Nos encontramos en un momento de dificultad sin precedentes. Enfrentados a una pandemia global, necesitamos tomarnos un momento para pensar bíblicamente sobre nuestra respuesta ante el COVID-19.
Solo tengo un pensamiento que repetiré en este devocional: teme, pero no le des espacio al temor.
Esa afirmación puede parecer contradictoria, permíteme explicarla.
El temor es uno de los buenos dones de Dios para nosotros. Creo que existen tres tipos de temor espiritualmente saludables:
- Temor de Dios: es una reverencia santa al Todopoderoso, viviendo en asombro ante el Rey del universo y en sometimiento a Él.
- Temor de respuesta rápida: es una capacidad intuitiva de reacción en un momento de peligro. Piensa en un padre que espontáneamente salta para proteger a su hijo justo antes de que se haga daño.
- Preocupación apropiada: nos permite estar serenos ante lo que enfrentamos y, con nuestra capacidad dada por Dios para analizar, podemos tomar decisiones sabias y planificadas para protegernos a nosotros y a quienes amamos.
Teme, pero no le des espacio al temor.
Darle espacio al temor se caracteriza por meditar en la dificultad que enfrentamos y olvidar a Dios en el proceso. Este temor se revela cuando permitimos que nuestras mentes y nuestros corazones sean controlados por lo que inicialmente era una preocupación apropiada.
¿Es la pandemia (o cualquier cosa que te atemorice) todo en lo que piensas, lo que lees y de lo que hablas? Si cualquier tipo de dificultad consume tu meditación, será más amenazante, la solución parecerá más imposible y más asustado estarás.
En este mundo, enfrentarás peligros, ignorar esa realidad no es sabio. Dios te ha dado la capacidad de preocuparte, así que actuar como si no hubiera razón para preocuparse no es la solución.
El problema es que tu meditación es consumida por la dificultad que estás enfrentando.
Cada vez que la dificultad consuma nuestra meditación, es porque en el fondo hemos olvidado a Dios. Hemos olvidado que existe un Dios de gloria, de sabiduría, de bondad, de poder y de gracia que se sienta en el trono de su universo. No hay dificultad de ningún tipo (ni persona, ni lugar, ni pandemia) que pueda invalidar sus promesas para sus hijos.
Mientras mires horizontalmente, las cosas podrían parecer estar completamente fuera de control. No obstante, cuando miras verticalmente, verás que este mundo está bajo una cuidadosa supervisión.
¿Acaso afirmo entender la pandemia? Por supuesto que no. Hasta que estemos al otro lado, quizás nunca comprenderemos completamente por qué Dios permitió que esta dificultad entrara en nuestras vidas.
No obstante, sabemos quién es Él. Sabemos lo que puede hacer. Sabemos lo que ha prometido. Sabemos que Él es el mismo ayer, hoy y siempre.
En este tiempo de pandemia mundial, no permitas que tus meditaciones sean dominadas por el temor y así te olvides de Dios. No ignores la realidad de la situación, no te avergüences de tu capacidad intuitiva de responder rápidamente cuando sea necesario y haz planes sabios desde una preocupación apropiada.
Sobre todo, nunca dejes de temer a Dios.
Teme, pero no le des espacio al temor.
Preguntas para reflexionar
- ¿Qué es lo que más temes de la pandemia? ¿Por qué este temor es un don dado por Dios?
- Aparte del coronavirus, ¿a qué más le temes actualmente? ¿Has permitido que esta dificultad capture tus meditaciones?
- ¿Qué ocurre contigo espiritualmente cuando la dificultad horizontal consume tus pensamientos y tu tiempo?
- ¿De qué manera puedes dar pasos prácticos para temer al Señor en este momento de crisis? Sé específico.
- ¿A quién conoces que tenga miedo en este momento? ¿Cómo aborda la Biblia sus temores? ¡Contáctalos y consuélalos hoy con el Evangelio!