Grupos en casa, grupos de crecimiento, grupos pequeños, células, comunidades misionales. Como sea que quieras llamar a estos grupos, básicamente, se llevan a cabo en cualquier parte del mundo donde exista una iglesia y, en su mayoría, hacen las mismas cosas y de la misma manera.
He hablado con muchos líderes de diferentes países quienes ven a los grupos pequeños de estudio bíblico (normalmente en casas) como una parte esencial de la vida cristiana y como una lucha constante para involucrar a más personas. Y esto no es algo que solo creen los pastores, los miembros de la iglesia también saben que estos grupos son importantes y consideran que deberían involucrarse en uno de ellos incluso si no quieren hacerlo.
¿Por qué son tan importantes? ¿Para qué existen exactamente?
Creo que más o menos sabemos la respuesta y probablemente todos podríamos dar una respuesta lo suficientemente buena a estas preguntas. No obstante, con tantas cosas en la vida, si no sabemos hacia dónde estamos apuntando, si no tenemos una meta, rara vez daremos en el blanco. Y es más, podríamos hacerlo mucho mejor si solo supiéramos exactamente qué es lo que estamos tratando de hacer.
En las siguientes semanas, todo lo que intentaré hacer es que pensemos juntos en estas preguntas: ¿por qué son importantes? y ¿para qué sirven?, todo esto con el propósito de que sepamos hacia dónde debemos apuntar. Si estás de acuerdo con la meta que voy a proponer, considero que hay algo que falta en la mayoría de las iglesias, algo que puede retardar y detener el crecimiento de las personas en nuestras iglesias, ¡incluso en aquellos que participan en grupos en casa cada semana! También quiero proponer un método de estudio. Un método que asumo que la mayoría de nosotros usa. Sin embargo, quiero que pensemos por qué usamos ese método y qué podemos conseguir. Y finalmente, quiero terminar con una simple pregunta para usar en nuestros estudios que puede transformar un «estudio bíblico normal» en una herramienta para crear líderes en nuestras iglesias.
¿Qué estamos intentando hacer?
Las típicas respuestas que se me ocurren que cada iglesia da son:
- Un lugar donde los creyentes puedan crecer en su fe.
- Un lugar para crear y disfrutar de la comunidad cristiana.
- Un lugar para invitar a no creyentes.
- Un lugar donde sentirse apoyado.
Todas estas son cosas buenas, pero a menudo y debido a que los objetivos nunca o rara vez se mencionan o se enseñan, uno de ellos se vuelve el objetivo predominante según las tendencias de cada grupo. De ahí que es posible ir a diferentes grupos en una misma iglesia. Todos dicen que están haciendo las mismas cosas anteriormente descritas, pero sucede que uno de ellos tomará más de cuarenta minutos en una reunión de una hora y media para dar una charla sobre la Biblia. Una charla excelente, profunda y bien preparada, pero con muy poca interacción, casi nada de oración y poca conexión con la vida diaria. Otro grupo pasará casi todo su tiempo hablando de la vida y de lo que ha estado sucediendo en la semana, y casi como una idea de último momento alguien dirá algo como: «oh, deberíamos mirar al pasaje bíblico para el día de hoy», y harán un estudio muy corto y superficial. Otro grupo recibirá constantemente personas nuevas que han sido invitadas, porque el grupo realmente quiere ver a personas poner su fe en Cristo, no importa el estudio ni donde sea que estén en la Biblia, el punto es que somos pecadores que necesitan ser salvados por Jesús. En otro grupo abrirán las Biblias y todos tendrán la oportunidad de hablar y compartir lo que Dios les ha estado diciendo, pero no llegarán a ninguna conclusión acerca de lo que realmente está diciendo el pasaje y, en parte, nadie las quiere.
Sin embargo, necesitamos más. ¿Cuál es mi deseo? Como líder de la iglesia, ¿qué es lo que queremos? ¿Cuál es nuestra meta?
¿Qué queremos de nuestros grupos en casa?
Que sean un lugar donde las personas pueden acercarse más a Jesús. Conocer a Dios y amarlo más profundamente y mejor. Un lugar para ayudar a los discípulos de Jesús a vivir para Él cada día, usando (y practicando) los dones que Él nos dio.
Que sean un lugar donde Dios es la conversación. Estudiarlo a Él, no solo lo que ha hecho, sino a Él mismo. Quién es Él realmente, cómo es Él, qué le gusta y qué no le gusta. Un lugar para pensar y hablar sobre los beneficios de Dios para nosotros y para el mundo, y para continuar la conversación fuera de nuestros tiempos formales.
Que sean un lugar donde se crean amistades reales, profundas, donde se construye confianza para hablar abiertamente sobre nuestras debilidades, pecados, gozos y tristezas. Un lugar para aprender juntos a vivir para nuestro Dios día a día y donde nos apoyamos unos a otros en oración.
Que sean un lugar donde no solo transmitimos conocimientos, sino donde damos a los miembros las herramientas para leer la Biblia por sí mismos fuera de los grupos.
Que sean un lugar donde las personas puedan intentar usar los dones que Dios les dio, como por ejemplo: intentar dirigir un estudio, orar, ser hospitalarios, escuchar o pintar la sala de alguien en el grupo.
Que sean una comunidad para ayudarnos unos a otros a evangelizar.
Estas metas son grandes e implican mucho; no obstante, en los artículos que siguen veremos cómo cumplir algunas de estas metas.
Puede que estés pensando que esto es demasiado, pero desde mi experiencia personal y habiendo estado en un grupo en casa con estos objetivos y habiendo organizado un ministerio de grupos en casa en mi iglesia anterior, creo personalmente que estas siete cosas y más son hechas y enseñadas con más efectividad en y a través de grupos en casa.
Tal vez nuestros grupos en casa no están listos para hacer esto ahora, pero con tiempo, oración y la ayuda del Señor podemos tener grupos que logren estos grandes objetivos.
¡Espero que los siguientes artículos nos ayuden a comenzar a hacer esto!