No tengo una hija[1], pero sí tengo una hermana. Una hermana que hace poco se comprometió. Antes de que se comprometiera, su entonces novio y yo tuvimos una conversación. Mis habilidades latentes de interrogación al estilo CIA (al igual que hace dos años con mi ahora suegro), se pusieron en acción. Quería proteger a mi hermana, conocer y animar al hombre que ya estaba considerando proponerle matrimonio. Quería lo mejor para ella en el Señor, y para él también.
De ninguna manera las preguntas que se me ocurrieron fueron exhaustivas. Algunas podrían ser más adecuadas para diferentes momentos a lo largo de la relación (antes de la primera cita o a medida que la relación se torna más seria; antes del compromiso o después). Le hice estas preguntas antes de su propuesta de matrimonio y oro para que sirvan como un buen punto de partida para otros hermanos (e incluso padres) mientras se sientan a conversar con el joven que busca a una de nuestras atesoradas mujeres.
1. ¿Cómo te salvó Dios?
Para comenzar, no asumamos que chicos simpáticos equivalen a cristianos genuinos. La capacidad de un hombre para comportarse de la mejor manera ante la familia de su chica, no requiere un nuevo nacimiento. Como padres de hijas bajo tu cuidado, o como hermanos mayores que sienten una responsabilidad piadosa de proteger a su hermana menor, rechazamos tanto a los lobos mundanos como a los chivos bien arreglados.
Sin ser una interrogación completa, recibe sus profesiones de fe con el debido amor y respeto, escucha quién es, de dónde viene y ve si hay evidencia de signos vitales en el Señor. Esto podría resultar en un tiempo de adoración juntos (como lo fue para mí), mientras ambos comparten y dan testimonio de la abrumadora gracia de Dios en sus vidas.
2. ¿Cómo se ve seguir a Cristo ahora?
¿Tiene ritmos cristianos saludables? ¿Está creciendo en su amor por la Palabra de Dios? ¿Tiene una vida de oración? ¿Es cada vez más serio respecto a la santidad? ¿Anhela vivir para la gloria de Dios? ¿Muestra el tipo de masculinidad que se preocupa por los perdidos, que carga con gusto las responsabilidades y se sacrifica constantemente en beneficio de los demás? ¿Es miembro activo de una iglesia saludable? Trayectoria es una palabra útil aquí. ¿El hombre sentado frente a ti hoy está sembrando semillas para convertirse en un esposo piadoso mañana?
3. ¿Luchas con la pornografía?
Esta no es la primera pregunta que se debe hacer, pero debemos hacerla directa e inequívocamente, mirando al jovencito a los ojos: «¿luchas con la pornografía?». La lujuria de un hombre joven enciende un fuego que, cuando no es extinguido por el Espíritu, perderá el control para afectar su trato con tu hija. Dos cosas que debes buscar: trayectoria y guerra. ¿Batalla consistentemente con sus deseos pecaminosos o cede ante ellos? ¿Cómo ha sido la historia en el último par de años? ¿Qué ayuda tiene en su vida para amputar sus miembros y así salvar su alma (Mt 5:30)?
Mira esta oportunidad para cuidarla no solo a ella como tu hija, sino también a él como hijo o hermano menor en Cristo. Si él «cae» permanentemente, y aún desea salir con tu hija, quizás insiste en que se tome un tiempo para crecer en esta área (no meramente para ganar tu aprobación, sino que para prepararse para ser un hombre que mortifica su propio pecado diariamente). En algunos casos, podrías ser un gran modelo de pureza y de soldado que él aún no ha encontrado.
4. ¿Tienes amigos cercanos hombres?
Sorprendentemente, algunos hombres jóvenes hoy llenan su grupo de amigos mayormente con mujeres. Si su círculo íntimo está conformado por mujeres, eso es señal de poca salud. Si pocos hombres (o ninguno) lo conoce en su iglesia local, eso levanta una bandera roja.
