Las cosas más importantes y valiosas en la vida no siempre son obvias para nosotros. Por ejemplo, tanto nosotros como nuestros hijos necesitan ser enseñados desde la Biblia sobre cuán maravilloso es el matrimonio. La mayoría de los niños conocen muchas personas casadas (sus padres y abuelos, sus tías y tíos, vecinos o profesores). Para ellos, el matrimonio no parece ser maravilloso. Ellos no saben que es una maravilla del Evangelio.
Nuestro mundo dice que el matrimonio es algo que inventamos para nosotros mismos. Por lo tanto, podemos reinventarlo de cualquier manera en la que queramos; y, por supuesto, nuestro mundo está haciendo justamente eso. Está saturando agresivamente a nuestros hijos con una visión nueva y no bíblica del matrimonio, de la sexualidad y del florecimiento humano. Las familias con diferentes arreglos parentales, roles intercambiables y los títulos provocan confusión en nuestros hijos.
Cuéntales la historia
No obstante, Dios nos dice algo mejor. Él nos dice que él creó el matrimonio para un propósito sagrado. Tus hijos y nietos merecen aprender sobre el propósito del matrimonio a una temprana edad. ¿Qué mejor que aprenderlo de ti?
Ayuda a tus hijos a ver que existen dos maneras de pensar en todo: la manera del mundo y la manera de Dios. Puedes darles una gloriosa visión bíblica de lo que Dios quiere que sea el matrimonio.
Comienza desde la creación del matrimonio en el perfecto jardín del Edén (Gn 2). Enséñales a tus hijos que incluso en ese hermoso lugar, con todos los animales rodeando a Adán, Dios sabía que él necesitaba algo más. Dios sabía que Adán necesitaba a alguien como él, pero también alguien diferente a él. Por lo tanto, Dios hizo a la primera mujer de manera diferente a todo lo demás que creó: la hizo del cuerpo de Adán. Entonces, como el padre de la novia en el primer matrimonio, le entregó Eva a Adán. Lo que Dios hizo en el jardín es la razón por la que las personas se casan hoy. ¡Fue la asombrosa idea de Dios!
Asegúrate de que tus hijos sepan que, así como todo lo que viene del corazón del Señor, el matrimonio es bueno y hermoso. Si estás casado, muéstrales a tus hijos el valioso tesoro que es tu cónyuge. Habla a menudo sobre tu gratitud por el matrimonio. Permite que tus hijos vean el afecto que se dan el uno al otro. Asegúrate de que te escuchen hablarle amorosamente a tu cónyuge y hablar cariñosamente sobre él o ella.
Lleva la atención hacia otros matrimonios sólidos en tu familia, en tu iglesia y en tu comunidad. Muéstrales fotografías de tu propia boda y permíteles ver tu alegría al celebrar tu aniversario año a año. A medida que crecen, llévalos a matrimonios y discutan los juramentos y promesas que la pareja le hace a Dios y se hacen entre ellos.
Dios ve un «nosotros»
Tus hijos necesitan escuchar la definición de Dios del matrimonio de ti: un hombre y una mujer dando todo de sí mismos al otro por toda sus vidas (Mt 19:4-6). Por esa razón un matrimonio comparte todo. Comparten sus corazones, sus nombres, su casa (incluso sus cuerpos). Explícales por qué papi y mami se besan y se abrazan.
Puedes ayudar a tus hijos a entender que cuando un hombre y una mujer se casan, Dios ya no ve más a dos «yo»; él ve un «¡nosotros!». Podrías ilustrarlo de esta manera: haz dos corazones grandes de papel para simbolizar dos personas enamoradas que se casan. Pégalas y déjalas secar durante la noche. Al día siguiente, intenta separarlas. Los dos se han hecho uno solo y no puedes separarlos sin lastimarlos a ambos.
Habla sobre el divorcio en los términos más tiernos. Cuando el pecado endurece nuestros corazones (Mr 10:2-5), podemos herir a quienes se supone que más amamos. Ayuda a tus hijos a aprender cómo Dios cuida de aquellos que están heridos (Sal 34:18; Is 40:11).
El Gran Romance
Sería sabio presentarles el matrimonio entre personas del mismo sexo cuidadosamente. Los niños necesitan entender que, cuando nacemos, no sabemos qué es lo que nos hará verdaderamente felices. Sin embargo, Dios lo sabe y él nos dice que nuestra verdadera felicidad se encuentra en la Biblia.
Algunas personas piensan que el matrimonio puede ser entre dos hombres o dos mujeres, o que un esposo puede tener más de una esposa. Eso no es lo que nos enseña la Biblia. Parte de confiar en Dios es seguir lo que él dice sobre el matrimonio y la felicidad, porque Dios nos creó y Dios creó el matrimonio para nuestra alegría y para su gloria.
Puedes ayudar a los niños a entender que cada país tiene sus propias leyes sobre el matrimonio. Cuéntales a tus hijos sobre las leyes de matrimonio en tu país. Sé muy claro en decir que esas leyes no siempre son las mismas leyes de Dios sobre el matrimonio (y las leyes de Dios son las más importantes en todo el mundo). Enséñales a tus hijos que lo que Dios dice sobre el matrimonio es más importante. Él es confiable. Su manera siempre es la mejor.
Esto importa porque un matrimonio bíblico le muestra al mundo una pequeña imagen del Gran Romance: aquel entre Cristo y su iglesia juntos enamorados. El matrimonio tiene el propósito de ser una exhibición en primer plano del amor eterno de Jesús por su pueblo. Que los pequeños que nos rodean crezcan seguros en el diseño de Dios para el matrimonio. Que lo traten con honor sagrado a lo largo de sus vidas y que traspasen el legado a sus hijos.
Jani Ortlund © 2018 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso. | Traducción: María José Ojeda

