Todo líder de iglesia ha pasado por esto. Llegamos a casa después de una terrible reunión con alguien cuya vida, debido al pecado o al sufrimiento, de pronto, llegó a ser dolorosamente compleja. Tu esposa no es boba. Un escaneo rutinario de tu rostro y postura le dice que llevas una carga invisible. Una vez que los niños se han acostado, ella espera el momento correcto para preguntar: «ya, ¿qué está pasando?».
La pregunta muestra su amor por ti, pero también revela una realidad importante. Una vez que tu esposa ha percibido tu carga, ella la toma, excepto que no está informada, lo que puede agregar kilos de ansiedad a la carga que lleva.
Como anciano o líder de la iglesia, ¿de qué manera debes entender el «nivel de margen» de tu esposa? ¿Existe una curiosidad de base que la misericordia debe satisfacer? ¿El estado del matrimonio de ser una sola carne concede acceso total a los detalles de la consejería? ¿Acceso parcial? ¿O debería haber un cortafuegos impenetrable entre nuestro trabajo en la iglesia y nuestra esposa en casa?
Seis reglas básicas
¿Qué reglas básicas importan más para saber qué compartir? Estas son seis que he identificado en las pocas décadas de prueba y (mayormente) de error.
1. Los roles importan
Cuando una iglesia contrata a un pastor o unge a un anciano, la iglesia prácticamente obtiene un dos por uno: el líder y la consultora no remunerada con quien está casado. La pregunta no es si conversarán; la pregunta es si su conversación estará regida por la sabiduría, la discreción y la confidencialidad apropiada.
Al comienzo del ministerio, Kimm y yo conversábamos, ¡vaya que conversábamos! Los problemas de la iglesia eran el plato principal que compartíamos en el desayuno, el almuerzo y la cena. Otros pastores de nuestro equipo tenían la misma práctica, por lo que comenzamos a discutir algunas preguntas. ¿Cuál es nuestra comprensión del rol de la esposa del pastor o del anciano en nuestra iglesia: una compañera con acceso completo al ministerio o una esposa/madre que florece más con menos? ¿Qué pasajes hablan específicamente sobre lo que podríamos decirle a nuestra esposa respecto a las luchas de la congregación? ¿Nuestra comprensión de esta regla básica ha sido adecuadamente transmitida a la iglesia? Estas reflexiones crearon un camino más claro para que una pareja ande en él a la hora de discutir asuntos delicados de la iglesia.
2. Mi corazón importa
La manera en que hablamos sobre nuestras presiones revela nuestro corazón. Para algunos líderes, su matrimonio es una cámara de ventilación donde cada temor, ofensa y problema resuena en su esposa. Recientemente, un pastor me dijo: «durante mis primeros años de ministerio, compartir en exceso era mi única manera de comunicación». Cuando le pregunté por qué, me dijo: «los problemas exponían la basura de mi propio corazón y sentía como si necesitara descargarlos en otro lugar». Sin embargo, algo malo ocurrió. Notó que el gusto de su esposa por el ministerio estaba llegando a ser amargo. Cuando buscó consejo y oró, el pastor reconoció que en realidad él había estado envenenando a su esposa. Al ventilar su incredulidad y ansiar su lástima, su esposa se transformó en un chupón, no en una consejera.
Pocas cosas dicen más sobre la salud de nuestro corazón que la manera en que informamos las cosas cuando estamos frustrados. ¿Podemos transmitir la información necesaria sin gotas de nuestro comentario cínico? ¿Protegemos los motivos de aquellos que están involucrados cuando informamos a otros en las reuniones? ¿Estamos buscando ayuda para examinar nuestro corazón? Como mi amigo pastor descubrió, cuando se trata de discernir lo que compartes con tu esposa, el corazón importa.
