Cada semana, me siento y leo mi sermón en voz alta a uno o más miembros de mi iglesia y les pido retroalimentación. No soy un gran predicador, pero puedo decir con total confianza que mi predicación ha mejorado bastante a lo largo de los años debido a nuestra revisión semanal anticipada de sermones. Me pregunto si te pueden ayudar a ti también, mi amigo pastor.
Por qué debes revisar anticipadamente el sermón
Teológicamente
El sermón de un pastor podría sentirse como su bebé, pero es importante recordar que se requiere de una comunidad para criar a un hijo. La mayoría de los pastores admitirían sin reservas que la teología se desarrolla mejor en comunidad (Hch 2:42; Ef 4:15; Heb 10:24-25) y, sin embargo, el estudio teológico más crucial con el que nos involucramos cada semana (la preparación del sermón) a menudo se realiza en completo aislamiento. Las razones para la preparación solitaria del sermón son muchas y la mayoría de ellas son buenas y necesarias. No obstante, yo diría que es aún más necesario que al menos una segunda persona revise tu sermón cada semana antes de predicarlo.
Si tienes la más mínima conciencia espiritual de ti mismo, sabrás que el sermón de un predicador siempre se puede mejorar. Por tanto, ¿por qué no permites que tus hermanos de la iglesia, quienes tienen al Espíritu viviendo en ellos, te ayuden a hacerlo más edificante antes de que te pares en el púlpito?
Pastoralmente
Las revisiones anticipadas de sermones revelan cómo me escuchan diferentes personas. Como un murciélago con ecolocación, mis palabras golpean su corazón y, luego, cuando me dan su opinión, mis palabras reverberan de vuelta a mí, normalmente con más claridad. «Oh, ¿me escuchaste decir eso? Entonces, tengo que trabajar en este punto/párrafo/ilustración».
Recuerden, hermanos, no les predicamos a avatares. Nuestra iglesia local está llena de santos que traen diferentes perspectivas, temores, fortalezas, debilidades, esperanzas y cargas a la reunión del domingo por la mañana (1Ts 5:14). Una manera de ministrar mejor a todas las ovejas que Dios me ha dado ha sido buscar retroalimentación en la preparación de mi predicación. ¿Por qué no evitarle al 99 % de tu congregación las debilidades de tu sermón que el 1 % de ellos podría haber detectado en una revisión anticipada del sermón?
La revisión anticipada del sermón también es una gran manera de entrenar predicadores y maestros jóvenes. En lugar de aguantar tu respiración, esperando y orando para que un joven capte el punto del texto correctamente mientras predica su primer sermón o enseña su quinto estudio bíblico, puedes revisar su material con él de antemano. Las lecciones aprendidas de esas sesiones se acumulan con el tiempo y trabajan juntas para ayudar a capacitar a futuros hombres para el ministerio.
Prácticamente
Entre los muchos beneficios prácticos de una revisión anticipada del sermón, el principal es tener a alguien ahí para decirte: «perdiste algo». Nunca deja de asombrarme cuán a menudo alguien nota un error en mi manuscrito: referencia bíblica incorrecta, error gramatical o pensamientos incompletos. Trabajo realmente duro en mis manuscritos, pero aún tengo puntos ciegos. Una buena revisión anticipada del sermón es como trabajar con un buen editor de un libro. Un segundo (¡o tercer!) par de ojos siempre van a captar algo que tú pasaste por alto.
Cómo debes hacer revisiones anticipadas del sermón
Los pormenores de la revisión anticipada del sermón variarán de un pastor a otro, e incluso podrían variar para un pastor específico con el tiempo.
A medida que leo mi manuscrito en voz alta, me detengo en cada página más o menos y pregunto si alguien tiene retroalimentación. Animo a los participantes a interrumpirme si algo no es particularmente claro o si temen olvidar un pensamiento particularmente útil. Sin embargo, también los animo a no interrumpir más de lo necesario.
Solía hacer la revisión anticipada del sermón las mañanas del sábado, pero las he movido para principios de la semana. Esto me da más tiempo para ajustarlo a la retroalimentación de la revisión anticipada del sermón. Conozco a un pastor que escribe su sermón entero el sábado y hace su revisión anticipada del sermón el sábado en la noche. ¡Eso me aterra! Encuentra qué día funciona mejor para ti. Me gusta hacer la revisión anticipada de mi sermón de pie, en el púlpito, en la sala de reuniones donde estaré predicando. Tú podrías encontrar más útil hacer el tuyo sentado, detrás de tu escritorio, en tu oficina. No lo compliques más de lo necesario.
¡Planificar ya es bastante complicado! Estos días, principalmente hago revisiones anticipadas de mi sermón con un anciano laico, un anciano del equipo o un asistente pastoral, pero siempre ando buscando una oportunidad para hacer una revisión anticipada con un miembro que no sea del equipo o que no sea un anciano. Su retroalimentación a menudo es la más útil.
Adicionalmente, ha habido momentos cuando he escogido hacer la revisión anticipada con un cierto tipo de miembro de la iglesia para tener un tipo específico de ayuda; por ejemplo, sólo miembros solteros o mujeres. De nuevo, sé flexible. Eres pastor, conoces a tu congregación y, con el tiempo, aprenderás a escoger sabiamente a los miembros con base en el texto que estás preparando y la congregación a la que le estarás predicando.
Posible objeción
Un pastor me dijo una vez que él nunca podría hacer una revisión anticipada de un sermón porque temía que pudiera llevarlo a volver a trabajar en su sermón en el último minuto. Quizás. Pero ¿no sería mejor luchar por mejorar tu sermón que arriesgarse a decir algo que no es cierto, que no es útil o que no es claro desde el púlpito?
Sabemos, hermanos, que tendremos que estar frente al Señor el último día y darle cuentas de nuestra predicación (Heb 13:17; Stg 3:1), y eso es algo serio. Por lo tanto, no trates a tu sermón como a tu bebé: algo que debes proteger y mimar a toda costa. Al contrario, ve tu sermón por lo que realmente es: un instrumento que Dios te dio para edificar a su iglesia. Por tanto, hermano pastor, aprovecha con alegría cualquier y toda ayuda que puedas tener en tus labores, incluyendo la revisión anticipada del sermón.
