volver

En mis ingenuos días de juventud (unos tres meses atrás), logré convencerme a mí misma de que mi deseo de tener el control no era tan importante para mi corazón. Ahora que tengo tres meses más de edad puedo ver con un poco más de claridad. La trágica verdad es que muchas áreas de mi vida están diseñadas para maximizar mi sensación de control.

Alabado sea Dios por la bondad de la soltería, la cual me cuesta el control en un área enorme de mi vida.

La mayoría de las etapas de la vida son elegidas. Sin embargo, para muchas amigas solteras, este no es el caso. La soltería es la opción por defecto. Es la etapa de la vida por la cual todas pasamos hasta que salimos de ahí por las decisiones que tomamos. Yo no elegí ser soltera. Y por lo tanto, saber que no hay nada que pueda hacer para cambiar el lugar donde estoy provoca dolor y ansiedad. El mundo podría decir otra cosa, pero el tipo de matrimonio que me gustaría tener solo es posible por medio de un acto de Dios.

Me han enseñado (desde pequeña) que estoy en control de mi propio destino. Que si quiero algo, puedo salir por esas puertas y obtenerlo. Que puedo buscar y lograr cualquier cosa que me proponga. Que mi vida está en mis manos. Esto es, después de todo, el sueño americano.

Cuando me convertí en cristiana, renuncié a todas esas creencias. Sin embargo, en mi corazón, aún me aferro a la mentira de que tengo el control de ciertas cosas en mi vida. Creo que tengo el control de mi agenda, de mi día y de mi vida. El dolor que provoca perder el control en la soltería constantemente me saca de golpe de mi mundo imaginario en el que puedo hacer que ocurra cualquier cosa que yo quiera. No puedo cambiar mi estado de Facebook a «casada» con un poco de esfuerzo y fuerza de voluntad. Cada vez que recuerdo esto viene un dolor aleccionador que me enseña la verdad.

En algún lugar, en lo profundo de nuestro ser, creemos que el control es la clave para nuestro gozo y nuestra paz. La vida sería mucho mejor si la controláramos. Logramos estructurar el 90 % de nuestro día viviendo en la fantasía de que vamos a determinar lo que sucede y pasamos horas reflexionando sobre días y años que aún no ocurren y anticipando las decisiones que podemos tomar para conducir y dirigir al mundo hacia el camino que queremos.

Mi amiguito Malachi (que tiene 3 años) entiende esta verdad muchísimo mejor que yo. Cuando quiere comer, él no puede ir a buscar comida para él. Cualquier cosa que quiera tiene que pedirla y la única manera de obtenerla es si su mamá o su papá la consigue por él.

Lo extraño es que en realidad yo soy más dependiente de Dios que lo que Malachi es de sus padres, pero lo que pasa es que vivo en un tiempo y en un lugar que me convence de lo contrario. No puedo respirar ni exhalar sin su poder y gracia. Creo que puedo conseguir comida por mí misma, pero en realidad no puedo. No puedo hacer nada lejos de Él.

Mi parte favorita del dolor que provoca perder el control en la soltería es ese momento en el auto o en mi departamento, un día especialmente deprimente cuando le atribuyo a la soltería mi frustración por ser «la única cosa que no puedo controlar».

Es mi parte favorita porque toma alrededor de diez segundos quedarse en esa angustia antes de que escuche el desafío del Espíritu: ¿realmente lo es? ¿Realmente esta es la «única» parte que no controlas? Espíritu loco; necia Fabienne.

La Biblia dice que la dirección de mi departamento ha sido asignada por Dios, que cada día de mi vida está escrito por Él. Él está manteniendo unidas todas las cosas por el poder de su Palabra siempre y de todas las maneras. Solo hay Uno que tiene el control, y no soy yo. Él sostiene los corazones de los reyes en sus manos.

¿Me gustaría que fuera diferente? En estos momentos, las caras de todas las personas con las que me podría haber casado si es que hubiese estado en «control» aparecen fugazmente ante mis ojos. Me avergüenzo un poco y adoro un poco.

Me da miedo no tener el control. Me preocupa que por no poder tener el control en esta área de mi vida, la voy a perder. De la misma manera, el mañana me pone ansiosa porque me preocupa que si no resulta como lo necesito, perderé algo o me perderé de algo o no obtendré lo que necesito.

Me preocupa que si no tengo el control, nadie lo va a tener. Sin embargo, eso no es verdad. Alguien está en control; Alguien que es completamente sabio, completamente capaz y competente; Alguien que nunca duerme. Y adivina: Él es Alguien que está trabajando constantemente en cada detalle de cada día en los corazones de cada hombre por mi bien.

No hay nada más misericordioso que existan áreas de nuestras vidas que nos recuerden que no tenemos el control. Alabado sea Dios porque nosotras no tenemos el control de nuestro estado civil. El dolor que provoca perder el control me recuerda que en realidad nunca lo tuve (en ningún aspecto de mi vida). Algunas de ustedes que están leyendo esto podrían encontrarlo ofensivo; sin embargo, es tan gloriosamente liberador.

¿Sabes por qué las personas aman tanto la universidad? ¿O la secundaria? ¿O su infancia? Porque fueron los días en los que no tenías que cargar con el peso de tu propia vida sobre tus hombros. Las personas podrían dirigirte y guiarte y tan solo tenías que ser fiel con lo que se te entregó.

Buenas noticias. Esa es la vida de una cristiana. Mi Padre está resolviendo todo. Él proveerá para mí. Hoy, tengo todo lo que necesito para la vida y la piedad; hoy, no se me ha privado de nada bueno; hoy, Él está ordenando cada detalle de mi vida por mi bien; hoy, no necesito estar ansiosa por nada porque Él me cuida.

La respuesta a la pregunta «¿por qué estás soltera?» siempre es: porque Jesús te ama; porque Él te ha dado lo que necesitas; porque es la única manera en la que vas a terminar esta carrera; porque Él prometió darte lo que es bueno y lo mejor; y Él es clave para tu gozo supremo (y Él va a hacer eso, a pesar de tus intentos por sabotear tu vida).

Desperdiciaremos este sufrimiento si seguimos mirando nuestras «posibilidades» de esperanza en lugar de confiar en Jesús. Desperdiciaremos este sufrimiento si pensamos que la clave para nuestro gozo es tener el control en lugar de confiar. Conozco esta tendencia. Produce todo tipo de males al codiciar y cuestionar: ¿por qué esa chica está casada y yo no? ¿Qué pasa si no voy a esa fiesta esta noche y por eso quedo soltera? ¿Acaso no tengo que buscar más situaciones en las que pueda conocer más personas? Si voy a misionar a las naciones, ¿cómo voy a conocer a mi marido?

Escucha a Dios hoy:

Busca primero el Reino de Dios y todo lo que necesites será tuyo. 

Deja que aquellos que sufren según la voluntad de Dios se encomienden a un Creador fiel y sigan haciendo el bien.

La misión de Dios llama. Es el propósito para nuestras vidas. Perseveremos por el objetivo de la recompensa del llamado supremo de Dios en Cristo Jesús. No te distraigas por los detalles de tu estado civil. No te abstraigas de la lucha por miedo a perder una cita. Busca la gran gloria de Dios. 

Este recurso fue originalmente publicado en Thoughts from Fabs.
Photo of Fabienne Harford
Fabienne Harford
Photo of Fabienne Harford

Fabienne Harford

Fabienne Harford es escritora, conferencista y consejera que sirve en el equipo del Centro de Consejería de Austin Stone en Austin, Texas.
Otras entradas de Fabienne Harford
Las bendiciones de la soltería: el dolor por los sueños perdidos
 
Las bendiciones de la soltería: el dolor que provoca la vergüenza injustificada
 
Las bendiciones de la soltería: la falta de la intimidad física
 
Las bendiciones de la soltería: el dolor que provoca el rechazo