3. La ley importa
¿Sabías que la ley exige cómo debemos manejar la información que escuchamos como líderes? Hay un par de preguntas necesarias que podrían ayudar a clarificar cómo lidiamos con los datos: ¿obtuve información que podría compartir con mi esposa indirectamente o la obtuve en mi rol de consejero? Si es la última, ¿la información queda protegida por mí (por privilegio confesional) de una manera que no lo estaría por mi esposa? ¿Hay condiciones que me obliguen a informar a las autoridades y determinen el camino de mi denuncia? Ningún pastor quiere complicar su matrimonio al poner ingenuamente cargas legales sobre él.
Los líderes necesitan conocer las leyes del privilegio confesional clerical y de la denuncia obligatoria para asegurar que ninguna esté siendo violada sin intención al comunicarlas a sus esposas. Si quieres saber en qué áreas la ley determina la discusión, conversa con pastores mayores y expertos en leyes de la iglesia. Luego recuerda Proverbios 21:23: «El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias».
4. La política de la iglesia importa
Los grupos de ancianos sabios consideran la complejidad y las responsabilidades de la confidencialidad y buscan armar a sus líderes con reglas para conversar con otros. Las leyes son una ayuda, pero los pastores rara vez pueden encontrar sus apuntes de la única clase de iglesia y leyes que tuvieron en el seminario (y si estás tan alejado de tu tiempo del seminario como yo, sabrás que las leyes probablemente cambiaron). De nuevo, las preguntas son el primer paso: ¿cuál es la política general para los ancianos con relación a la confidencialidad? ¿Cómo la política de confidencialidad se aplica a las esposas de los ancianos? ¿Qué información sería aceptable de compartir, cuál se consideraría fuera de límites y cómo se determina eso? ¿Los líderes pueden pedir permiso para que sus esposas sean incluidas en los detalles de casos de consejería o de reuniones de ancianos?
La discreción es una hermosa palabra, pero es bastante subjetiva. Llevar leyes hacia políticas específicas y convertir suposiciones culturales en directrices escritas ayuda a definir cómo la discreción se particulariza en cada iglesia local.
5. La madurez importa
La madurez personal y espiritual mide si es que una esposa tiene la salud espiritual y la claridad del Evangelio para encontrar la obra de Dios en la complejidad o cuando la cortina del quebranto se abre en la iglesia. Una esposa madura no se intranquilizará fácilmente ni se ofenderá rápidamente cuando descubra que, como pescado de un día, el pecado apesta (particularmente en la casa de Dios). Ella puede llevar la carga de la confidencialidad sin filtraciones indiscretas o tardes perdidas en un bosque de ansiedad. Ama a tu esposa conociéndola y sabiendo con qué puede lidiar.
Si quieres calcular la madurez, mide lo que ocurre cuando el carácter de una esposa se encuentra con las exigencias de la confidencialidad. Es una esfera crítica en el salpicadero de la revelación.
6. La tentación importa
Distinta de la madurez es la tentación: puntos vulnerables del alma de mi esposa. ¿Ella compartimenta bien o es susceptible al temor? ¿Ella tiende a la autojusticia instintiva y verbal cuando la lucha y el pecado salen a la luz? ¿Mi esposa es tentada a chismear o a repetir asuntos (Pr 17:9)?
Las palabras sabias pueden reducir las tentaciones. Zack Eswine recomienda la práctica del «desahogo general». Comienza con un líder diciéndole a su esposa que algo ocupa su mente: «si me veo estresado, ¡no eres tú!». Entonces, ofrece una categoría general para la situación: «una crítica ocupa mi mente y duele» o «hay una pareja que está con problemas y yo estoy preocupado». Finalmente, invítala a la intimidad: «los detalles no serán útiles, pero ¿podríamos orar juntos?». Este acercamiento permite mantener la confidencialidad sin que la esposa se sienta excluida.
Ningún asunto es fácil
Como puedes deducir, encontrar la intersección donde la carga saludable se encuentra con la discreción prudente no es un viaje fácil. Las reglas básicas ayudan, pero para las parejas que intentan encontrar su camino, nada reemplaza la sabiduría. Por lo tanto, terminemos recordando esta potente promesa: «Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Stg 1:5).