Si tiene amigos, ¿cómo son? El compañero de los necios sufrirá daño, así como una mujer que sale con un hombre que es compañero de necios (Pr 13:20). Si no piensa en tener comunión con otros hombres, si no anhela que un hombre mayor lo discipule, ni hombres que lo conozcan o le den fuerzas (Ec 4:12), es una demostración de que él (excepto en circunstancias únicas) no es adecuado en este momento para liderar a tu hija.
Si tiene amigos cercanos, puedes pedir hablar con uno de ellos que pueda decirte más sobre el carácter de este hombre.
5. ¿Qué te gusta de ella?
Bien, aquí, como con todas las otras preguntas, él podría decirte lo que tú crees que quieres escuchar. Sin embargo, si su pulida respuesta detrás de cuán encantadora y amable la encuentra parece superficial, las opciones siguen siendo altas de que no esté preparado para buscar algo más allá. ¿Se preocupa por ella debido a Cristo? ¿Es evidente que ve (y ama) lo que es más preciado: su alma? Pregunta lo que mi suegro me preguntó: si te llevaran a juicio, ¿qué evidencia podrías mostrar de que genuinamente te preocupas por ella?
6. ¿Tienes planes de avanzar?
Un hombre no necesita tener un plan completo de diez años. No obstante, ¿tiene alguna idea de dónde Dios lo está guiando (y potencialmente a tu hija) en el próximo par de años? ¿Tiene expectativas realistas y posibilidades de proveer para ella, sacrificando comodidades personales por su bien y asegurándose de su bienestar incluso cuando es inconveniente y costoso? Él podría ser un estudiante que aún está inseguro (lo cual no es necesariamente un impedimento para el matrimonio). Sin embargo, ¿él piensa responsablemente respecto al futuro? ¿Ha considerado cómo su compromiso continuo afecta ese futuro? ¿O está atrapado en el encaprichamiento y simplemente quiere la relación con ella por diversión?
7. ¿Qué te ha aconsejado tu comunidad?
Buenos hombres jóvenes, incluso hombres jóvenes piadosos, podrían no tener una comunidad sólida por diversas razones. Esto no es necesariamente una acusación contra su carácter; al contrario, es una indicación de su situación actual. Escucha si es que él tiene o no categorías para buscar y tomar en cuenta el consejo de otros.
¿Muestra señales de humildad de que busca fuera de sí mismo en lugar de buscar en su interior una y otra vez? ¿Ha discutido su búsqueda con un mentor piadoso, pastor o líder de grupo pequeño? Podría ser un problema si tiene hombres así en su vida a los cuales aún no les ha dado voz. «Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan» (Pr 15:22). «El que vive aislado busca su propio deseo, contra todo consejo se encoleriza» (Pr 18:1).
Que te importe lo suficiente para hablar
Las situaciones variarán, se debe aplicar prudencia, ofrecer oraciones y medir apropiadamente las consideraciones de los deseos de tu hija, pero al final, un padre (o hermano) en el Señor debe hablar con quien busca a su hija (o hermana). ¿Puedes pensar en alguna buena razón para no hacerlo?
Como preguntó un predicador, si un hombre llamara a la puerta pidiéndome las llaves de nuestro automóvil, asegurándonos que nos lo regresará a las 9:00 de esa tarde, ¿alguno de nosotros le entregaría las llaves? Tendríamos preguntas: ¿quién es él? ¿Será una persona confiable? ¿Cuáles son sus intenciones? Por tanto, la pregunta cambia: ¿son tus hijas (y hermanas) de menos valor que el acero forjado sobre cuatro ruedas?
Incluso si no es cristiana, pero está bajo tu techo y provisión, protestando para tomar sus propias decisiones, recuerda que Dios nos llama a cuidar a nuestros hijos aún más de lo que, a veces, ellos quieren que los cuides. La crianza no se trata de popularidad o de ganar puntos, sino de provisión y protección amorosas.
Por lo tanto, mientras las hijas de esta época salen con chicos con menos supervisión que nunca, los hombres de Dios se levantan con gracia y verdad ante la ocasión, preguntan directamente, hablan claramente y aman con una intervención justa.
Greg Morse © 2019 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso.
[1] Nota del editor: en la fecha original de publicación de este artículo, el autor aún no tenía una hija.