Título original en inglés: “COVID-19: Anxious about money?”
Es el virus… y es el dinero.
Por favor, no tomen esto como una indiferencia hacia los peligros médicos. Los peligros son reales y amenazan de igual modo tanto a los mayores como a los jóvenes. No obstante, asimismo, el dinero está escondido detrás de gran parte de nuestra ansiedad y, en este momento, nuestro dinero también está bajo amenaza. La economía se está agitando, las cuentas de jubilación han bajado muchísimo, miembros de la familia están desempleados y no hay trabajos a la vista. Y si es que es verdad que la mayoría de nosotros tiene un fondo de emergencia de USD$500 o menos, estamos en problemas.
Hablé con tres personas por teléfono ayer. Uno seguía a Jesús, otro apreciaba a Jesús pero no a la iglesia de Jesús y la otra persona llamó desde una consulta médica para cancelar mi cita. Cada uno de ellos estaba aterrado por la incertidumbre respecto a las finanzas y me pidieron oración. La desesperación puede hacer eso. Puede llevarnos más profundamente a la independencia o puede recordarnos que tenemos mucho menos control del que pensamos y que necesitamos ayuda de Aquel que está en control. Estas tres personas reconocieron esto y querían a Jesús y su ayuda.
Estas conversaciones me llevaron a las palabras de Jesús respecto al dinero (Mt 6:19-34). Aquí hay algunas que se destacan.
«¿No son ustedes de mucho más valor que ellas [las aves del cielo]?». Esta pregunta se encuentra en el centro de la enseñanza de Jesús sobre la preocupación y Él espera que tú respondas. ¿Crees que eres más valioso para Jesús que las aves? O, dicho de otra manera, ¿crees que Él te ama? Por supuesto, sabes la respuesta correcta, pero a veces la respuesta no parece marcar mucho la diferencia. Las palabras: «te amo… y tienes un gran valor para mí…» suenan bien, pero no pagan las cuentas.
Con el fin de poner tu corazón en el lugar correcto, necesitas practicar tanto el escuchar su pregunta como el dar una respuesta honesta. Así que practica. Plantéate a ti mismo la pregunta a lo largo del día y antes de que des la respuesta «correcta», considera por qué tiene tan poco peso. Luego, imagina (ve por fe) que estás completamente seguro en el afecto y en el cuidado de tu Padre. ¿Eso marcaría la diferencia? Sí, eso marcaría la diferencia. Imagina la vida hoy con un poco más de confianza en que tu Padre te conoce y te ama más de lo que ama y conoce a las aves.
«El Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas [las necesidades básicas de la vida]». Puesto que eres especialmente valioso para tu Padre, Él sabe y recuerda lo que necesitas. Tus necesidades están grabadas en su corazón.
Esto debería sonar verdadero porque incluso los padres humanos saben lo que necesitamos. Yo me sentía independiente a una corta edad. Siempre tuve trabajos, compraba lo que necesitaba y asumí que la universidad sería mi única responsabilidad. Sin embargo, la independencia es un mito. Recuerdo los momentos en los que mi automóvil dejaba de funcionar, y los automóviles nunca dejan de funcionar cuando es conveniente. Recuerdo que mi papá aparecía, a horas extrañas en la noche, encargándose de la grúa y solucionando los detalles que yo no preví. Sin ninguna queja; feliz de hacerlo. Él estaba atento a mis necesidades. Y probablemente yo tenía diecinueve años cuando me di cuenta de que él estaba pagando el seguro de mi automóvil.
Tu Padre celestial conoce tus necesidades y tus preocupaciones económicas. «Conoce» significa que Él está activo, en este momento, resolviendo los detalles. Esto te da libertad para enfocarte en otros asuntos.
«Busquen primero su reino». Jesús está diciendo algo como esto: puesto que tu Padre se preocupa por el mañana, dale tu atención al hoy —eres un compañero crucial en la misión de tu Padre y hay tanto que hacer—. Tus temores siempre deambulan hacia el futuro y están llenos de predicciones del día del juicio final. Sin embargo, nunca imaginas un futuro con Dios en él. Como resultado, tus predicciones son imprecisas. Por lo tanto, déjale el futuro a tu Padre y vuelve a este día. Ora para que su voluntad se haga hoy. Ora para que ames a Dios y a tu prójimo hoy. La misión que Él te da nunca se detiene por las circunstancias de la vida, incluso al estar confinado en casa. Aún implica confesión, fe, amor, oración, perdón y búsqueda del perdón de otros; decir «no» a las tentaciones y terminar un proyecto que dijiste que terminarías. Mañana tendrá su afán. Incluso Jesús dice esto. En lugar de preocuparte, busca su gracia para esos problemas mañana.
Ahora, ¿cómo vas a orar hoy?
Señor, hoy mis necesidades se sienten apremiantes y fuertes en mi corazón, pero confío en que Tú las conoces y te preocupas por ellas. Te agradezco porque no estoy solo en esto. Nunca entenderé por qué te preocupas por mí, pero creo en que lo haces. Aunque aún no sé cómo proveerás, quiero enfocarme en tus planes para mí hoy. Por favor, ayúdame.