Título original en inglés: “Suffering, Step One”
«¿Por qué?».
«¿Por qué yo?».
Estas preguntas, junto con montones de variaciones, tienden a ser nuestra primera respuesta a las dificultades. A veces, reflejan temor: «¿hice algo mal? ¿Me están castigando?». A veces reflejan enojo: «¿¡por qué me estás tratando de esta manera!? ¡Esto duele!». Cualquiera sea la forma, a menudo complicamos nuestro sufrimiento con todos los análisis.
Estas preguntas no son correctas ni incorrectas, pero la mayoría de las preguntas que hacemos durante el sufrimiento no nos llevan por un camino sabio y fructífero. En el mejor de los casos, nos hacen ver como un personaje de dibujos animados cuyas piernas corren, pero aún no tienen tracción. Todo lo que hacen es dejarnos en un agujero que se hace cada vez más profundo.
El primer paso sabio que dar, cuando el sufrimiento llama a tu puerta, es «[…] andar humildemente con tu Dios» (Mi 6:8). Ten cuidado aquí. No pienses que estás sufriendo porque eres arrogante, y por tanto esa es la razón por la que el primer paso es humillarse. Al contrario, este es el primer paso que dio Jesús, y tú debes seguirlo.
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes (1 Pedro 5:6-7).
- Humíllate
- Bajo la mano poderosa de Dios: Él es Señor
- Él tiene cuidado de ti: Él es su Padre
Piensa en Job como un modelo. Sus sufrimientos fueron intensos: su cuerpo se cubrió de llagas, sus hijos murieron y perdió todas sus posesiones. Ningún análisis iba a explicarlo; era un caos indescifrable. Estaba completamente en la oscuridad, solo crudo dolor y aislamiento.
¿El tratamiento? Por medio de preguntas paternales tiernas, pero implacables, se le enseñó que Dios es Dios y que nuestro objetivo en el sufrimiento no es obtener respuestas, sino someternos a su señorío. Dios es nuestro Creador; nosotros somos sus criaturas. Dios es nuestro Padre; nosotros somos sus hijos que vivimos bajo su cuidado.
La humildad es el camino a la sabiduría.
La humildad es el camino al contentamiento en medio del confuso sufrimiento.
Considera a Jesús.
«Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22:42, [énfasis del autor])
Sigue adelante y hazte preguntas. Cuando examines los Salmos, verás que ofrecen una libertad significativa en la forma en la cual hablamos con el Señor en nuestros sufrimientos. No obstante, hazte estas preguntas después; «no se haga mi voluntad, sino la tuya». En este paso, el tiempo lo es todo.
«Padre, Tú eres Señor. Tú das y Tú quitas, y yo confío en ti. Tú has determinado que tus hijos a veces saboreen el dolor de tu Hijo. Esto es muy difícil. Por favor, dame gracia y muéstrame misericordia y compasión. En ti confío».
Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (15 de abril, 2021) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “Suffering, Step One” Copyright © 2012 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.