Este artículo forma parte de la serie Preguntas y respuestas, publicada originalmente en Crossway.
P: Si la Biblia dice tan poco sobre la homosexualidad, ¿por qué los cristianos insisten tanto en hablar de ella?
R: La razón por la que la Biblia dice relativamente poco sobre la homosexualidad es porque era un pecado relativamente nada conflictivo entre los antiguos judíos y cristianos. No existe evidencia de que el judaísmo antiguo o el cristianismo primitivo tolerara alguna expresión de actividad homosexual. La Biblia dice mucho sobre la idolatría, la hipocresía religiosa, la injusticia económica y la adoración pagana porque estos eran pecados comunes para el pueblo de Dios en ambos testamentos.
Los profetas no despotricaron contra la práctica homosexual porque como pecado particularmente obvio y notorio se cometía con menor frecuencia en la comunidad de pacto. La Biblia habla aún menos de la zoofilia de lo que habla sobre la homosexualidad, pero eso no hace de la zoofilia un asunto insignificante (o del incesto, del abuso de niños o de los cincuenta otros pecados que la Biblia apenas aborda). Contar el número de versículos sobre un tema particular no es la mejor manera de determinar la gravedad del pecado en cuestión.
Dicho todo eso, no es como si la Biblia estuviera en silencio sobre el tema del comportamiento homosexual. Es explícitamente condenado en la ley mosaica y se usa como un ejemplo vívido de la rebelión humana en la carta más importante de Pablo (Romanos). Está enlistado entre una multitud de otros serios vicios en dos epístolas diferentes (1 Corintios y 1 Timoteo). Es una de las razones por la que Dios destruyó la mayoría de las ciudades más infames en la Biblia (Sodoma y Gomorra).
Sin siquiera mencionar todos los textos sobre matrimonio en Génesis, Proverbios, Cantar de los cantares, Malaquías, Mateo y Efesios. Cuando la Biblia habla en un sólo versículo —como un apartado, sin una interpretación histórica consensuada— sobre personas siendo bautizadas en nombre de los muertos (1Co 15:29), estamos en lo correcto de pensar que esto no es un asunto que deba detenernos por mucho tiempo ni uno respecto al cual no debamos ser demasiado dogmáticos. El testimonio bíblico en relación al comportamiento homosexual no es en lo absoluto así de oscuro ni está tan aislado1.
P: ¿Por qué Jesús nunca habló de la homosexualidad?
R: Insistir que Jesús nunca dijo nada sobre la homosexualidad no es realmente preciso. No sólo reafirmó explícitamente el relato de la creación del matrimonio como la unión de una sola carne entre un hombre y una mujer (Mt 19:4-6; Mr 10:6-9), sino que condenó el pecado de porneia (Mr 7:21), una palabra amplia que abarca todo tipo de pecado sexual. El léxico principal del Nuevo Testamento define porneia como «fornicación, lascivia, prostitución, coito ilícito sexual2». De igual manera, el académico del Nuevo Testamento, James Edwards, establece que porneia «puede encontrarse en la literatura griega con referencia a una variedad de prácticas sexuales ilícitas, incluyendo el adulterio, la formicación, la prostitución y la homosexualidad. En el Antiguo Testamento ocurre para cualquier práctica sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer que esté prohibida por la Torá3».
Jesús no tenía que dar un sermón especial sobre homosexualidad, porque todos sus oyentes entendían que las relaciones amorosas entre personas del mismo sexo estaban prohibidas en el Pentateuco y se consideraba como una de las muchas expresiones del pecado sexual (porneia) prohibidas para los judíos. Además de todo esto, no existe razón para tratar las palabras de Jesús (las cuales fueron registradas por otra persona diferente a Él) como más autoritativas que el resto de la Biblia. Él afirmó la autoridad permanente del Antiguo Testamento (Mt 5:17-18) y entendió que sus apóstoles completarían el significado verdadero de su persona y obra (Jn 14:25-26, 16:12-15; cf. Lucas 24:48-49; Hechos 1:1-2).
P: ¿Por qué otros pecados (como la glotonería) no se toman con la misma seriedad que el pecado sexual?
R: ¿Realmente queremos sugerir que un pecado no tiene nada del otro mundo porque hemos sido poco estrictos respecto a un pecado diferente? Si los cristianos son equivocadamente tolerantes respecto a la glotonería sin arrepentimiento, este es un asunto de extrema importancia. El pecado nos separa de Dios. Cuando escogemos abrazarlo, celebrarlo y no arrepentirnos de él, nos mantenemos lejos de Dios y lejos del cielo.
P: ¿No se supone que la iglesia es un lugar para personas rotas?
R: Sí y amén. Todos necesitamos ser perdonados. Todos necesitamos gracia. Se supone que la iglesia debe estar llena de pecadores. No obstante, y este es el problema, los miembros comulgantes de la iglesia, como la membresía del cielo, está compuesta de pecadores nacidos de nuevo y arrepentidos. Si predicamos un «evangelio» sin un llamado al arrepentimiento, estamos predicando otra cosa diferente al Evangelio apostólico. Si, a sabiendas, permitimos que pecadores indiferentes e impenitentes sean parte de la membresía y del ministerio de la iglesia, estamos engañando a sus almas y poniéndolas en riesgo también. Si pensamos que las personas pueden encontrar un Salvador sin abandonar su pecado, no sabemos qué tipo de Salvador es Jesucristo. «Y estos eran algunos de ustedes […]» es el llamado lleno de esperanza a la santidad para el pecador sexual y para cualquier otro tipo de pecador (1Co 6:11..
