El 17 de diciembre de 1999, el papa promulgó el equivalente ceremonial de una disculpa moderna: «error nuestro».
Juan Pablo II se dirigió a una multitud en la República Checa, expresando «profunda pena por la cruel muerte» causada a su héroe. «Profunda pena» era lo mínimo que la Iglesia católica romana pudo ofrecer.
Sellado con sangre
Engañado para asistir al Concilio de Constanza bajo la promesa de seguridad, Juan Hus fue inmediatamente encarcelado por seis meses, se le hizo un juicio en donde lo ridiculizaron y se le ordenó que se retractara, a lo que se rehusó. En julio de 1415, lo desnudaron, le pusieron como adorno una coroza pintada con demonios y con las palabras «archihereje», todo mientras él oraba por sus enemigos.
Luego, lo llevaron a ver un montón de sus libros quemándose y lo encadenaron a una estaca. En respuesta a ser encadenado como un perro, él dijo: «mi Señor Jesucristo fue amarrado con cadenas más fuertes que estas por mí, así que, ¿por qué debería avergonzarme de esta cadena oxidada?». Una vez más le pidieron que se retractara, pero él se rehusó, proclamando: «aquello que enseñé con mis labios, ahora lo sellaré con mi sangre», y así lo hizo.
A medida que las llamas subían más y más, él cantaba. El secretario del concilio dijo: «Oh, Judas maldito, puesto que los caminos que dirigien a la paz vos has abandonado y consejo con los judíos has bsucado, la copa de la redención os quitamos». Afortunadamente, la Iglesia católica romana no tenía la autoridad para quitar la copa de la redención ese día.
Después de su muerte, Bohemia se llenó de ira. En su nombre, seguidores de Hus se rebelaron contra Roma con protestas violentas que duraron por más de una década. Juan Hus fue un predicador, una figura política, un profeta, un prereformador y un mártir de primera clase.
El bulldog de Wycliffe
Cerca de 1369, nació un ganso en la tierra de gansos. Juan Hus (ganso en checo) nació en Husinec (tierra de gansos en checo) en el Reino de Bohemia. Nacido en una familia pobre, el ganso dejó la bandada para dedicarse al sacerdocio en busca de un mejor estilo de vida y prestigio. Llegó a ser un predicador de renombre en la Capilla de Belén, pero pasó mucho de su tiempo sirviendo a la academia como decano de la facultad de filosofía en Praga. Al vivir en un tiempo de descontento social entre quienes hablaban alemán y quienes eran ciudadanos checos, Hus se convirtió en un personaje clave para el nacionalismo checo.
Hus vivió en un tiempo en que la inmoralidad infectaba el sacerdocio de la Iglesia católica romana. Pronto comenzó a predicar «sermones violentos» contra la iniquidad desenfrenada del clero hasta que lo denunciaron al arzobispo, quien le prohibió predicar. A medida que Hus leía la Escritura y observaba cómo los papas de su tiempo abusaban de su poder, él concluyó que la autoridad papal no era definitiva. Él necesitaba un fundamento más robusto que el construido sobre la paja de las opiniones humanas, por muy respetados que fueran esos hombres. Él construyó su vida y ministerio en la Palabra de Dios.
Su comprensión sobre la autoridad final de la Escritura comenzó a encenderse a medida que empezó a leer las condenadas obras de John Wycliffe. Wycliffe encontró un discípulo fiel en Hus, y Hus defendía sus obras con tanta tenacidad que un historiador llamó a Hus «el bulldog de Wycliffe» (The Unquenchable Flame [La llama inextinguible], 30). Argumentó firmemente en contra de las indulgencias, abogó para que tanto el pan como el vino fueran servidos en la Comunión y predicó en un lenguaje común (en oposición al latín que no se traducía en ese tiempo).
Aunque aún estaba de acuerdo con la Iglesia católica romana en cuanto a asuntos como la misa, su lealtad a las enseñanzas de Wycliffe provocó que fuera excomulgado, juzgado por herejía y quemado vivo.
Los gansos no están en silencio
Después de que Hus fuera finalmente condenado a muerte, él dijo: «podrán asar al ganso, pero dentro de cien años se levantará un cisne cuya canción no podrán callar». Exactamente 102 años después, un enérgico monje clavó 95 tesis en la puerta de Wittenberg.
Al ver él también la discrepancia entre la doctrina romana y la Escritura, buscó reformar la Iglesia católica. Él también fue llevado a desafiar al papa, y también fue condenado como hereje. Durante el debate de Leipzig, Lutero fue condenado con desprecio como un «husita». Él rechazó el título en el momento, pero se dio el tiempo para leer sus obras durante un tiempo, regresó y elogió las enseñanzas del condenado Hus. Lutero era el cisne de Hus y luego haría propia tal asociación. A menudo, Lutero es pintado con cisnes hasta hoy en día.
El padre ganso, un prominente precursor de los reformadores, se mantuvo firme y fue martirizado. El cisne siguió al ganso y Roma aún no lo ha silenciado.
Greg Morse © 2017 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso.