Este año, Luella y yo celebraremos 50 años de matrimonio. Cuando miramos hacia atrás, nos asombramos de todo lo que ha pasado y de todo lo que Dios ha hecho. Nos amamos profundamente y estamos muy agradecidos por los años que hemos pasado juntos.
Sin embargo, sabemos que nuestra historia no es una de éxito matrimonial. Si pudieras ver un video de nuestra vida juntos, pronto te darías cuenta de que no hemos descubierto cómo «ganar» en esto llamado matrimonio.
No, nuestras cinco décadas son la narración de dos personas que han sido rescatadas por gracia y sabiduría una y otra vez.
En las siguientes semanas, escribiré sobre matrimonio. No porque Paul Tripp tenga algo de brillantez personal que ofrecer, sino porque Dios nos ha dado generosamente dos cosas: su poderosa y transformadora gracia y su sabiduría que reordena la vida.
Estas son tres perspectivas de esa sabiduría que nos da la Escritura, que reordena la vida y que nos capacita para estar mejor preparados en nuestro matrimonio:
1. Vivimos nuestro matrimonio en un mundo caído
Todos enfrentamos lo mismo. Nuestros matrimonios existen en medio de un mundo que no funciona como Dios lo quiso. De alguna manera, de algún modo, el quebranto de este mundo toca cada día tu matrimonio.
Estoy convencido de que es fundamental comprender tu mundo caído y el propósito de Dios de mantenerte en él para construir un matrimonio de unidad, comprensión y amor. Esto no significa que ya no tendrás dolor; Jesús lloró cuando anduvo en las calles de nuestro mundo.
Sin embargo, este dolor no es el túnel oscuro que el destino te envió. Es una herramienta sabia en las manos de un Dios amoroso que sabe cuán profunda es tu necesidad y quiere darte regalos de gracia que durarán para siempre.
2. Somos pecadores casados con pecadores
Tú y yo simplemente no nos casamos con alguien perfecto. Parece obvio cuando lo lees, pero ¿cuán a menudo lo olvidamos en los momentos comunes y corrientes de nuestra relación?
Tu cónyuge y tú contribuyen con algo destructivo a lo que un matrimonio necesita y debe hacer. La Biblia lo nombra: pecado.
Aquí es donde la narrativa de la Escritura es tan útil. El mundo de la Biblia es como tu mundo: complicado y quebrantado. Las personas de la Biblia son como tu cónyuge y tú: débiles y defectuosos. Las situaciones de la Biblia son como las tuyas: complicadas e inesperadas.
La honestidad de Dios sobre la dirección en la que vivimos es en sí mismo un acto de amor y gracia. Él hace esto para que seamos realistas sobre nuestras expectativas y, entonces, busquemos humildemente la ayuda que solo Él puede darnos.
3. Dios es fiel, poderoso y dispuesto
Sí, vives en un mal barrio y tanto tu cónyuge como tú son menos que perfectos, pero nunca debes olvidar que no estás solo en tu lucha. Hechos 17:27 dice que Dios está cerca, tan cerca que, en tu momento de necesidad, puedes buscarlo y tocarlo porque Él no está lejos de ninguno de nosotros.
Por lo tanto, cuando pequen contra ti o cuando el mundo caído derribe tu puerta, no arremetas con golpes ni huyas. Permanece en tu debilidad y confusión, y di: «no estoy solo. Dios está conmigo y Él es fiel, poderoso y dispuesto».
Dios los bendiga.
Preguntas para reflexionar
- ¿Por cuánto tiempo has estado casado? ¿Das por sentado tu aniversario? Para tu próximo aniversario, ¿cómo puedes enfatizar y celebrar más la gracia de Dios?
- ¿Cómo has experimentado el quebranto de este mundo caído? ¿De qué manera tu cónyuge y tú han sufrido como resultado de su ambiente?
- ¿El sufrimiento los ha acercado como pareja o ha creado conflicto? ¿Hay áreas que puedes abordar hoy que podrían crear una unidad más profunda en el sufrimiento?
- ¿Dónde el pecado de tu cónyuge ha salpicado en tu vida recientemente? ¡No pases mucho tiempo pensando en esta respuesta! Al contrario, piensa cómo tu pecado complica la vida de tu cónyuge. ¿De qué necesitas arrepentirte hoy?
- ¿Cómo Dios ha demostrado ser fiel, poderoso y dispuesto en otras áreas de tu vida aparte del matrimonio? ¿Cómo celebran su gracia transformadora y se aferran a ella junto a tu cónyuge?