Pocas cosas son más importantes en la vida que el arrepentimiento. Es tan importante que los evangelios, las epístolas y el Antiguo Testamento dejan claro que tú no vas al cielo sin él. Ezequiel dijo: «Arrepiéntanse y apártense de todas sus transgresiones» (Ez 18:30). Juan el Bautista dijo: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mt 3:2). Jesús dijo: «arrepiéntanse y crean en el evangelio» (Mr 1:15). Pedro dijo: «Arrepiéntanse y sean bautizados» (Hch 2:38). Y Pablo dijo que Dios «declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan» (Hch 17:30).
Sin duda, la iglesia es para personas rotas e imperfectas —personas rotas que detestan lo que está roto en ellas y personas imperfectas que han renunciado a sus imperfecciones pecaminosas—. Si aquellos que tienen atracción a personas del mismo sexo son señaladas para que se arrepientan, la solución no es quitar el abandono del pecado de la ecuación del Evangelio, sino que trabajar por una comunidad de la iglesia donde el arrepentimiento a lo largo de la vida sea la experiencia normal del discipulado cristiano.
P: ¿Cómo puede ser pecado si alguien nació con deseos homosexuales?
R: Todos somos productos de la naturaleza y la crianza. Todos luchamos con deseos que no deben ser satisfechos y con anhelos por cosas ilícitas. Como cristianos, sabemos que el corazón es terriblemente malvado (Jr 17:9). Somos personas caídas con una propensión a pecar y a autoengañarnos. No podemos derivar los deberes de lo que es. Nuestro propio sentido de deseo y deleite, o de placer y de dolor, no es autovalidante. Las personas podrían, sin ninguna decisión consciente de su parte, ser atraídas a las borracheras, a la promiscuidad, a la ira, a la autocompasión o a cualquier otro comportamiento pecaminoso.
Si el «ser» de la experiencia personal y el deseo determina el «deber ser» de abrazar estos deseos y actuar de acuerdo a ellos, no hay ninguna razón lógica para estigmatizar otras «orientaciones» sexuales (digamos, hacia niños, animales, promiscuidad, bisexualidad o múltiples parejas)4. Como criaturas creadas a imagen de Dios, somos seres morales, responsables de nuestras acciones y por la lujuria de la carne. Dicho de manera sencilla, a veces queremos las cosas equivocadas. No importa si creemos que hemos nacido de una manera, Cristo insiste en que debemos nacer de nuevo de una forma diferente (Jn 3:3-7; Ef 2:1-10).
Este artículo es una adaptación del libro ¿Qué enseña la Biblia realmente acerca de la homosexualidad?, escrito por Kevin DeYoung.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
- ¿En cuántos versículos en la Biblia se habla directamente de la homosexualidad? Robert Gagnon entrega la siguiente lista: Gn 9:20-27; 19:4-11; Lv 18:22; 20:13; Jue 19:22-25; Ez 16:50 (posiblemente 18:12 y 33:26); Ro 1:26-27; 1Co 6:9; 1Ti 1:10, y probablemente 2P 2:7 y Jud 7. También se pueden considerar textos que hacen referencia al culto homosexual de prostitución: Dt 23:17-18; 1R 14:24; 15:12; 22:46; 2R 23:7; Job 36:14, y posiblemente Ap 21:8; 22:15. La Biblia habla sobre la homosexualidad más de lo que pensamos (Robert A. J. Gagnon, La Biblia y la práctica homosexual: textos y hermeneuticas [Oregon: Publicaciones Kerigma, 2023]).
- Danker, Frederick William, ed. 2000. A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature. Third Edition. Basado en el léxico de Walter Bauer [Chicago: University of Chicago Press], 854. N. del T.: traducción propia.
- Edwards, James R. (2001). The Gospel According to Mark, Pillar New Testament Commentary [El Evangelio según Marcos: Comentario del Nuevo Testamento] (Grand Rapids, MI: Eerdmans), 213. N. del T.: traducción propia.
- «Existe una convicción cada vez mayor, notablemente en Canadá, de que pedofilia probablemente debe ser clasificada como una orientación sexual distinta, como la heterosexualidad y la homosexualidad. Dos investigadores eminentes testificaron en este sentido a una comisión parlamentaria canadiense el año 2019, y la Harvard Mental Health Letter del 2010 estableció sin rodeos que la pedofilia “es una orientación sexual” y por lo tanto es “poco probable que cambie”» (Jon Henley, «Paedophilia: Bringing Dark Desires to Light [Pedofilia: trayendo deseos oscuros a la luz]», The Guardian, 3 de enero de 2013, www.theguardian.com/society/2013/jan/03/paedophilia -bringing-dark-desires-light).