mayor en el año anterior. Para 2017, ese número había subido al 20 %[4].
- Mientras que la tasa de depresión entre los niños ha aumentado más lentamente, la tasa de suicidios se ha disparado a un máximo de treinta años[5].
La evidencia anecdótica respalda las estadísticas. Una consejera cristiana recientemente describió cómo, cuando comenzó a dar consejería hace 24 años, «probablemente uno entre veinte niños está lidiando con ansiedad. […] Ahora, de mis nuevas consultas, diría que por lo menos 16 de cada 20 familias llegan aquí por esa razón, si no más»[6].
No es solamente común en nuestra cultura, sino que también es común en la Biblia. Incluso personajes fuertes y maduros de la Biblia, como el rey David y el apóstol Pablo, lucharon contra la preocupación, la ansiedad y el miedo (Sal 56:3; 2Co 7:5; 1:8). El mandato más común en la Biblia es «¡no temas!», lo que significa que debe ser un problema muy común.
La ansiedad y la depresión en adolescentes a menudo van juntas
Puede que te estés preguntando por qué un libro intentaría lidiar tanto con la ansiedad como con la depresión. ¿No son problemas diferentes? Si bien existen diferencias, muchos expertos ahora las ven como las dos caras de una misma moneda o las dos caras de un problema común. Sí, alguien puede estar deprimido pero no ansioso, o ansioso sin estar deprimido, pero alrededor del 50 % de los adolescentes que tienen uno de estos trastornos también tiene el otro, hasta cierto punto.
Cuando se trata de depresión, el 13 % de los jóvenes entre 12 y 17 años experimenta depresión mayor en un año, y la depresión afecta alrededor del 20 % de los adolescentes cuando llega a la adultez. Eso es 1 de cada 5 adolescentes en la clase de tu hijo.
También encontramos personjes bíblicos que experimentaron depresión. Mira cuán deprimidos estaban los salmistas en el Salmo 32 o en el Salmo 88, cuán deprimidos estaba Elías en el punto más bajo de su ministerio (1R 19:1-8), y cómo Job cayó en depresión en varios momentos (Job 3:11-15; 30:16-26).
Como la ansiedad es más común que la depresión en los adolescentes y usualmente llega antes que la depresión, el enfoque principal de este libro será la ansiedad. No obstante, la mayoría de los tratamientos funcionan para ambos, ansiedad y depresión, como veremos.
La ansiedad y la depresión en adolescentes son normales
Además de usar las estadísticas y la Biblia para asegurar a los adolescentes que la ansiedad y la depresión son comunes, una de las mejores maneras en las que podemos «normalizar» estos problemas es hablar de enfermedades mentales y otros desórdenes emocionales como experiencias comunes en este mundo caído. Habla de esto en la mesa familiar o cuando estén en el auto. Si somos maestros o predicadores, podemos hablar de esto en el salón de clases, desde el púlpito o en grupos de jóvenes. Mantente atento a los cambios a largo plazo en el comportamiento y en el estado de ánimo de tu adolescente y toma oportunidades para preguntar qué está sucediendo en sus pensamientos y emociones. Puedes decir, por ejemplo: «Te ves un poco deprimido o preocupado. ¿Puedo ayudar de alguna manera?». Para maximizar las posibilidades de que tu adolescente se abra contigo, trata de no parecer prejuicioso, crítico o asustado.
Solo una cosa es peor que nunca hablar de dichos trastornos y eso es burlarse, avergonzar o estigmatizar a aquellos que los sufren. Una actitud así de cruel y arrogante asegurará que nuestros adolescentes nunca hablen de estos desafíos o busquen nuestra ayuda. Ellos lo reprimirán y sufrirán en silencio, o buscarán la ayuda de otros fuera de la comunidad cristiana que los pueden alejar. En el peor de los casos, podrían empezar a cortarse para encontrar alivio temporal o incluso intentar suicidarse como una solución permanente.
