Este artículo es parte de la serie ¡Ayuda! publicada originalmente en Crossway.
Un problema común
¿Tus niños tratan de evitar la adoración familiar? ¿Encuentran excusas para evitar estar ahí? ¿Ellos se muestran claramente amedrentados y se quejan cuando tomas la Biblia? ¿Te piden que lo hagas rápido porque tienen muchas otras cosas que hacer? ¿Están aburridos y distraídos mientras tratas de involucrarlos? Cuando les preguntas si tienen dudas sobre la lectura bíblica o alguna petición de oración, ¿escuchas solo silencio?
Bienvenido a muchas —¿la mayoría?— de las familias cristianas. Soñamos que la adoración familiar nos una y anime a nuestros seres queridos con el Evangelio, y partimos con grandes expectativas. No obstante, pronto la sombría realidad aparece y el sueño se convierte en una pesadilla. No es de extrañar que pocos lo intenten y, aún menos, que lo mantengan en el tiempo.
Tratemos de entender algunas de las razones de esto y luego veamos algunas maneras de transformar este panorama desalentador en uno mucho más animante y mejor.
Los niños tienen buenas razones para estar desinteresados
Debemos comenzar reconociendo que hay buenas razones por las cuales nuestros niños pueden estar distraídos durante el tiempo de adoración familiar.
Primero, son pequeños, algunos de ellos muy pequeños. Entonces, el solo hecho de tener que sentarse quietos y estar concentrados en algo es un desafío. Nuestros niños no se vuelven estudiantes enfocados solo porque es la Biblia lo que estamos leyendo. Para algunos de ellos sería incluso difícil con la Guerra de las Galaxias, así que olvídate de un mini sermón. Se requiere sabiduría.
Segundo, no están acostumbrados. Si recién estamos comenzando con nuestra adoración familiar y nuestros hijos nunca han hecho esto antes, va a tomarles tiempo adaptarse. Ya es suficientemente difícil para ellos quedarse quietos en la escuela y prestar atención. La casa es un lugar para relajarse y descansar, por lo que pedirles que entren en «modo escuela» estando en casa puede ser muy desafiante. Se requiere paciencia.
Tercero, no están convertidos. Obviamente, si nuestros hijos han nacido de nuevo y Dios les ha dado nuevos apetitos y deseos por Él y su Palabra, podríamos esperar que esa hambre se refleje en la forma en que participan durante el tiempo de adoración familiar. Sin embargo, si aún no son creyentes, si sus corazones todavía están en enemistad con Dios, no podemos esperar que ellos amen escuchar de Dios y orar juntos. Además, el diablo estará también bloqueando sus oídos y sus corazones. Se requiere orar por el Espíritu Santo.
Por lo tanto, hay buenas, es decir, «entendibles» razones para su desinterés. Sin embargo, estos no son los únicos obstáculos. Pregúntate a ti mismo: «¿soy yo la causa de su desinterés?».
Podemos darles buenas razones para estar desinteresados
Si bien podemos encontrar razones para el desinterés de nuestros hijos, también debemos mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos si parte de la razón de su desinterés son los errores que estamos nosotros mismos cometiendo. Estas son las maneras más comunes en las que los ayudamos a estar desconectados:
- Demasiado largo: podemos alargarlo tanto que incluso los niños cristianos más grandes se frustran, ni hablar de los más pequeños y los no convertidos.
- Demasiado monólogo: no hay un intento de involucrar a los niños en la lectura de la Escritura comentándolas u orando. Es solo una voz en todo momento.
- Demasiado complejo: las lecturas son de pasajes difíciles y complicados de la Biblia.
- Demasiado aburrido: nosotros no estamos animados con lo que estamos haciendo; entonces, ¿por qué estarían animados los niños? Es solo otro hábito o rutina como lavar los platos.
- Demasiado predecible: siempre hacemos lo mismo una y otra vez, día tras día. No hay sorpresas. No hay espontaneidad. La oración de ayer podría ser la oración de hoy y probablemente será la oración de mañana.
- Demasiado hipócrita: si estamos viviendo vidas pecaminosas o estamos en conflicto con nuestro cónyuge o nuestros hijos, nuestros hijos serán cínicos y escépticos cuando tratemos de ser un líder de adoración.
Revisa esta lista y piensa de qué manera puedes eliminar las razones que tú estás contribuyendo para su desinterés. No obstante, tal vez ahora estamos viendo todas las razones por las cuales tus hijos pueden estar desinteresados y te estás preguntando: «¿tiene algún sentido siquiera intentarlo? ¿Hay algo que yo pueda hacer para que esto funcione?». Así que demos un giro positivo y veamos cómo transformar el desinterés en interés.
