¿Por qué razón oran?
No se apresuren en dar una respuesta típica de Escuela Dominical. Tomense un momento y piensen honestamente: ¿qué cosas causan que ustedes oren?
Quizás la respuesta a esa pregunta puede descubrirse con otra pregunta: ¿cuándo fue la última vez que oraron? (Estoy hablando de la vida de oración personal, no de la oración antes de comer o en un grupo pequeño).
Creo que, en algún nivel, somos tentados a ver la oración como un medio para llevarle a Dios nuestra lista de anhelos, deseos o necesidades. Si ese es el caso, sólo vamos a orar cuando algo esté fuera de nuestras capacidades para obtenerlo.
Sí, la oración tiene ese propósito —«danos hoy el pan de cada día»—. No obstante, la oración es mucho más que eso. Una de las cosas que más amo —y que también más me desafía— del Padre Nuestro es que comienza con rendición.
«Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo». Esa es una oración de rendición, pero, ¿de qué manera? Hay cuatro formas:
1. La oración se trata de rendirse ante alguien mayor que nosotros
Al confesar que Dios es nuestro Padre, inmediatamente nos reducimos a nosotros mismos a un niño. Si oramos esto junto con Génesis 1:1 —«En el principio Dios…»— nos mantendrá en el lugar correcto.
2. La oración se trata de rendirse ante un plan mayor y mejor que el nuestro
La oración nos confronta con el hecho de que no somos tan inteligentes o tan poderosos como desearíamos ser. Nos recuerda que hay un reino que permanece desde el principio hasta más allá del fin e incluye todo lo que hay entre medio.
3. La oración se trata de rendir nuestro derecho a vivir como queremos
La oración se trata de doblar nuestras rodillas frente a la realidad de que no tenemos ningún derecho natural en lo absoluto a hacer lo que queramos con nuestras vidas. Hemos sido creados para vivir dentro de los límites de Dios.
4. La oración se trata de rendir nuestra esperanza en la vida ante la gracia de Dios
El Padre Nuestro completo es en realidad una rendición. Termina con «danos», «perdónanos», «no nos metas» y «líbranos». ¡Nuestra única esperanza para todas estas cosas es la gracia generosa y fortalecedora de Dios!
Así que hoy, cierren sus ojos, inclinen sus cabezas y ríndanse. ¡La victoria se encuentra cuando nos rendimos!
Dios los bendiga.
Preguntas para reflexionar
- ¿Cuándo y por qué oras normalmente? Revisa tu última semana o tu último mes de oración personal.
- ¿En cuál de las cuatro áreas necesitas más gracia para rendirte? Sé específico en las razones.
- ¿Junto a quién puedes rendirte en la comunidad por medio del poder de la oración?