En lugar de eso, en nuestras casas, escuelas e iglesias, queremos hablar de estos temas como anormalidades normales en un mundo anormal. Queremos construir una cultura de transparencia y confianza para que nuestros adolescentes se sientan libres y seguros de hablar de sus miedos sin miedo. La ansiedad y la depresión son simplemente dos de las muchas consecuencias de la caída y los adolescentes deberían ser capaces de hablar de ellas, tal como hablamos del asma, de brazos rotos, de la falta de respeto, de la pureza, entre otras.
La ansiedad y la depresión en adolescentes son variadas
Debemos evitar los estereotipos de ansiedad y de depresión, porque realmente pueden manifestarse de múltiples maneras. Solo porque nosotros o alguien más que conocemos lo haya sufrido de una manera en particular no quiere decir que todos las experimentarán de esa manera.
Hay muchos tipos de ansiedad. Las más comunes son trastorno de pánico, fobias específicas, trastorno generalizado de ansiedad y trastorno de ansiedad social[7]. Parte de la ansiedad (y de la depresión) es genética, a veces es una respuesta a un trauma y a veces es causada por el agotamiento o el perfeccionismo. Algunos de estos trastornos son a largo plazo, pero de bajo grado. Otras veces son breves, pero agudos. Hace que algunos niños se retraigan y otros sean agresivos. A veces es el resultado de la culpa, tanto de la verdadera culpa como de la falsa. Los niños nerviosos la sufren, pero también los niños hiperseguros de sí mismos. Las chicas la sufren y también los chicos; aunque más chicas que chicos lo admiten. Ayuda a tu adolescente a identificar sus síntomas únicos de ansiedad (físicos, espirituales, emocionales, mentales) para que puedan reconocerlos en el futuro.
Es importante apreciar la variedad y la diversidad de la ansiedad y la depresión, porque si tenemos una caricatura fija pero limitada de una persona ansiosa, podemos pasarla por alto o responder de manera incorrecta. Por eso es importante contar con profesionales experimentados, como médicos y consejeros capacitados, que se involucren en el diagnóstico de estos trastornos.
La ansiedad y la depresión en adolescentes son terribles
Imagina que estás conduciendo un auto para llevar a tu familia a la iglesia y de pronto comienzas a patinar, giras fuera de control y empiezas a avanzar hacia un precipicio. Tu sistema de «pelear o huir» está funcionando a toda máquina. Estás sudando, tu corazón late con fuerza, tus músculos están tensos, tus entrañas están dando volteretas y sabes que estás a punto de morir.
Sin embargo, por la gracia de Dios, tu vehículo se detiene justo antes de caer por el precipicio. Estás a salvo, pero temblando descontroladamente; tus entrañas son un desastre, apenas puedes unir dos palabras, quieres llorar o incluso gritar.
Así es como se siente la ansiedad para muchos de nuestros adolescentes. Te calmarás una hora o dos después de tu roce con la muerte y, eventualmente, el recuerdo de haber patinado se disipará. No obstante, para los adolescentes ansiosos, es como si estuvieran avanzando hacia el precipicio las veinticuatro horas del día. Así es cuán terrible y aterrador puede ser para ellos. Es tan terriblemente real para ellos como lo es para ti acercarte a un acantilado. Intenta recordar eso cuando estés hablando con ellos. O busca el hashtag #thisiswhatanxietyfeelslike [#asíescomosesientelaansiedad] en Twitter para ver ejemplos de algunas de las crudas descripciones que las personas han enviado[8].
La depresión no es mejor y a menudo es peor. Imagina la tristeza que sentirías si alguien que amas muriera. Ese puede ser el nivel de dolor en la depresión, a menudo sin esperanza de alivio. En 2016, el grupo demográfico con el mayor aumento en la tasa de suicidios fueron las niñas de 10 a 14 años, para quienes la tasa se triplicó[9]. De nuevo, busca el hashtag #thisiswhatdepressionfeelslike [#asísescomosesienteladepresión] para obtener descripciones más gráficas.
La ansiedad y la depresión en adolescentes son tratables
Uno de los aspectos más alentadores de la ansiedad adolescente es que, aunque es tan común, variada y terrible, también es uno de los trastornos mentales o emocionales más tratables. Por eso es tan trágico que un informe de 2015 del Child Mind Institute [Instituto mente de niño] descubriera que solo alrededor del 20 % de los jóvenes con un trastorno de ansiedad diagnosticable recibe tratamiento[10].
