Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del podcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
La escuela terminará pronto y la temporada de vacaciones familiares está a punto de comenzar. Un oyente llamado Ryan escribió para preguntarnos: «Pastor John, me pregunto si podrías hablarnos sobre una teología de las vacaciones. A menudo hablas sobre no desperdiciar tu vida o cualquier momento o temporada en ella. Intelectualmente, estoy de acuerdo, pero a veces simplemente pareciera que necesito descansar. ¿Dónde encajan las vacaciones?».
Cuatro fundamentos para el descanso
Bien, tú sí necesitas un descanso. Y la Biblia provee algunos fundamentos bastante significativos para el descanso y, creo, indirectamente, para las vacaciones. Permíteme mencionar sólo algunos de esos fundamentos que creo que nos dan cierta orientación.
1. Fuimos hechos para descansar en Dios
En primer lugar, Dios nos creó con la necesidad diaria de dormir. Siempre he encontrado eso un poco frustrante. Detesto dormir. Encuentro que dormir es aburrido. Entonces, ¿por qué Él me hizo como un bebé indefenso y debo estar inconsciente un tercio de mi vida? Es decir, tan sólo piénsalo. ¿Cuál es el mensaje en eso? Tiene que haber un mensaje en ello. Y el Salmo 127:2 dice: «Es en vano que se levanten de madrugada, que se acuesten tarde, que coman el pan de afanosa labor, pues Él da a su amado [algunas traducciones dicen aún mientras duerme y otras, el sueño]». Creo que lo esencial en el contexto es más o menos lo mismo. Según este texto, dormir es un regalo de Dios y el regalo a menudo es desdeñado por la afanosa labor. El dormir en paz es lo opuesto a la ansiedad. Dios no quiere que sus hijos estén ansiosos, sino que confíen en Él. Por lo tanto, concluyo que Dios hizo el dormir como un recordatorio continuo de que no debemos estar ansiosos, sino que debemos descansar en Él como un pequeño bebé.
A menos que cambien y sean como niños, no podrán entrar siquiera en el Reino. Él creó el dormir para asegurarse de que tuviéramos un recordatorio diario de que no somos Dios. Nuestro trabajo no es decisivo para hacer funcionar al mundo; la obra de Dios lo es. «Jamás se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel» (Sal 121:4). Entonces, nosotros dormimos; Dios nunca duerme. Por lo tanto, dormir es fundamental. Es un indicador. Y creo que la idea principal que obtenemos es que no te vuelvas un engreído por tu trabajo y llegues a pensar que puedes hacer funcionar al mundo y hacer que todo ocurra. Eres como un pequeño bebé durante el tercio de tu vida y Dios quiso decirte algo al crearte de esa manera.
2. Dios nos dio el sabbat
En segundo lugar, Dios estableció el principio del sabbat. Independientemente de la manera en que relaciones la ley del Antiguo Testamento con el presente, el sabbat sigue siendo un regalo con sabiduría en él. Recuerdo haber leído el libro de la esposa de C. S. Lewis sobre los diez mandamientos y ver cómo ella señalaba la maravilla, la gloria y el increíble regalo de contarles a un pueblo antiguo y agrícola, cuyas vidas dependían de labrar la tierra: «no sólo no tienes que ir a trabajar hoy, sino que pueden no ir a trabajar hoy» (una vacación semanal obligatoria). Y fue impresionante. Es decir, nunca lo había visto en esa luz. Y esa es exactamente la manera en que habría afectado al pueblo al menos al principio. «Es posible que no trabajen siete días a la semana. No se los permitiré. Deben descansar». Y luego Él consagró el sabbat para sí mismo como una señal de su propio poder creativo y santidad. Sin embargo, persiste el asunto subyacente de su naturaleza como regalo para nosotros: un pueblo agrícola desgastado, finito y cansado.
Y por eso digo, el ritmo de trabajar seis días y descansar uno; trabajar seis y descansar uno; trabajar seis y descansar uno, probablemente evitaría muchos infartos y daría longevidad a muchas vidas que son llevadas prematuramente porque nunca se relajan. Están siempre trabajando. Trabajan en la casa, trabajan en el trabajo, trabajan en su juego y no pueden dejar de trabajar. No creo que eso signifique uno en siete. Este manantial por el cual vivimos, especialmente para algunos de nosotros, necesita relajarse no sólo dos semanas al año, sino que un día a la semana.
3. El descanso nos fortalece para las buenas obras
Esta es la tercera idea fundamental que nos apunta hacia el descanso y las vacaciones. El trabajo es bueno y no es una maldición, sino que está redimido. Por lo tanto, debemos hacer su trabajo mientras aún es de día (ver Jn 9:4). Jesús llamó a trabajar y debemos trabajar. Y Pablo dijo: «[…] Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma» (2Ts 3:10). Y me encanta 1 Corintios 15:58: «[…] estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano». Eso significa, trabajen mucho, abundando en la obra del Señor.
Y Pablo dijo: «[…] no se cansen de hacer el bien» (2Ts 3:13). Entonces, aquí está el problema: ¿cómo no nos cansamos? Él dice: «no se cansen de hacer el bien». Pero nos agotamos físicamente; nos agotamos mentalmente, lo que levanta la pregunta de las vacaciones. Esto es lo último que diré.
4. Jesús descansó
Este es el cuarto punto fundamental. Dios el Hijo tomó tiempos especiales para descansar del trabajo: «Y Él les dijo: “Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco”» (Mr 6:31). Es interesante que Él haya dicho eso justo después de que esos hermanos enterraron la cabeza degollada de Juan el Bautista. Arriesgaron sus vidas para obtener esa cabeza o el cuerpo al menos. Y Jesús dijo: «ustedes arriesgaron sus vidas. Esto ha sido un tiempo de gran estrés para ustedes. Así que vengan y descansen un rato».
El descanso refresca para el Reino de Dios
Mi resumen sería que parece que el asunto de las vacaciones se transforma en un asunto de sabiduría. Debemos intentar conocernos a nosotros mismos y a nuestras familias. Me parece que en esta era caída, dónde el foco está en la redención, el descanso final que se nos promete sólo se degusta incrementalmente y como medio de un trabajo más productivo en esta era redentora.
Los juegos y la recreación en esta era no son la manera principal de glorificar a Dios. Creo que es algo secundario y es un medio de refrescarnos e inspirarnos para el trabajo productivo. Trabajamos para avanzar el Reino salvífico de Dios en un mundo caído, y eso es verdad ya sea que estemos en un trabajo secular o en el así llamado trabajo cristiano.
Las vacaciones, los sabbats, los días libres y las noches de dormir son re-creaciones de trabajo creativo, feliz y fructífero para el avance del Reino de Cristo en el mundo, ya sea que estés en un trabajo secular o no. Y, por supuesto, no hay una línea clara (siento esto especialmente) para muchos de nosotros entre la vocación y la recreación. Muchos de nosotros amamos lo que hacemos, encontramos demasiado placer en ello y somos demasiado energizados por ello que el concepto de tomar un tiempo para la recreación por el bien de la creación no es tan claro.
Para esas personas (nosotros), necesitamos asegurarnos de que nos conocemos no sólo a nosotros mismos, sino que tenemos que conocer a aquellos que nos rodean. Nuestras esposas podrían no sentirse de la misma forma y nuestros hijos podrían necesitarnos justo cuando estamos llenos de energía gracias a nuestra lectura o estudio. Y eso no es lo que ellos necesitan en ese momento. Las vacaciones pueden contar tanto para eso así como también para nosotros.