Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del pódcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
Puesto que el amor de Cristo por la iglesia nos da el modelo tipológico, el arquetipo del amor de un hombre por su esposa, no es sorpresa que recibamos bastantes correos electrónicos de maridos que no saben si están en el camino correcto con respecto a esto. ¿Cómo se manifiesta en la vida diaria de un marido un amor semejante al de Cristo?
Es la pregunta de hoy de un oyente llamado Zachary. «Pastor John, me caso este invierno y en mi vida tengo poca o ninguna experiencia de otros maridos que sean buenos líderes de sus esposas. ¿Cuáles son algunos de los parámetros generales que debo considerar —y también todos los maridos nuevos— para saber si estamos liderando a nuestras esposas de una manera que honre y refleje el amor de Cristo por la iglesia?».
Bien, Zachary, en resumidas cuentas, mi consejo es el siguiente: haz de Efesios 5:25-33 tu norma de por vida sobre cómo amar a tu esposa y lo que significa vivir en la relación de pacto que Dios diseñó para mostrarle al mundo la belleza de su propio amor de pacto por la iglesia. Haz que sea tu norma de por vida.
Una norma para toda la vida
Este es un pasaje inagotable. Te derribará para luego volver a levantarte una y otra vez a medida que descubras más y más profundamente las maravillas del misterio del matrimonio. Muy poca gente hoy en día, incluso en la iglesia, considera el matrimonio de forma tan profunda, seria y gloriosa como Dios lo diseñó. En términos generales —me parece—, hemos absorbido las visiones superficiales del mundo con respecto al matrimonio y sus glorias, y hemos descuidado totalmente lo que realmente significa.
Después, agrega 1 Pedro 3:7 a esta norma de por vida. Ahora tienes dos porciones de esa norma: Efesios 5:25-33 y 1 Pedro 3:7. Pedro usa la frase: «herederos del grato don de la vida» (NVI). Nunca podrás llegar al fondo de esa frase, ni en esta vida ni probablemente en la próxima. «Herederos del grato don de la vida». Dos personas, un hombre y una mujer, ambos absoluta y totalmente pecadores y, por lo tanto, absoluta y totalmente dependientes de la gracia para esta vida y la próxima. ¿Cómo se vería eso?
Qué glorioso se vería. Dos personas con sus corazones quebrantados y dependientes de la gracia. Déjame ser específico, solo unas cuantas preguntas específicas, porque estoy seguro de que eso es lo que quieres.
Sigue la historia
Efesios 5:25-33 está diseñado para ser la redención de lo que fue destruido en Génesis 3. Empecemos allí. Solo debes fijarte en esa conexión cuando Adán y Eva cayeron del hermoso plan que Dios tenía para ellos.
Efesios 5:25-33 es la reconstrucción de lo que fue destruido. Ahora, leamos acerca de lo que fue destruido. Lo podrás ver. Podrás ver al menos tres terribles catástrofes: «Entonces fueron abiertos los ojos de ambos», Adán y Eva recién habían comido del fruto prohibido «y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales. Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día. Entonces el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto» (Gn 3:7-8).
A continuación, el Señor Dios llamó al hombre, «Acércate, Adán»: «Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”. Y él respondió: “Te oí en el huerto, tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí”» (Gn 3:9-10, énfasis del autor).
Y Dios dijo: «“¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo?” […]. “¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieras?”. El hombre respondió: “La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”» (Gn 3:11-12).
Tres corrupciones
Observa tres corrupciones catastróficas en esta hermosa relación.
Primero, el hombre y la mujer sintieron vergüenza por su desnudez: habían dejado de sentirse seguros el uno con el otro. Todos hemos probado esto, ¿no es cierto? Él o ella puede verme en mi condición más vulnerable, desnudo, y puede decir algo totalmente devastador sobre mí, lo que heriría esta relación por el resto de nuestras vidas.
Segundo, no solo se escondieron el uno del otro, sino también de Dios. Tuvieron miedo: «tuve miedo porque estaba desnudo» y, por lo tanto, la relación se arruinó horizontal y verticalmente. Oh, qué universo de miseria entró al mundo.
Tercero, la primera reacción del hombre ante este nuevo conjunto arruinado de relaciones fue culparla a ella y culpar a Dios, quien se la había dado: «La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol». Ese es, entonces, el resultado trágico que Efesios 5 trata de sanar: la vergüenza, el temor, la culpa y el culpar al otro.
Lo que tú sabes, Zachary, (lo sabes como cristiano) es que Jesucristo vino al mundo para salvar a la gente de toda esa destrucción relacional. Esa es la razón por la que vino. Su manera central y crucial de salvarnos de la vergüenza, del temor, de la culpabilidad y de culpar al otro es muriendo, muriendo en lugar nuestro y en representación nuestra, resucitando de entre los muertos y dándonos esperanza eterna.
En otras palabras, Jesús se ocupa de nuestro pecado de tal manera que el temor, la vergüenza, la culpabilidad y el culpar al otro son destruidos en su familia redimida. Lo hace muriendo, muriendo.
Toma la iniciativa
Pues bien, ¿qué significa eso para ti como esposo, como alguien que ha sido llamado para ser la cabeza de tu matrimonio y de tu familia? Efesios 5:23 dice: «Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia». Lo que esto significa es que ahora tú tomas la iniciativa.
En otras palabras, sientes una responsabilidad especial de tomar iniciativas con el fin de crear un ambiente e implementar los medios de gracia que reemplazan la vergüenza con honor, el temor con confianza alegre y sobrellevar la culpa o el culpar al otro con paciencia y perdón. Sientes una responsabilidad especial de establecer un ambiente y los medios de gracia que logren esos gloriosos fines. En otras palabras, primero recibes la obra redentora de Cristo en tu propio quebrantamiento y pecaminosidad, y luego la extiendes hacia afuera según el modelo de Cristo para mostrársela a tu esposa y a tus hijos.
Sin embargo, observa cuidadosamente que tanto tú como tu esposa son herederos de la gracia (1 Pedro 3:7). Esto significa que ella experimenta la misma redención del Señor Jesús directamente por la fe, no a través de ti. Ella también tiene la responsabilidad de extenderla hacia afuera y horizontalmente hacia ti y los hijos.
Ese es el motivo por el cual digo que como cabeza, como líder, tú tienes una responsabilidad especial. Como cabeza, debes tomar iniciativas para crear y mantener un ambiente espiritual, emocional y físico donde tu esposa se sienta protegida y segura. Ella necesita un lugar a salvo de humillaciones verbales y de otras heridas que puedan venir de ti o de los hijos. Un lugar donde ella se sienta provista y donde sienta que no tiene que empujarte porque tú ya te estás moviendo en la dirección de establecer un ambiente piadoso y lleno de gracia en el hogar.
Una pequeña recomendación
Zachary, aquí tienes una pequeña orientación, una pequeña prueba práctica para ver si estás cumpliendo tu llamado en este sentido cuando estés en esa posición. Haz esta pregunta: ¿quién (yo o mi esposa) en esta familia dice más a menudo: «conversemos…»?
El marido necesita establecer un modelo de vida familiar saludable: patrones de oración, patrones de lectura bíblica, patrones de asistencia a la iglesia, patrones de guía moral para los hijos, patrones de ritmos y horarios, patrones de cómo manejar los teléfonos, patrones de responsabilidad financiera para vivir dentro de un presupuesto, etcétera. El marido, como cabeza, no debe dejar a su esposa en una posición en la que ella sienta que estas cosas han sido descuidadas o que tiene que empujarte para iniciar las conversaciones necesarias.
El liderazgo espiritual viene del marido, que es un pecador salvado, dependiente de la gracia diaria, quien confiesa rápidamente sus propios pecados y errores a ella, a sus hijos y amigos. Este tipo de liderazgo espiritual no significa tomar decisiones unilateralmente. Significa decir: «conversemos sobre el presupuesto. Conversemos sobre cómo disciplinaremos a nuestros hijos. Conversemos sobre el patrón más provechoso de oración y de lectura de la Biblia para ambos. Conversemos sobre la iglesia y nuestra participación en ella. Conversemos sobre la visión moral que queremos tener como familia en esta comunidad».
La razón por la cual lideras usando: «conversemos…» en lugar de dar órdenes unilaterales es porque no eres Cristo, solo eres semejante a Él. ¿Puedes hacer esa distinción? Necesitas liderar y amar a tu esposa como Cristo amó a la iglesia. Eso significa que tomas plenamente en cuenta tu pecaminosidad y finitud, y como un líder pecaminoso y finito creas el gozo y la más plena fructuosidad en la familia.
Puede que descubras que, en cualquiera de estos casos, tu esposa posee mayor sabiduría que tú. Eso no significa que ella de repente se convierta en la líder. Ella estará encantada de que en tu liderazgo de tomar la iniciativa seas lo suficientemente humilde como para recibir una palabra sabia cuando la escuchas. Ningún líder honorable, ya sea el presidente de los Estados Unidos o el general de un ejército, ningún líder respetable supone que posee toda la sabiduría que necesita. Zachary, hay tanto más que decir y el Señor te lo mostrará si haces de Efesios 5 y de 1 Pedro 3 la norma de vida para tu llamado como marido.