Es enero. Si has navegado por las redes sociales este mes, sin duda has sido inundada por «palabras del año» y resoluciones. Amo ver a las personas establecer metas en torno al estudio de la Palabra de Dios, pero a medida que veo imágenes publicadas de una captura de pantalla de un plan de lectura bíblico o de un tiempo de devocional en silencio que se ve perfectamente quieto, mi corazón siente preocupación por dos tipos de madres con hijos pequeños.
La primera es aquella que se siente derrotada y culpable porque está en una temporada en la que literalmente solo está intentando de «sobrevivir» (y mantener a sus hijos vivos también) y no puede imaginar tratar de mantenerse al día con un plan de lectura de la Biblia. La otra es la mamá ambiciosa que se entusiasma con la emoción de enero, solo para descubrir que el «plan» que seleccionó no es realista para su horario o para su limitada energía mental de esta temporada. En marzo o abril abandonará el intento de leer la Biblia por completo.
Si tú eres una mamá que está durmiendo poco o que lucha con la constancia, me gustaría compartirte un método que encontré y que he escuchado que otras lo han encontrado práctico, realizable, sostenible, y espero que traiga la vida y la luz que desesperadamente necesitas en este tiempo en el que las hormonas y la falta de sueño pueden causar que tu corazón engañoso sea más convincente que de costumbre. Lo llamo el método 3-5.
¿Qué es el método 3-5?
- Escoge un libro de la Biblia. De esta manera, puedes aprender del contexto, del autor y de la audiencia del libro, y todos los versículos serán leídos dentro de ese contexto. Te recomiendo comenzar con uno de los evangelios o con una epístola.
- Encuentra un momento en tu día (y tal vez algunos de respaldo) en los que puedes esperar tener de 3 a 5 minutos de concentración. Intenta que sean los primeros 3 a 5 minutos después de que has puesto a tu hijo a dormir la siesta o los primeros 3 a 5 minutos de juego independiente. Pon un cronómetro si quieres asegurarte de que estás concentrada durante este pequeño lapso de tiempo.
- Comienza tu tiempo en la Palabra con una oración pidiendo que Dios bendiga este tiempo con la habilidad de concentrarte y que el Espíritu Santo te dé sabiduría, entendimiento y paciencia.
- Usa el primer día para estudiar el contexto, el autor, la audiencia original y los temas del libro que has escogido.
- Después del día inicial, dedica esos 3 a 5 minutos a la lectura y estudio de 3 a 5 versículos. Si tienen que ser 2 o 6, está bien. Esto no debe ser rígido, solo realista. Me gusta releer los versículos del día anterior para mayor contexto.
- Busca las palabras que no conozcas o lee una traducción diferente si algo suena confuso. Anota las preguntas que puedas tener o cosas sobre las que quieras pensar un poco más. Haz observaciones sobre lo que has leído, interpreta lo que significa dentro de su contexto, luego aplica lo que dice sobre Dios, la humanidad o el tema que aborda a tu propia vida.
- Cuando terminen los 3 a 5 minutos, puedes levantarte sin culpa, habiendo nutrido tu alma y con algo para masticar y meditar el resto del día. Si surge otro momento, siéntete libre de hacer otros 3 a 5 minutos con 3 a 5 versículos más.
Mi experiencia con este método ha revelado que concentrarme en porciones más pequeñas de la Escritura puede ser tan fructífero, si no más, que estudiar un capítulo o un pasaje más largo de una sola vez. De hecho, mi tiempo empleando el método 3 a 5 no solo me llevó a una meditación más concentrada y a una aplicación más profunda, sino que sin darme cuenta también dio lugar a una gran cantidad de memorización accidental.
Estoy persuadida de que, además de estar plenamente convencida de que necesitas la Palabra de Dios, el otro factor más importante para que una madre agotada sea capaz de leer la Biblia con constancia es renunciar a la expectativa de cómo debería ser su tiempo en la Palabra. Querida amiga agobiada por la culpa, derrotada y desencantada, no necesitas una hora a solas, un diario, un microbolígrafo y una humeante bebida en una taza de marca para crecer en tu conocimiento de la Escritura. Él te encontrará allí donde estés mientras lo buscas con lo que tienes.