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Hace unos tres años, uno de mis amigos me confesó que creía que los verdaderos cristianos podían perder su salvación. Recuerdo haberme ido a casa esa noche profundamente apenado de que alguien con quien servía en el ministerio realmente creyera que Dios no era lo suficientemente poderoso como para guardar a sus hijos de enfriarse en forma permanente.

También debo admitir que yo mismo coqueteé brevemente con esta idea una vez. Pero, a diferencia de mi amigo, estoy convencido, por la Palabra de Dios, de que los verdaderos creyentes nunca perderán su salvación. Las numerosas promesas de Dios concernientes a la seguridad del creyente (p. ej. Juan 10:27-28; Romanos 8:38-39) me convencen de que los verdaderos hijos de Dios siempre serán suyos.

No debería sorprendernos que muchos cristianos crean que su salvación está en peligro. Todos hemos conocido gente que se ha alejado de Cristo para jamás volver. Cuando vemos que le sucede a alguien que parecía amar verdaderamente a Dios, puede llegar a ser fácil dudar de la seguridad de nuestra propia salvación.

Aunque nuestra experiencia tiende a moldear nuestra teología, sabemos que nuestra autoridad final debe ser la Escritura. El problema es que algunos pasajes de ella parecen sustentar el argumento de que la salvación se puede perder. Quizás el más famoso y difícil de todos sea Hebreos 6:1-8.

Hebreos, que en algunos pasajes parece cuestionar la perseverancia, afirma la seguridad del creyente cuando declara que Cristo salva a su pueblo por completo (7:25). Sin embargo, sigue habiendo textos problemáticos. Estos textos aislados son más fáciles de entender si recordamos dos cosas.

Primero, la Biblia está escrita en el contexto de un pacto. El grupo de personas con las cuales Dios pacta siempre incluye tanto verdaderos como falsos creyentes. Cuando pasajes como Hebreos 6 advierten contra el enfriamiento definitivo, tienen en mente a quienes profesan una fe falsa.

Segundo, cuando Dios nos habla no nos puede decir todo, o al menos no todo de una vez, porque no podríamos procesarlo. Es por eso que tenemos 66 libros diferentes en la Biblia. Cada pasaje debe ser leído teniendo en mente todos los demás. No podemos ir a un solo texto e ignorar el resto de la Escritura.

Al final, quienes niegan la seguridad del creyente no sólo niegan textos que afirman la perseverancia, sino también verdades bíblicas aun más claras. Si nuestra salvación no es segura, entonces depende realmente de nosotros mantenernos en el favor de Dios.

Este artículo fue originalmente publicado por Ligonier Ministries en esta dirección.
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Robert Rothwell
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Robert Rothwell

Robert Rothwell es editor asociado de Tabletalk, profesor adjunto en Reformation Bible College y graduado del Seminario Teológico Reformado en Orlando, Florida. Ha escrito los estudios bíblicos de Marcos este año.
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