Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del podcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
Comenzamos una nueva semana analizando el corazón distraído. ¿Qué hacemos cuando nuestros corazones están demasiado distraídos para enfocarse en Cristo? Dos oyentes lo preguntaron, pastor John. La primera fue Tess. Ella escribe: «¡hola, pastor John! Muchísimas gracias por esta plataforma maravillosa y única que ministra los corazones de las personas a través de este pódcast. Cuando se trata de poner mi mente en las cosas de Cristo, como dice en Colosenses 3:2, sé cómo predicarme la verdad a mí misma y recordarme las promesas de Dios en la Escritura. Sin embargo, cuando pienso en mi exnovio que está saliendo con una de mis queridas amigas y que ambos se han alejado del Señor hace poco, mi mente está demasiado enfocada en esa sola cosa, no puedo enfocarme en la Palabra. ¿Cómo puedo entrenar a mi mente distraída para que se aleje del mundo, sus preocupaciones y tensiones y así, en lugar de ello, pueda fijar mi mirada en Cristo mismo? Me encantaría tener una perspectiva sobre esto».
Y luego Michelle de Canadá escribe: «pastor John, no tienes idea de cuán útil ha sido este pódcast para mí. Gracias por responder cada pregunta con consideración y amor. A veces tengo problemas con quedarme dormida y lo que más me ha ayudado es soñar despierta sobre cosas que probablemente nunca me van a pasar. Imagino la casa de mis sueños con muebles lujosos, viajar a lugares remotos, ser la CEO de una empresa y así sucesivamente. Aun cuando me ayuda a quedarme dormida, me siento culpable de que pensar en el Señor y en lo que Él está haciendo en mi vida real no me traiga la misma paz. Ahora encuentro que estos escenarios ficticios me consumen durante mi rutina diaria fuera del tiempo de dormir: durante mi traslado al trabajo, mientras me alisto en la mañana, cuando cocino y otras cosas. Dado que la Biblia nos dice: «pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» en Colosenses 3:2, ¿es pecado soñar despierta de estas maneras?».
Estas dos preguntas levantan una pregunta sobre Colosenses 3:2: específicamente, «pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra», pero apuntan a maneras casi opuestas de luchar con este versículo.
Pérdidas y sueños
Tess está luchando con el pensamiento controlador de algo que ha perdido (un novio y más) y Michelle no está luchando con algo que perdió, sino que con algo que ella sueña tener (una casa soñada, viajar, ser CEO). El mismo hecho de que poner nuestras mentes en las cosas que están arriba pueda ser entorpecido tanto por arrepentimientos como por sueños es muy instructivo para nosotros. Lo es porque nos recuerda que el corazón de nuestro problema no es lo que teníamos y perdimos ni lo que nunca tendremos y deseamos tener; el problema es más profundo.
Es similar a la instrucción que obtenemos cuando nos damos cuenta de que ser rico o ser pobre podría ser caracterizada tanto por ser avaro como por ser codicioso. La persona que tiene mucho podría confiar y amar sus posesiones, y la persona que tiene poco podría anhelar cosas terrenales con tanta pasión como un rico las ama. Por lo tanto, la esencia del problema no está en la riqueza o en la pobreza. La esencia del problema se encuentra en el corazón, en lo que desea y dónde descansa. Eso es lo que diría que aprendemos de Tess y Michelle. La esencia del problema no es que algo se haya perdido o aún no se haya ganado algo. La esencia del problema es más profunda.
Nuestra impresionante identidad
En ambos casos, la acción de poner la mente en las cosas que están arriba es entorpecida por un patrón de pensamiento recurrente —en un caso, un patrón de pensamiento sobre lo que se ha perdido y, en el otro caso, un patrón de pensamiento sobre lo que ella no tiene y sueña tener—. Creo que si leemos Colosenses 3:1-4, el Señor nos mostrará cuál debe ser la raíz común y más profunda del problema aquí. Así que leámoslo:
Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con Él en gloria.
Ahora, estas palabras son simplemente impresionantes. Lo son por la manera en que nos muestran la realidad de quién es Tessa, quién es Michelle y quién es Jesús.
