Título original en inglés: “An Open Letter to a Sinner”
Mi querido amigo:
Agradezco la oportunidad que tuvimos de hablar hace un par de días. Mientras, en oración, he reflexionado en nuestro tiempo juntos, me di cuenta de que hay cosas que hubiera sido útil que yo dijera. Tiendo a evadir los conflictos, así que, por favor, debes saber que escribirte ahora es un reflejo de mi profunda preocupación por ti. No estoy tratando de pelear o sugerir que de alguna manera yo tengo todo resuelto y tú no. Vengo como una persona que sin duda también está en proceso, «tentado, probado y a veces fallando» como nos recuerda el conocido himno.
Veo que estás en una verdadera encrucijada. Te estas cansando y desanimando, peleando contra los deseos que amenazan con llevarte lejos del diseño de Dios para tu vida, pero es más que eso. Escuché notas de cinismo cuando hablaste. Estás entreteniendo voces que dicen: «Dios quiere que yo sea feliz, no miserable»; «no debería ser así de difícil»; o «¿cuál es el punto de estas reglas opresoras?». Cada vez más, la obediencia te parece inútil. Piensas: «¿por qué no ceder y rendirme de una vez por todas?».
Esta es la razón. En realidad, el apóstol Pablo lo dice mejor de lo que yo jamás podría decirlo: «Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud» (Gá 5:1). ¿Quieres libertad? La verdadera libertad (vivir y florecer como Dios diseñó que vivieras) significa mantenerte en sintonía con el Espíritu. Paradójicamente, tu búsqueda de «libertad» te enviará de cabeza hacia la quijada de la esclavitud. No vivir manteniendo tu identidad en Cristo es la opresión real.
Sé que no se ve así ahora. Pero ¿puedo sugerir humildemente que tu imaginación necesita ampliarse? Fantaseas con vivir sin las restricciones de una obediencia obtenida con gran esfuerzo, visualizando un oasis de comodidad y deseos cumplidos. Mi mente a veces vaga ahí también, como los israelitas en el desierto. Ellos anhelaban los puerros y la carne de Egipto en lugar de la provisión diaria de Dios del maná (¡aburrido!) y del difícil viaje por etapas de fe como redimidos de la esclavitud (¡monotonía extenuante!). Pero qué pasa con «“cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”. Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu […]» (1Co 2:9-10).
Permite que estas realidades eternas formen tus deseos hoy. Permite que aumenten tu temor al Señor. Deja que motiven tu obediencia. Si tu destino es la gloria, tiene sentido mortificar cualquier cosa en ti que sea antigloria (Col 3:4-5). Si un día vas a ser completamente transformado a la imagen de Cristo, permite que esa esperanza promueva tu pureza ahora (1Jn 3:2-3). Si ahora eres parte de la familia de Dios —«rescatado, sanado, restaurado, perdonado» (otra frase de un himno)— ¡vive fiel a tu identidad! Quien eres en Cristo es la Estrella Polar para navegar esta vida. Perder de vista esto significa que finalmente terminarás en un callejón sin salida rodeado por una pandilla de matones (amantes falsos que al final te atacarán).
Cerraré con parte de una oración que a veces oro por mí en medio de la tentación[1]:
Dada la opción de la vergüenza o la gloria,
Déjame escoger la gloria
Dada la opción de este momento o la eternidad,
Déjame escoger en este momento lo que es eterno.
Dada la opción de este fácil placer
O el camino más difícil de la cruz,
Dame la gracia de escoger seguirte,
Sabiendo que no hay otro lugar aparte de tu
Presencia donde podría encontrar la paz que anhelo,
No hay satisfacción perdurable lejos de la
Reclamación que haces para recuperar mi corazón.
Permíteme construir, entonces, mi Rey,
Algo hermoso por medio de una larga obediencia,
Por medio de la progresión firme de pequeñas decisiones
De principio a fin que llegarán a ser como piedras
De un camino agradable extendiéndose hacia la eternidad,
A tus brazos acogedores y
Al sonido de tu voz pronunciando el juicio:
Bien hecho.
Por favor, no pierdas de vista la línea de meta. No tires por la borda la recompensa de tu primera confianza (Heb 10:35). No desperdicies tu amor en la cama de una amante falsa e inconstante. Tienes un Amante apasionado y celoso que no se detendrá hasta que atraiga tu corazón de vuelta a Él, para tu bien y para su gloria.
Espero con ansias conversar la próxima semana como lo planificamos, con la esperanza de que lo que te he dicho aquí provoque una conversación honesta y fructífera.
Tu hermano y compañero pecador, salvado y sustentado por la gracia de Jesús,
Mike
Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (25 de enero, 2022) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “An Open Letter to a Sinner” Copyright © 2021 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.
[1] Douglas Kaine McKelvey, Every Moment Holy, Vol. 1 “A Liturgy for One Battling a Destructive Desire” [Cada momento santo, Vol. 1: una liturgia para batallar contra un deseo destructivo] (Nashville, TN: Rabbit Room Press 2019), 166.