Este artículo es parte de la serie Cartas abiertas publicada originalmente en Crossway.
Estimado amigo:
El sexo es como el fuego. Cuando arde en una chimenea, un buen fuego calienta e ilumina el lugar, y realza el gozo y la compañía. Pero cuando se enciende el fuego en un lugar incorrecto, la casa se incendia. ¿Estás encendiendo tu sexualidad en lugares equivocados? ¿Estás tomando el pecado sexual a la ligera? ¿Cómo sabes cuándo ha ocurrido esto? Permíteme ofrecer algunas pruebas que pueden despertar tu conciencia.
- ¿Lo que estás haciendo es simplemente incorrecto? Los males absolutos de la inmoralidad sexual no son difíciles de identificar. Nuestra cultura enturbia mucho el agua y predica la doctrina de que tomar agua sucia es bueno. Sin embargo, la línea entre el amor y la lujuria es clara. Debemos tratar a otros humanos de la manera en que tratamos a nuestras familias. Nunca jamás sexualizas a una persona a la que estás llamado a tratar como tu hermano o tu hermana, como tu madre o tu padre, como tu hijo o tu hija. La sexualidad está reservada para el matrimonio. Debes proteger a otras personas, no mirarlos con lujuria. La inmoralidad consensuada sigue siendo inmoralidad.
- ¿Te cautiva el sexo? Estar preocupado es un indicio seguro. Cuando algo ocupa demasiado tiempo en tu mente, cuando algo te impulsa, cuando debes hacerlo, solo lo haces, no puedes evitar hacerlo, no puedes dejar de hacerlo, tienes un problema. Cada vez que el sexo se vuelve obsesivo, impulsivo o compulsivo, se está extraviando.
- ¿Estás escondiendo lo que haces? Esconder lo que estás haciendo y el tiempo que pasas haciéndolo es otro indicio claro. El mal no ama la luz (a menos que se haya vuelto desvergonzado y descarado). Nos escondemos cuando sabemos que algo está mal. Cuando creas un jardín secreto de cualquier tipo en tu vida, las cosas mutantes crecen inevitablemente. Entonces, nos escondemos de los ojos de los demás, de los ojos de nuestra conciencia, de los ojos de Dios.
- ¿Usas el sexo como un refugio? El aburrimiento, el estrés, la soledad y el dolor nos tientan a buscar una vía de escape. ¿Intentas huir de la incomodidad o tapar el dolor? Estamos destinados a mirar al dolor a los ojos, a comprender la experiencia, a traerla a las manos de nuestro Dios, a pedir ayuda a gritos, a encontrar refugio y después a hacer lo que se pueda hacer constructivamente, sin importar cuán insignificantes parezcan nuestros poderes.
Si estás siendo indiferente a tu pecado sexual, espero que mi lista despierte una sensación adecuada de inquietud. Hay fuegos ardiendo fuera de la chimenea. ¿Hay algo que no está bien en tu comportamiento sexual? Eres un hijo de la luz, ¡no camines en las tinieblas! El punto de vista de Dios es bueno, justo y verdadero. Él te llama. Camina como un hijo de la luz, porque el fruto de la luz se encuentra en todo lo que es bueno, justo y verdadero. El Dios que nos invita a lo que es bueno, también nos advierte sobre lo que es malo. Puedes estar seguro de esto: todos los que son sexualmente inmorales no heredarán el Reino de Cristo y de Dios. No dejes que nadie te engañe con palabras vacías. Es por estas cosas que viene la ira de Dios sobre los desobedientes. Ese es el punto de Efesios 5:5-9:
Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral, impuro o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Que nadie los engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. 7 Por tanto, no sean partícipes con ellos; porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; anden como hijos de luz. Porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
Tómalo en serio. No dejes que la presión de otros o de la cultura te engañen. Por la misericordia de Cristo, vivirás una vida mejor, más amorosa y más fructífera.
¿Cómo cambias? Hay muchas facetas en esta gran pregunta, pero voy a apuntar a cuatro. Primero, el punto de partida para el cambio es decir: «lo que estoy haciendo está mal». Este reconocimiento te apunta a la dirección correcta.
Pero Dios no solo te dice que te pongas en forma. El segundo paso es darte cuenta de que: «necesito las misericordias de mi Padre. Necesito que me ame y que me perdone. Necesito su fuerza y perdón». Reconocer el mal te guía a darte cuenta de que necesitas algo que solo Dios puede darte, algo que Él da gratuitamente. Él se da a sí mismo en Jesucristo.
El tercer paso para cambiar es actuar. El Señor te llama a buscar, a encontrarlo y a recibir de Él lo que más necesitas. El Salmo 25:11 le da vida a esto:
Oh Señor, por amor de tu nombre,
Perdona mi iniquidad, porque es grande.
Entrégate al cuidado de tu Padre. Encuentra gracia y ayuda fuera de ti mismo. Busca y encontrarás la misericordia que necesitas.
El cuarto paso no es exactamente un paso, sino un estilo de vida. Es aprender a caminar en lo que es «bueno, justo y verdadero». Esto tiene diferentes aspectos que se desarrollan en diferentes momentos de nuestras vidas. Elige pasar tiempo con diferentes compañeros. Usa un software de filtro en tus pantallas. Establece una rendición de cuentas real con alguien en quien confías. Haz los cambios de estilo de vida que te sacarán del camino que te lleva a estar en problemas. Jesús usa una imagen muy vívida de cómo lidiar con nuestro propio mal. Si tu mano te hace pecar, córtatela; si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Nos conmociona con una radical amputación del mal. Y, por supuesto, ninguna de estas batallas se terminan después de una pelea solamente. Dios tiene la intención de trabajar en ti una determinación comprometida para tomar en serio lo que está mal, para ver tu necesidad de Él, para buscar lo que es bueno. Es una batalla constante.
Esta es una de las cosas más útiles que escuché al principio de mi vida cristiana. Piensa en tu alma como una habitación. Cuando estás en pecado, esta habitación está llena de fuerzas oscuras, personas oscuras y oscuridad. Hay dos maneras en las que te deshaces de esa oscuridad en tu alma. Una manera es echarla fuera, pelear, resistirla y rechazarla. La otra manera es llenar la habitación de luz. A medida que tu vida se llena con mejores personas, mejores cosas que hacer, más razones para vivir en la luz, entonces, hay menos lugar para la oscuridad.
Jesucristo hace un hermoso llamado. Te invita a vivir una vida radical. Él desafía a las personas que piensan que está bien hacer el mal. Desafía a las personas que piensan que han superado los valores culturales obsoletos. Desafía a las personas que piensan que las suposiciones culturales actuales son buenas, justas y verdaderas. No sigas a la muchedumbre. No te dejes llevar por la cultura. Haz lo que Flannery O’Connor dijo que deberíamos hacer: «empuja contra la era tan fuerte como ella te empuja a ti». Vive a la luz del día, no en las sombras y la oscuridad.
Encontrar las misericordias de Cristo y aprender a caminar en su luz es valiente. Tiene un impacto en las personas a tu alrededor. Tú demuestras al Señor. Eso es más grande que cualquiera de nosotros individualmente. En un mundo donde se está apagando la luz sobre lo que está bien y lo que está mal en cuanto a derechos sexuales, tienes la oportunidad de prender las luces.
—David.