Estaba leyendo inocentemente mi nuevo libro la semana pasada, cuando de pronto fui un poco abofeteada por el Espíritu Santo.
Todos somos buscadores de gloria. Todos construimos en pos de buscar la grandeza. La pregunta que cada uno de nosotros debe responder es: ¿pasamos nuestras vidas buscando la gloria de Dios o nuestra propia gloria? ¿Aprovechamos nuestro tiempo, energía y recursos para buscar la grandeza del Reino de Dios o la de nuestro propio reino?
Es tan borroso: muchos de nosotros buscamos el Reino de Dios como un medio para buscar nuestro propio reino. Estados Unidos podría ser el único país en el mundo donde realmente usamos la gloria de Dios para obtener gloria para uno mismo con nuestra extraña subcultura de celebridad cristiana.
Esto significa que no podemos simplemente asumir que estamos buscando la gloria de Dios. Debemos examinar nuestros corazones y pensar si la ambición egoísta se está escondiendo en algún rincón, acechándonos y esperando consumirnos.
No se manifiesta de la misma manera en todos nosotros. Mira si puedes identificarte con alguna de estas ocho maneras de robar gloria:
1. «Grandioso en tu propia mente»
Quizás ya eres bueno tratando a otras personas como más importantes. Probablemente, de verdad tratas a quienes te rodean con humildad. Sin embargo, tal vez miras a otros y, aunque no lo dirías, piensas que ellos tienen mucho que aprender de ti.
¿Te cuesta mucho permanecer en silencio mientras otros hablan porque tú estás bastante seguro de que tienes la respuesta correcta? Cuando escuchas los pensamientos de otros que son diferentes a los tuyos, regularmente piensas: ¿me pregunto si es que yo estoy equivocado? O tu primera respuesta es: bueno, oraré por ellos para que lleguen a pensar de la forma en que yo lo hago…
Tu entendimiento de grandeza está distorsionada. Piensas que buscar la grandeza significa creer que eres realmente «grandioso» en tu propia mente.
2. «Potencialmente grandioso»
Quizás eres alguien que no busca muy visiblemente la grandeza. Ves a otros hacer «grandes» cosas. Difícilmente, podrías ser acusado de «ambición egoísta». Más bien al contrario, te dices a ti mismo: «tienes una visión muy pequeña de ti mismo; necesitas más ambición y creer más en ti mismo». Esta es la pregunta: ¿tu temor a fracasar es tan profundo que en realidad prefieres permanecer como «la persona que tiene potencial» que en realidad intentar y fallar?
Tu grandeza es tan preciada para ti, es un tipo de ídolo, que ni siquiera arriesgas intentar algo porque el fracaso te destruiría absolutamente.
3. «Previamente grandioso»
Quizás hoy no pienses que eres grandioso en lo absoluto, pero a menudo piensas en cosas grandiosas que has logrado en el pasado. Quizás recuerdes con cariño tu tiempo en la secundaria o en la universidad cuando estabas involucrado en algo que parecía ser importante. Quizás pasas tiempo contando la grandeza de tu pasado, recordándote cuán avanzado estabas en el pasado, cuán adelantado estabas.
Prefieres pensar en tu grandeza de ayer y apoyarte en el peligro de la nostalgia en lugar de dedicarte al Reino hoy.
4. «Comparativamente grandioso»
Quizás sabes que no eres el mejor. Quizás sabes que nunca serás el John Piper de la teología o el Chris Tomlin de la adoración o el Steve Jobs de la empresa. Sin embargo, ellos no son tu estándar de grandeza. Todo lo que se necesita para hacerte sentir «grandioso» es estar un poco más adelantado que la persona que está a tu lado.
Encuentras tu identidad en estar un poco más allá que las personas que te rodean.
5. «Mañana seré grandioso»
Quizás eres alguien que puede sentir que su grandeza está a la vuelta de la esquina. Tal vez no busques la grandeza hoy porque sabes que tienes la sensación de que serás parte de algo realmente importante en el futuro. ¿Pasas tiempo pensando o soñando en esos días que vendrán cuando finalmente seas libre para mostrarle a todos la verdadera grandeza que tienes dentro?
Vives en el mañana. Desatiendes o a veces te molestan las oportunidades para servir y rendirte hoy porque estás demasiado ocupado contemplando la grandeza en el futuro.
6. «Si tan solo»
Quizás eres una persona que cree que serás grandiosa si la circunstancia y la situación no estuviera conspirando en tu contra. Si otros no estuvieran permitiendo que su pecado y su debilidad saboteen tu potencial, sabes que serías verdaderamente grandioso. Si tan solo tu jefe no fuera tan frustrante o tus amigos no fueran tan cortos de vista… entonces, serías grandioso.
Tu ambición egoísta te lleva a dudar de la promesa de Dios de que todas las cosas son para la gloria de Dios y tu bien.
7. «Sería grandioso si es que otros tan solo lo notaran»
Esta va de la mano con la anterior. Quizás pasas tiempo sirviendo como loco y viviendo en misión, y piensas que lo estás haciendo por los motivos correctos. Sin embargo, si sirves por semanas o meses sin recibir el agradecimiento que «mereces», entonces sientes una ligera herida que se convierte en enojo y finalmente se transforma en una amargura profunda.
A pesar de lo que digas, estás trabajando para obtener la alabanza del hombre, no de Dios. Tu placer en servir aumenta cuando las personas ponen atención y cuando ellas aplauden; la aprobación de Dios simplemente no es suficiente.
8. «Seré grandioso si me mata»
¿Estás tan motivado por la grandeza que estás dispuesto a sacrificar la salud espiritual, la salud física, el tiempo y la energía o cualquier otra cosa para lograr tus objetivos?
Dios nos ha llamado a darnos a nosotros mismos, todas nuestras energías y esfuerzos, para su gloria. Sin embargo, existe una manera fácil de revisar si lo estás haciendo con las motivaciones correctas. ¿Tu búsqueda por «construir el Reino de Dios» ha canibalizado tu fidelidad en los detalles? ¿Has comenzado quebrantar los mandamientos a descansar o a vivir alegremente sin ansiedad o a servir a tu cónyuge debido a tu deseo por alcanzar la grandeza? Si es así, ese un buen indicador de que podrías estar buscando en realidad tu propia gloria por sobre la de Dios
Dios nunca ha estado interesado en que busquemos su Reino a costa de la obediencia.
A título personal: ¡auch!
¿Con cuál de las ocho te identificas más?