Durante todo este mes, compartiremos contigo una serie de devocionales llamada Treintaiún días de pureza. Treintaiún días de reflexión sobre la pureza sexual y de oración en esta área. Cada día, compartiremos un pequeño pasaje de la Escritura, una reflexión sobre ella y una breve oración. Este es el día veinte:
Al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso (2 Samuel 11:2).
Un rey paseándose por la azotea y mirando su reino no es un escenario inusual. Ni siquiera es inusual que pueda echar un vistazo a algo que no debería ver. Sin embargo, en el versículo 1 se nos revela algo que sí es fuera de común en esta historia. David está dando un lento paseo en su terrado y mirando su reino durante «el tiempo cuando los reyes salen a la batalla». Era un tiempo de guerra, pero David estaba teniendo su momento de ocio. Como dice el texto, «David permaneció en Jerusalén».
Es probable que puedas identificarte con la historia de David. Algunos de nuestros más grandes pecados tienen lugar en los momentos de aburrimiento o inactividad. Es manifiestamente cierto lo que Spurgeon dijo una vez, «los holgazanes tientan al diablo para que los tiente». Uno de los antídotos para una vida dada a la impureza es la gracia del trabajo significativo. Es difícil ser consumido con la impureza sexual cuando eres consumido con el trabajo del Evangelio. Oremos para que el Señor nos ayude a «escoger lo mejor» y poner nuestras energías en lo que es eterno.
Padre, gracias por tu regalo del trabajo. Gracias por involucrarnos en tu propósito de llenar el mundo con adoradores apasionados. Confieso que demasiado a menudo mi mente y mi corazón se centran en cosas mucho más pequeñas. En ocasiones, mi corazón prefiere la comodidad y el descanso. Cuando mis hermanos y hermanas están «batallando», yo «permanezco en Jerusalén». Despierta en mi corazón una pasión para buscar lo mejor en la vida. Evita que desperdicie mi tiempo en un placer fugaz y ayúdame a buscar tu reino eterno. Amén.