Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del podcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
Hay temporadas cuando la vida nos agota, cuando pareciera como si estuviéramos muy cansados y ocupados para cualquier tipo de involucramiento significativo con nuestras Biblias. Esa es la situación actual de Elaina, quien nos escribe hoy.
«¡Hola, pastor John! Vivo sola. Trabajo por largas semanas. Se me hace casi imposible mantener mi lectura bíblica, pues tengo que cocinar, limpiar, ejercitarme, hacer trámites, comprar comida, hacer las compras, etc., etc., y para cuando regreso a casa, estoy exhausta. Planifico tiempos para leer mi Biblia, para orar y para estar a solas con Dios, pero siento como si le estuviera dando a Dios solo quince minutos de mi día, y no quiero eso. Sin embargo, debo pagar las cuentas para vivir. Me siento atascada. Cuando leo mi Biblia, estoy medio dormida. El único tiempo real que tengo ahora son los fines de semana, pero no es suficiente. ¿De qué maneras prácticas puedo rechazar el ajetreo de mi vida y asegurarme de hacer tiempo para Él?».
Escucho a Elaina apuntando a tres cosas que están frustrando su tiempo con Dios en la Palabra. En primer lugar, ella se siente atascada. En segundo lugar, se siente agotada, como si se fuera a quedar dormida cuando está leyendo su Biblia. Y en tercer lugar, está increíblemente ocupada con muchas presiones, empujando la Biblia al borde de su vida. Permítanme decir una palabra sobre esto.
Atascada
Veo gente quedar atascada en la nieve fuera de mi casa. Vivo en una esquina, por lo que veo a esa gente detenerse y arrancar el automóvil. Algunas personas se quedan ahí, en el mismo lugar, por diez minutos. Miro hacia afuera diciendo: «bueno, tendré que salir y empujarlos». Ellos solo patinan, patinan y patinan y aunque hagan lo mismo una y otra y otra vez, los atasca más. La nieve es parte del problema, pero hacer lo mismo una y otra vez también lo es.
Por lo tanto, atascarse podría requerir poner la marcha en reversa. Es casi ilógico: ir hacia atrás y hacia adelante para sacar el automóvil de ahí. O quizás tendrás que usar la pala: sales, usas la pala para sacar la nieve que está frente a tus neumáticos. Tal vez podrías tocar el timbre de la casa de los Piper y decir: «¿hay un hombre aquí?», ha ocurrido. Mis hijos y yo hemos empujado muchos autos para sacarlos de la nieve. El punto es: desatascarse a veces requiere esfuerzos nuevos ilógicos.
Una cosa necesaria
¿Qué relación puede tener eso con el ajetreo y el agotamiento? La lista de Elaina contiene cocinar, limpiar, hacer ejercicio, hacer trámites, tener comida y comprar. Me suenan a cosas clásicas, buenas y valiosas que tienden a llenar la vida. Sin embargo, Jesús estuvo en la casa de un par de mujeres que tuvieron diferentes respuestas a estas cosas. Sabes de quién estoy hablando: Marta y María.
Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos. Y acercándose a Él, le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude». El Señor le respondió: «Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada» (Lc 10:40-42).
Sé que Elaina dice: «mira, necesito pagar mis cuentas». Eso es lo que ella dice, pero creo que si Jesús visitara su casa y viera su agenda, probablemente Él señalaría algunas cosas y diría: «no, eso no tiene que consumir todo ese tiempo. No, no tienes que dedicar tanto tiempo y energía en eso. Una cosa es necesaria, más que tus patrones de comida, más que tus patrones de limpieza, más que tu patrón de ejercicios, más que tu patrón de trámites y compras. Simplemente, sin duda es más necesaria».
En Lucas 8:14, Jesús advierte que una manera en que la Palabra es asfixiada es por el ajetreo bueno y común, ¿cierto? Él dice: «La semilla que cayó entre los espinos, son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, ybsu fruto no madura».
«Las preocupaciones de la vida» ¡Ay! ¿Acaso no las tenemos todos? Él nos recuerda: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4:4).
Rutina diaria
Lo que le animaría a hacer a Elaina es que tome asiento y haga una lista de las maneras en cómo ella vive su vida. Ella ya tenía detallada una lista en la pregunta que nos envió. Estoy hablando de los detalles de sus vida que parecen estarle robando lo que realmente quiere hacer. Ella debería cuestionarse cada uno. ¿La manera en que estoy llevando esto es la mejor? ¿Esto es más importante que pasar tiempo con Dios en su Palabra? ¿Existe alguna forma de reajustar el tiempo que paso en estas cosas para hacer tiempo para la Palabra?
Muy específicamente —yo sugeriría—, pon tu alarma 45 minutos antes en la mañana. Dúchate como siempre, vístete y pon la Palabra de Dios antes de cualquier ajetreo. No dejes de lado la Palabra para resolver las dificultades. Permite que las otras cosas sean solucionadas por ella. No quedarán sin hacer. Pagarás tus cuentas si lees tu Biblia; lo harás. Lo prometo.
Mantente despierta
Sugiero despertar 45 minutos antes. Probablemente, ella está moviendo su cabeza ahora mismo diciendo: «¿es una broma? Estoy extremadamente cansada». Ella dijo que se quedaba dormida cuando leía la Biblia. ¿A quién no le ha pasado? Estas son tres sugerencias prácticas:
- Acuéstate más temprano en la noche de lo que usualmente lo haces para sentirte más descansada, especialmente para la Palabra. Puedes obligarte a ir de compras cuando estés cansada.
- En la mañana, si tienes que hacerlo, anda y hazte un café. Deja que la cafeína haga su magia. Yo no bebo café, pero entiendo lo que hace la cafeína. Yo tomo Coca-Cola light y té.
- Si tu cuerpo insiste en estar somnoliento, toma la Biblia en tu mano, levántate de tu cómoda silla y camina por la habitación en círculos con tu Biblia. No existe nada sagrado en sentarse, es mucho más difícil quedarse dormido si caminas. Yo lo hice el otro día.
Precioso tesoro
Tal vez más importante que estas esenciales sugerencias prácticas es la experiencia fundamental de que la Palabra de Dios es más preciosa que cualquier otra cosa.
Recuérdate esto al predicarte a ti misma el Salmo 19:9-10. Predícate: «[…] Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos; deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal». No permitas que el oro, no permitas que la comida, se sientan más valiosas o más dulces que la Palabra de Dios, pues no lo son.