A principios de la década de 1530, un comerciante inglés llamado Stephen Vaughan fue designado para buscar a William Tyndale e informarle que el rey Enrique VIII deseaba que dejara de esconderse en el continente. En una carta, con fecha 19 de junio de 1531, Vaughan escribió estas simples palabras sobre Tyndale (1494-1536): «siempre lo encuentro cantando la misma canción».
Esa canción era esta: ¿el rey de Inglaterra le dará su respaldo oficial a la Biblia en lenguaje corriente para todos sus súbditos ingleses? Si no lo hace, Tyndale no volverá; si lo hace, Tyndale se entregará a sí mismo al rey y nunca escribirá otro libro.
El rey se rehusó, y Tyndale nunca más volvió a su patria. Al contrario, si el rey y la Iglesia católica romana no proveían una Biblia impresa en inglés para que el hombre común y corriente pudiera leerla, Tyndale lo haría, aun cuando le costara su vida, y así fue.
Los jóvenes labradores conocerán su Biblia
Cuando Tyndale tenía 28 años en 1522, servía como tutor en casa de John Walsh en Gloucestershire, Inglaterra, donde pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando el Nuevo Testamento en griego de Erasmo, que había sido impreso tan solo seis años antes, en 1516.
Cada vez más, a medida que Tyndale veía las verdades de la Reforma con más claridad en el Nuevo Testamento en griego, él comenzó a desconfiar de la casa católica de John Walsh. John Foxe nos cuenta que un día un exasperado académico católico que cenaba con Tyndale dijo: «mejor nos iría sin la ley de Dios que sin del papa».
En respuesta, Tyndale pronunció sus famosas palabras: «desafío al papa y a todas sus leyes… Si Dios me hace merced de seguir vivo, de aquí a no muchos años lograré que el muchacho que guía el arado sepa más de la Escritura que vos».
El crescendo de la única canción
Cuatro años más tarde, Tyndale terminó la traducción al inglés del Nuevo Testamento en griego en Worms, Alemania, y comenzó a introducirla por contrabando a Inglaterra en fardos de tela. Para octubre de 1526, el obispo Tunstall había prohibido el libro en Londres, pero el número de ejemplares impresos había sido de al menos tres mil, y los libros estaban llegando a las personas. Dentro de los ocho años siguientes, también se imprimieron cinco ediciones pirateadas.
En 1534, Tyndale publicó un Nuevo Testamento revisado, al haber aprendido hebreo en el entretanto, probablemente en Alemania, lo que le ayudó a comprender mejor las conexiones entre el Antiguo y el Nuevos Testamento. El biógrafo David Daniell llama a este Nuevo Testamento de 1534: «la gloria de la obra de su vida» (William Tyndale, 316). Si Tyndale estaba «siempre cantando una misma canción», este fue el crescendo de la canción de su vida: el Nuevo Testamento en inglés terminado y refinado.
Por primera vez en la historia, el Nuevo Testamento en griego fue traducido al inglés. Antes de su martirio en 1536, Tyndale continuó y tradujo al inglés claro y común no solo el Nuevo Testamento, sino que también el Pentateuco, desde Josué hasta 2 Crónicas y Jonás. Todo este material se convirtió en la base para la Great Bible emitida por Miles Coverdale en Inglaterra en 1539 y la base para la Biblia de Ginebra publicada en 1557 («La Biblia de la nación», que también vendió más de un millón de copias entre 1560 y 1640).
La traducción de la Biblia, verdad del Evangelio
¿Qué llevó a que Tyndale cantara una misma canción toda su vida? Fue la sólida convicción de que todos los humanos estamos cautivos al pecado, ciegos, muertos, malditos e inútiles y que Dios ha actuado en Cristo para entregar salvación por gracia por medio de la fe. Esto es lo que se encontraba oculto en la Escritura en latín y en el sistema de penitencia y mérito de la iglesia. Por esta razón la Biblia debía ser traducida. Finalmente, por esta razón Tyndale fue martirizado. Él escribió:
La fe, madre de todas las buenas obras, nos justifica, antes de entregar cualquier buena obra: como el esposo desposa a su esposa antes de que él pueda tener cualquier hijo legalmente con ella (William Tyndale, 156–57).
El hombre está perdido, espiritualmente muerto, condenado. Dios es soberano, Cristo es suficiente, la fe es todo. La traducción de la Biblia y la verdad de la Biblia eran inseparables para Tyndale, y al final fue la verdad (especialmente la verdad de la justificación solo por la fe) lo que encendió a Gran Bretaña con fuego de la Reforma y luego trajo una sentencia de muerte a este traductor de la Biblia.
En octubre de 1536, con solo 42 años, la voz de Tyndale que entonaba una única canción fue silenciada, él fue atado a una estaca, estrangulado por su verdugo y luego consumido por el fuego. Sin embargo, debido a su traducción al inglés común y corriente, la misma canción se amplificó y llegó a ser un poderoso coro británico de sirvientas, de zapateros y, sí, incluso de jóvenes labradores.