Podemos darles buenas razones para estar interesados
Comencemos la lucha entonces. ¿Qué pasos podemos tomar para volver a involucrar a nuestros hijos en la adoración familiar? Quiero darte un gran paso espiritual y luego varios pasos prácticos más pequeños.
El paso más importante es la oración, la oración personal y privada. Así como oraríamos por la ayuda y la bendición de Dios si fuéramos a guiar un estudio bíblico, enseñar o predicar en la iglesia, deberíamos hacer lo mismo para la adoración familiar. Haz parte de tu oración diaria orar que Dios bendiga tu adoración familiar, que Él trabaje tanto en tu corazón como en el de tus niños para que sea un tiempo provechoso y mutuamente beneficioso. Ora especialmente para que Dios les dé a tus hijos interés espiritual y vida espiritual.
En cuanto a los pasos prácticos, aquí hay acciones que marcaron una gran diferencia en mi propia familia:
- Hazlo breve: quizás el mayor error que he cometido es tener una expectativa excesiva que es insostenible. Es mejor hacerlo todos los días durante cinco minutos y mantenerlo así, que aspirar a veinte minutos y hacerlo imposible para tus hijos y para ti.
- Hazlo simple: comienza con narraciones fáciles del Antiguo y Nuevo Testamento. Eventualmente, puedes llegar a las epístolas doctrinales y a los profetas, pero comienza con los evangelios y otras historias bíblicas conocidas.
- Hazlo interactivo: convierte el monólogo en diálogo. Que uno de tus niños ore para que Dios bendiga el tiempo de adoración o que ore al final. Haz que cada uno lea un versículo o dos. Hazles preguntas y que ellos hagan preguntas. Pregúntales si tienen peticiones de oración. Mientras más interacción haya, más interés generarás.
- Hazlo regularmente: intenta encontrar un momento en el día que le sirva a la familia y mantenlo. Esto será diferente para cada familia, pero en general hemos encontrado que es mejor después del desayuno o después de la cena. También lo hacemos en el mismo lugar para que tengamos nuestras Biblias a mano.
- Hazlo variado: ser regular con el lugar y el momento del día es importante, como lo es leer sistemáticamente los libros de la Biblia. Sin embargo, dentro de eso hay espacio para variar. Los domingos, a menudo, leemos el pasaje que escuchamos en el sermón de la iglesia. O si hay alguna situación familiar que es abordada por un pasaje particular de la Biblia, leeremos eso. Usualmente, cantaremos versos de un himno o de un salmo (algunas veces con la ayuda de un video de YouTube).
- Hazlo alegre: si te acercas a este tiempo con pavor, tus hijos también lo harán. Si lo haces de manera legalista, así también lo harán tus hijos. Si tú estás aburrido, tus hijos también lo estarán. Trata de levantarles el ánimo con tu propio entusiasmo para adorar a Dios, para tener comunión con Él, para escucharlo y hablar con Él. Muestra tu amor por la gracia de Dios en el Evangelio. Recuérdales a tus hijos las oraciones respondidas previamente.
- Hazlo útil: siempre intenta tener una aplicación práctica del Evangelio desde el pasaje. Muéstrales cómo la Palabra de Dios se conecta con la vida diaria. A veces, una breve mirada a un comentario sencillo o a una Biblia de estudio puede ayudar. Recuérdales continuamente la oferta de salvación de Cristo para ellos.
Démosles a nuestros hijos buenas razones para estar interesados. No obstante, en última instancia, la mayor ayuda es que tengas buenas razones para tener un tiempo de adoración familiar.
Debemos tener buenas razones para mantenerlos interesados
¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué queremos establecer la adoración familiar como un hábito piadoso? Si es una obra para agradar a Dios o para salvar nuestra conciencia, o si es porque todos los demás lo están haciendo, entonces no se mantendrá en el tiempo y no será provechoso.
Sin embargo, si está hecho desde la gratitud por la gracia de Dios y por el deseo de que nuestros hijos prueben y vean que Dios es bueno; si lo hacemos desde nuestra fe en la Palabra de Dios para salvar a nuestros hijos; si lo hacemos desde nuestro anhelo de que nuestra familia disfrute a Dios en alabanza; si lo hacemos para su bien, más que para el nuestro; si lo hacemos no por los resultados inmediatos, sino con la esperanza de que Dios riegue lo que sembramos a lo largo de muchos años; si lo hacemos no solo por esta generación, sino con la esperanza de que estos hábitos piadosos sean pasados de generación en generación; si estas son nuestras razones para nuestra adoración familiar, nuestra adoración familiar cambiará para nosotros y para nuestros niños. De hecho, cambiará sus vidas y sus eternidades.
David Murray es el autor de Exploring the Bible Together: A 52-Week Family Worship Plan [Explorando la Biblia juntos: un plan de adoración familiar de 52 semanas].