Los libros cortos de la Biblia son ignorados, ¿no es cierto? No muchos predicadores enseñan Hageo (a menos que busquen financiar la construcción de un edificio), Abdías o 3 Juan. ¡Pero deberían hacerlo! Estos pequeños libros están llenos de verdades beneficiosas para las cansadas almas de nuestras congregaciones. El libro de 2 Juan no es una excepción.
Juan tenía muchas cosas que decir en su mente, pero esperaba hacerlo en persona (v. 12). Sin embargo, una determinada controversia lo obligó a escribir una carta corta. Si fue lo suficientemente importante para Juan tener que escribirla cuando hubiera preferido hablar con sus lectores en persona, probablemente esta controversia fue un asunto bastante significativo.
Los temas abordados en 2 Juan son sorprendentemente relevantes hoy en día. Así que con esto en mente, aquí hay tres razones por las que deberías predicar este corto libro.
1. Promueve la verdad y el amor
El libro anterior de Juan, su primera carta, es conocido por la forma en que entrelaza los temas de la verdad, el amor y la obediencia; y por una buena razón. Estos temas vuelven a aparecer en su segunda epístola.
Juan comienza su carta dirigiéndose a sus seres queridos. Cuidadosamente, explica la clase de amor que tiene por su «señora escogida»: un amor basado en la verdad (v. 1). Juan escribe que el amor basado en la verdad, une a todos los hijos de Dios. En una de sus cartas, Pablo escribe que la unidad cristiana está basada en nuestro Espíritu en común, nuestro Señor en común, nuestro bautismo en común y en la sangre de Cristo derramada para expiación de nuestros pecados (Ef 2:13; 4:15). Aquí, al comienzo de 2 Juan, vemos que nuestra unidad también está basada en las verdades que todos creemos.
Juan pasa rápidamente al saludo tradicional: «La gracia, la misericordia, y la paz estarán con nosotros, de Dios el Padre y de Jesucristo, Hijo del Padre […]».
Pero observa cómo, en forma bastante única, Juan termina su saludo: «en verdad y amor». La gracia, la misericordia y la paz que recibimos de Dios el Padre y de Dios el Hijo nos llegan a través de la verdad y del amor. La verdad y el amor no se contradicen. Muy por el contrario, ambos deben de estar presentes en igual medida para que la gracia y la paz fluyan a nuestras vidas.
Pero hay más.
2. Promueve la obediencia
Juan dedica los siguientes seis versículos a decirles a sus lectores que la verdad y el amor deben producir obediencia. Dicho de otro modo: debemos caminar en verdad y en amor, no solamente admirarlos de lejos (vv. 4, 6). Juan es lo suficientemente audaz como para definir nuestro amor por Dios como nuestro andar en conformidad con «sus mandamientos» (v. 6).
Pero Juan tiene claro que nuestra obediencia es a la verdad, no simplemente a nuestra idea de lo que es la verdad. A medida que nos enseña de los anticristos que han salido al mundo para engañar a los elegidos de Dios, él nos advierte: «Tengan ustedes cuidado». Si no nos aseguramos de que nuestra obediencia esté basada en la verdad de quién es Jesús, podemos terminar perdiendo nuestras propias almas (v. 8).
Hermanos pastores, debemos enfatizar la obediencia a la verdad. Si no lo hacemos, nuestras almas se perderán. Esto es particularmente importante porque muchos cristianos que poseen una buena teología, caen en la tentación de creer que conocer la verdad es lo mismo que obedecer la verdad.
Finalmente y, en forma enérgica, Juan afirma que si continuamos permaneciendo (caminando, viviendo) en mentiras sobre quién es Jesús, nuestra obediencia no vale para nada. Él es muy explícito: «Todo el que se desvía y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios». ¿Qué tan importante es que la obediencia se base en la verdad? Tan importante como tener a Dios o no, y no hay nada más importante que eso.
La verdad, el amor y la obediencia forman una estructura trilateral. Sacar una pieza significaría perder el Evangelio, toda nuestra fe cristiana e incluso nuestras propias almas.
3. Nos ayuda a pensar correctamente sobre cómo debemos interactuar con los falsos maestros
¿Cómo se supone que le enseñemos a pensar a nuestra congregación sobre pastores populares como Joel Osteen, Rob Bell o Creflo Dollar? ¿Cómo deberíamos enseñarles a pensar en hombres que supuestamente proclaman a Dios pero que, sin embargo, enseñan un mensaje que lleva a la gente a comprometer la verdad y la obediencia en aras del amor, o al amor en aras de la «verdad»?
Y tengo más preguntas prácticas: ¿cómo se supone que te debes de relacionar con el pastor hereje que está cerca de tu iglesia, ese con 4 000 «miembros»?, ¿qué deberías hacer cuando el alcalde te pide que ores en el desayuno de la ciudad donde el predicador principal será el falso profeta local?, ¿dónde trazamos la línea?, ¿deberías darle la mano al lobo si lo ves en el almacén de la esquina?, ¿deberías orar con él en público?, ¿puedes unirte a él para buscar mayor justicia para tu ciudad? Creo que 2 Juan realmente puede ayudarnos con este tipo de preguntas.
Los versículos 7 y 8 examinan los anticristos, los engañadores. Estos son los que predican un Jesús diferente. En forma específica, Juan aborda la falsa enseñanza del gnosticismo. Ellos «no confiesan que Jesucristo ha venido en carne» (v. 7). Pero el principio se aplica a cualquiera que traiga una enseñanza diferente sobre Jesús (v. 10), desde los predicadores de la prosperidad hasta los mormones.
Juan les dice a todos los que permanecen en la enseñanza de Cristo (v. 8) que no saluden a los falsos maestros ni que los reciban en sus hogares. No creo que Juan quiera decir que ni siquiera le digamos «hola» a tal hombre, o que ni siquiera lo invitemos a nuestra casa a conversar. En el antiguo Medio Oriente, saludar públicamente a un profeta viajero y recibirlo en tu casa significaba que no solo recibías al hombre, sino también su enseñanza. Esa demostración pública de aprobación funcionaba como luz verde para recibir la falsa enseñanza del engañador. Por esta razón, Juan dice que cualquiera que salude a uno como este, participa en sus malas obras (v. 11). Aplicar este principio en nuestros contextos puede que sea distinto a lo que era en el antiguo Medio Oriente, pero aun así se debe de aplicar con máxima diligencia. Predicar 2 Juan te ayudará a ti y a tu congregación a pensar más cuidadosamente en esta materia.
Conclusión
En resumen, 2 Juan tiene mucho que ofrecer. Le enseñará a tu iglesia a pensar multiculturalmente sobre el amor y la verdad, les enseñará el valor y la necesidad de la obediencia, y les ayudará a ejercer mayor discernimiento con respecto a los falsos maestros tanto individualmente como en la vida de la iglesia.