La depresión es más difícil de eliminar, pero hay mucho que se puede hacer. Dios ha provisto muchas maneras de sanar estas agonías o de ayudar a su adolescente para controlarlas y manejarlas mejor. Como padres, pastores, maestros y consejeros, tenemos una gran oportunidad para acercarnos a nuestros adolescentes que están sufriendo, para ayudarlos a acceder a la ayuda, así como para brindar ayuda nosotros mismos. Uno de los primeros pasos para convertirse en un recurso para nuestros adolescentes que sufren es comprender lo que realmente sucede con estos trastornos.
Este artículo es adaptado de Why Is My Teenager Feeling Like This? A Guide for Helping Teens through Anxiety and Depression [¿Por qué se está sintiendo así mi adolescente?: una guía para el adolescente para ser libre de la ansiedad y la depresión] por David Murray.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
[1] «Anxiety Disorder Definitions» [Definiciones de desórdenes de ansiedad], National Institute of Mental Health, 2017, https://www.nimh.nih.gov/health/statistics/any-anxiety-disorder.shtml
[2] Corrie Cutrer, «Why Are Our Children So Anxious?» [¿Por qué están tan ansiosos nuestros niños?], Christianity Today, 6 de enero de 2017, https://www.christianitytoday.com/women/2017/january/parenting-in-age-of-anxiety-children-teens.html
[3]Greg Lukianoff and Jonathan Haidt, «The Coddling of the American Mind», [La mimada mente americana] The Atlantic, septiembre de 2015, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2015/09/the-coddling-of-the-american-mind/399356/
[4]«Major Depression» [Depresión mayor], National Institute of Mental Health, febrero de 2019, https://www.nimh.nih.gov/health/statistics/major-depression.shtml#part_155031.
[5]Markham Heid, «Depression and Suicide Rates Are Rising Sharply in Young Americans, New Report Says. This May Be One Reason Why» [Las tasas de depresión y suicidio están aumentando considerablemente entre los jóvenes estadounidenses, según un nuevo informe. Esta puede ser una de las razones], Time, 14 de marzo de 2019, https://time.com/5550803/depression-suicide-rates-youth/
[6]Corrie Cutrer, «Why Are Our Children So Anxious?» [¿Por qué están tan ansiosos nuestros niños?], Christianity Today, 6 de enero de 2017, https://www.christianitytoday.com/women/2017/january/parenting-in-age-of-anxiety-children -teens.html.
[7]«Anxiety Disorders» [Trastornos de ansiedad], National Alliance on Mental Illness, marzo de 2015, https://www.nami .org/NAMI/media/NAMI-Media/Images/FactSheets/Anxiety-Disorders-FS.pdf; «Anxiety Disorders» [Trastornos de ansiedad], National Institute of Mental Health, julio de 2018, https://www.nimh.nih.gov/health/topics /anxiety-disorders/index.shtml; «Facts and Statistics» [Datos y estadísticas], Anxiety and Depression Association of America, https://adaa.org/about-adaa/press-room/facts-statistics; «Symptom Checker» [Análisis de síntomas], Child Mind Institute, 2019, https://childmind.org/symptomchecker/; «Anxiety Basics» [Fundamentos de la ansiedad], Child Mind Institute, 2019, https://childmind.org/guide/anxiety-basics/.
[8]Revisar también Sharon Horesh Bergquist, «How Stress Affects Your Body» [Cómo el estrés afecta tu cuerpo], TED-Ed video, 22 de octubre de 2015, YouTube, https://www.youtube.com/watch?v»v-t1Z5-oPtU.
[9]«Suicide Rates Rising Across the U.S.» [Tasas de suicidio crecen en los Estados Unidos], CDC website, 7 de junio de 2018, https://www.cdc.gov/media/releases/2018/p0607-suicide-prevention.html.
[10]Susanna Schrobsdorff, «Teen Depression and Anxiety: Why the Kids Are Not Alright» [Depresión y ansiedad en adolescentes: por qué los niños no están bien] Time, 27 de octubre de 2016, http://time.com/4547322/american-teens-anxious-depressed-overwhelmed/.