Quiénes somos
Entonces, consideremos cinco cosas que Tess y Michelle necesitan saber sobre sí mismas:
- Han muerto (v. 3). Debido a su unión con Cristo por la fe, su viejo, incrédulo, rebelde y condenado yo murió cuando Cristo murió.
- Han resucitado con Cristo de los muertos (v. 1). Son una nueva creación en Cristo. Esto no es algo que se deba lograr, sino algo que les ha ocurrido a ellas. Dios lo ha hecho.
- La esencia de su nueva vida en Cristo está escondida con Cristo en Dios (v. 3). Son tan reales y están tan seguras como Cristo está en el cielo.
- Su vida no sólo está escondida con Cristo en Dios, sino que Cristo mismo es su vida (v. 4). Su vida es tan indestructible como Cristo porque Él es su vida.
- Con la venida de Cristo en gloria, Tess y Michelle aparecerán con Él como los seres eternos y gloriosos que realmente son, aun cuando muy pocas personas puedan ver eso en ellas ahora.
Estas son realidades impactantes que Tess y Michelle necesitan saber sobre sí mismas.
Quién es Cristo
Y estas son cuatro realidades sobre Cristo en esos versículos:
- Cristo está vivo para siempre jamás (v. 1).
- Cristo ahora mismo está sentado a la diestra de Dios (v. 1). Él es un cosoberano de todas las cosas en el universo.
- Cristo es la vida de su pueblo (v. 3). Toda nuestra existencia nueva y eterna fluye de Él y consiste en nuestra unión con Él.
- Cristo aparecerá en las nubes con gran gloria para establecer su Reino (v. 4), y con Él, todo su pueblo brillará como el sol en su gloria digna de un rey.
Pongan la mira
Ahora, incrustado en esas nueve verdades está esto: «Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (v. 2). Eso está incrustado en esas glorias. Lo que estoy sugiriendo es que el asunto más profundo con el que Tess y Michelle están lidiando, y con el que todos nosotros lidiamos, es que podrían estar intentando obedecer esta exhortación —poner su mente en las cosas de arriba— sin tener una comprensión clara, profunda y satisfactoria de esas nuevas gloriosas realidades sobre ellas mismas y sobre Cristo.
En otras palabras, es difícil poner tu mente en algo en contraposición a tus pérdidas y sueños si ese algo en lo que estás intentando poner tu mente no es claro, grande, hermoso y deseable en tu mente y corazón.
Reservorio de gloria
Ahora, me doy cuenta de que alguien me va a decir: «pero ¿cómo eso las ayuda, puesto que estás diciendo que los pensamientos sobre la pérdida y los pensamientos sobre los sueños son precisamente lo que está evitando que ellas pongan su mirada en la grandeza, en la belleza y en la deseabilidad de esas realidades? Entonces, no has dicho nada útil, Piper».
Ahora, mi respuesta es que no es precisamente así. Permíteme explicar. Cuando me quedo despierto en la noche, sabiendo que necesito dormir y no ocurre, y estoy tentado a poner mi vista en algo terrenal que quiero o de lo que me arrepiento, lo que me ayuda a volver mi mente a las cosas que están arriba es que paso un tiempo y energía significativos y devotos en un par de pasajes de la Escritura para adentrarme en la claridad de la grandeza, de la belleza y de la deseabilidad de la realidad que está presente.
En otras palabras, no espero que todo ese trabajo ocurra en mi almohada. Los momentos en los que necesito alejar mis pensamientos de las ansiedades y de los deseos terrenales no son el momento para llevar a cabo el serio asunto de comprender textos y adentrarme en ellos hacia una realidad grande y hermosa que pueda conquistar mis pensamientos errantes.
Por tanto, mi sugerencia para Tess, Michelle y para todos nosotros es que dediquemos ciertos tiempos a crear un reservorio de belleza, gloria, grandeza y deseabilidad con un par de pasajes de la Escritura, para que cuando, en el curso del día o de la noche, intentemos poner la mirada en las cosas de arriba, no tengamos que llenar ese reservorio en el momento. Ya está ahí. Podemos pedirle a Dios: «Padre, a medida que recito este versículo, o a medida que recito este pasaje ahora, provoca que vea (que realmente vea), saboree y quede asombrado de la grandeza, la belleza y la deseabilidad de las cosas que están arriba».
John Piper © 2022 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso.