Nota del editor: este es el tercero de una serie de cuatro artículos que fueron publicados originalmente en 9Marks acerca del diseño de una reunión de adoración comunitaria. 9Marks no promueve una forma específica de abordar el diseño de un servicio de adoración. Sin embargo, este es un buen ejemplo de cómo un pastor le enseñó a su iglesia sobre la adoración comunitaria. Aquí puedes encontrar la Parte 1 y la Parte 2.
En esta serie, hemos pasado de lo fijo y permanente a lo más flexible. Cada iglesia debe cantar y predicar la Palabra. Pero las iglesias pueden hacerlo de manera diferente. He conocido iglesias donde la congregación pide canciones en el momento. Eso no es algo que nosotros hagamos, pero es una manera de hacerlo.
En esta publicación, esbozaré cómo diseñamos nuestros servicios de adoración. Existen cinco secciones de material aquí que funcionan cronológicamente, como suele ocurrir. Pero estos aspectos del diseño del servicio a menudo se mezclan. Tenemos una fórmula que nos ayuda a funcionar bien juntos, pero no tiene el propósito de ser formulista.
Enfoque en el servicio
La parte más importante e innegociable de nuestro servicio es la Palabra predicada. Predicar es la manera principal en la que Cristo por medio de su Espíritu salva y sostiene la iglesia. La predicación es lo que define al Evangelio y, por lo tanto, a la iglesia. Por estas razones, la predicación es el clímax estructural y centro temático de cada servicio. Todo lo demás lleva y fluye de esto.
Cada reunión dominical tiene dos temas con base en la Palabra predicada: un tema de revelación y otro de respuesta. El primero enfoca nuestra atención en una faceta de la gloria y gracia de Dios. La segunda se enfoca en nuestra respuesta de una manera apropiada a lo que Dios ha revelado.
Aquí hay algunas preguntas que hacemos para darle enfoque a un servicio:
- ¿Hay un tema doctrinal dentro o relacionado al texto de esta semana, del texto de la semana o de la serie que será especialmente útil para la reunión de este domingo, teniendo en cuenta la dieta general?
- ¿Hay una respuesta bíblica natural ofrecida en el libro o en el texto que se va a predicar que podamos extraer para este servicio?
- ¿Cómo estos temas de revelación y respuesta se relacionan con el énfasis temático del sermón? (Reforzamiento, complemento, contraste, etc.).
Reunir los textos
Muchas herramientas nos ayudan a reunir nuestras canciones y lecturas. La primera es un catálogo de canciones, organizado con 160 canciones que cantamos como iglesia. Estas son canciones cuyos textos son, a nuestro juicio, especialmente buenos y cuyos tonos son especialmente cantables. Asimismo, son canciones que podemos guiar musicalmente con excelencia mientras nos desafían a mejorar. Tenemos canciones que nos ayudan a aprender y a cantar casi todas las verdades que creemos. Tenemos canciones escritas para llamarnos a alabar a Dios, para guiarnos en la confesión y para orar la Palabra. Etiquetamos cada canción del catálogo para ayudarnos a encontrar las mejores canciones para cada domingo. La segunda herramienta que usamos es un libro de liturgia lleno de pasajes de la Escritura y lecturas. Algunas de ellas de nuestra propia autoría, pero muchas han sido recopiladas de varias fuentes.
Al reunir nuestro material, queremos evitar dos errores. Queremos evitar el error de la incoherencia, donde no existe relación temática entre las canciones. Por otro lado, es nuestro enfoque evitar un servicio que sea demasiado uniforme y monótono. No debe terminar el servicio y que alguien piense: «oh, acabamos de cantar un montón de canciones sobre cómo Cristo es una “roca”». Al contrario, como resultado del efecto cumulativo del diseño, queremos proclamar juntos, «¡Jesús es nuestra roca!».
A continuación hay algunas preguntas que podemos hacernos una vez elegidos los temas:
- ¿Qué canciones, lecturas u oraciones se te vienen inmediatamente a la mente? ¿Cómo podrían servir a los siguientes elementos: llamado, alabanza, confesión, afirmación, iluminación y respuesta? Con más investigación, ¿qué otras canciones, lecturas y oraciones podrían servir a estos elementos? ¿Existe una canción o lectura en nuestro catálogo que deriva específicamente de este texto que se predicará el domingo?
- ¿Existe una oportunidad esta semana para usar una canción que no hemos cantado hace más de seis meses? ¿Es una buena semana para presentar una nueva canción? ¿Hay algunas canciones más nuevas que debamos repetir? ¿Hay algunas que sean regulares que debamos evitar repetir?
- ¿Qué temas adicionales han surgido hasta ahora en esta serie de predicación —y especialmente la semana pasada— que podemos al menos repetir sutilmente en este servicio?
Organizar el material
Existen tres patrones básicos que podemos seguir al diseñar un servicio. En primer lugar, el patrón histórico del Evangelio, en el cual nos movemos de un llamado/alabanza → confesión → afirmación → oración/canción de iluminación → predicación → respuesta/ordenanzas → bendición. Podríamos poner una profesión de fe ahí, pero ese es el flujo general. Este es nuestro patrón más típico y estos elementos aparecerán en el orden en que nos acercamos también, aunque algunos con menor prominencia.
En segundo lugar, hay un patrón de narrativa del Evangelio, donde nos movemos a través de un evento en la Escritura, ya sea la historia completa de la Biblia desde la creación → la caída → la nueva creación → la nueva creación o un evento como el éxodo.
El tercer enfoque es el patrón del pasaje del Evangelio. Aquí es donde tomamos un pasaje de la Escritura (un salmo o un párrafo en una carta, por ejemplo) y trabajamos ese pasaje en el curso del servicio.
A continuación, dejo un par de preguntas que nos hacemos en esta fase:
- ¿Qué patrón de diseño de servicio parece mejor adecuado para el tema y los textos que hemos reunido?
- ¿Cómo podemos traer sentido de proporción al servicio de esta semana con canciones antiguas y nuevas, canciones a Dios y los unos a los otros sobre Dios, y canciones tradicionales y modernas?
- ¿Cómo cada una de estas canciones/lecturas/oraciones se relacionan únicamente al tema del servicio y cómo deben ordenarse?
Aclarar los detalles
Este paso implica escribir el llamado a la adoración, modificando cualquier lectura para el mejor avance de nuestros temas, y elaborando transiciones entre canciones. Para volver a nuestra metáfora del edificio, los comentarios de transición son como señales que se mueven a través de la reunión. No son destinos, sino direcciones para ayudarnos a llegar adonde vamos. Estas son normalmente cortas —una o dos oraciones— así como deben ser las señales. Deben ser significativas, mínimas y memorables para que puedan entregarse cómodamente y con conexión.
Para escribirlas, identificamos dónde estamos en el servicio y luego meditamos en los comienzos y en los finales de una canción para formar una conexión conceptual verbal siempre entre ellos. Estos breves comentarios hacen más que explicar, moviéndonos desde un elemento a otro. Ellos nos invitan y nos exhortan, moviendo nuestros espíritus y moviéndonos los unos hacia los otros y hacia el Señor.
A continuación, dejo algunas preguntas que nos hacemos en esta fase:
- ¿Dónde el movimiento entre los elementos es lo suficientemente natural que podemos prescindir de una transición al menos una o dos veces durante el servicio? ¿Dónde el movimiento entre los elementos no es lo suficientemente claro para que cierto tipo de transición sea necesario?
- Donde sea necesario, ¿cómo podemos elaborar una o un par de líneas para ayudarnos a movernos simple, breve, poética y memorablemente (por el bien del líder) de un elemento a otro?
- ¿Cómo podemos adaptar las lecturas para unificar el servicio y el avance de sus temas?
Preparar a la congregación
Queremos que nuestras reuniones adornen la Palabra de Dios con una excelencia que no distraiga. Queremos levantar nuestros afectos con la Palabra. Queremos involucrar a toda la congregación sin sofocar su voz con nuestra destreza. Todo esto involucra una cierta combinación de habilidades musicales y técnicas, madurez espiritual, relaciones nutridas y cosas como correos electrónicos, software y ensayos. ¿Qué significa esto semana a semana? Significa involucrar a las personas correctas de las maneras correctas y con la preparación correcta.
Somos bendecidos con músicos dotados que aman a nuestro Señor y a su iglesia. Tenemos personas capacitadas tocando instrumentos, arreglando canciones, liderando los ensayos, mezclando el sonido de la sala y organizando estas partes para poner nuestra atención donde corresponde. Tenemos ancianos y diáconos piadosos que nos preparan y nos lideran en oración que son escriturales, comprensibles y sinceros. Hay un sinfín de otros.
Enfocados ahora en la música o en los músicos, estas son algunas preguntas que nos hacemos:
- ¿Qué tipo de conjunto musical e instrumentos son los más adecuados para las canciones de esta semana? ¿Existe una canción que estamos cantando que requiere un toque musical especial hecho por un músico en particular? Importante, ¿quién está disponible?
- ¿Qué ambiente y transición musical servirá mejor a los temas y al diseño del servicio de esta semana? ¿Qué podemos hacer musicalmente con una excelencia sin distracciones? ¿Cómo podríamos transmitir la verdad de una canción con nuestro arte?
- ¿Hay oportunidades esta semana para nosotros a fin de crecer musical y técnicamente? ¿Hay algunas dificultades al cantar alguna de esas canciones que requieren atención especial?
Asimismo preparamos a nuestros miembros para la reunión del domingo con detalles sobre el texto y tema del sermón, con pistas de música, con listas de canciones que planificamos cantar, y con oración.
¿Qué hace que la adoración sea aceptable?
Nuestra preocupación en la reunión de adoración es cómo podríamos ofrecer una adoración aceptable a Dios. Nuestras formas y expresiones deben ser sensibles para nosotros como una iglesia local única. Pero nuestro primer interés está en la adoración que agrada al Señor.
¿Qué hace aceptable la adoración al Señor? Simplemente esto: la sangre y la justicia de Cristo.
Existen muchos asuntos de prudencia en relación a las canciones que cantamos y cómo ordenar nuestra reunión. Debemos ir al día del Señor con corazones devotos a Él, sin importar lo que ocurrió esa semana o lo que hicimos el día anterior.
Pero ninguna de esas cosas nos hace merecedores de la aceptación de Dios. Ninguna de esas cosas nos hace aceptables para Él. Eso es porque ninguna de esas cosas puede hacernos adoradores de Dios. Cristo y sólo Cristo nos hace aceptables ante Dios y sólo Cristo convierte a los pecadores en adoradores. Cristo mismo es nuestro líder de adoración, llamándonos a alabar (Heb 2:12).
Antes de reunirnos, debemos ir a Él. Y al habernos reunido, ¡venimos por medio de Él! Recuerda esto (tanto planificadores como participantes de igual forma) a medida que te preparas para la iglesia esta semana: «Y viniendo a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1P 2:4-5). En Cristo, nos hemos «acercado al monte Sión y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles» (Heb 12:22). Por medio de Cristo, hemos recibido un Reino que no puede ser removido; por lo tanto, «ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb 12:28-29).
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
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