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¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén” (2 Pedro 3:18b)

Pedro termina su carta con algo que llamamos doxología. Las doxologías son versos que nos muestran que todo es para la gloria de Dios. Es por ello que este tipo de oraciones suelen aparecer en los momentos finales de una predicación o escrito. Es por esto que  el propósito de este verso es mostrarnos que todo lo que ha dicho Pedro, a lo largo de su carta, se trata y tiene que ver con la gloria de Dios.

Lo interesante de esta doxología, es que tiene la particularidad de estar dirigida expresamente a Cristo, pues generalmente están dirigidas a Dios. Esto nos muestra claramente que el apóstol Pedro reconoce a Jesucristo como Dios, dándole la gloria que merece, pues darle la gloria a Cristo es darle la gloria a Dios mismo. Esto es algo muy valioso, pues muchas personas a lo largo de la historia han cuestionado la deidad de Cristo y el reconocimiento de sus primeros seguidores como tal. Además de estos versos expresos, tenemos el valioso testimonio histórico de el gobernador romano, Plinio, hacia el año 112 dC, relató a su colega Trajano que los cristianos “cantaban himnos a Cristo como Dios”.[1] Por tanto la deidad de Cristo es algo que estuvo presente en el pensamiento de los primeros cristianos y no surgió como una especie de mito a lo largo de los años, como algunos falsos maestros han afirmado a lo largo de la historia.

Muchas personas afirman confundidas que iglesias, como los testigos de Jehová, deben ser consideradas como cristianas por que, al fin y al cabo, creen en Cristo. Sin embargo, que apropiado es que, al final de una carta que ayuda a verificar la identidad de un verdadero cristiano y denunciar con ello a los falsos maestros, termine reconociendo a Jesús como quien realmente es y dando toda la gloria y honra que merece.

Debemos estar claros en la gran  diferencia que existe entre afirmar que Cristo solo fue un buen hombre o un muy especial enviado celestial, pero sin reconocer su verdadera identidad divina. Es esencial de la fe cristiana que veamos como Dios mismo hecho hombre decidió soportar el castigo por los pecados de la humanidad y así ser merecedor de toda gloria y honra.

En una carta que nos ayuda a identificar a los falsos maestros y verificar si realmente hemos puesto nuestra confianza en el Señor, es muy tentador comenzar a sentirnos superiores y mejores que aquellos que han sido denunciado por Pedro, pero esta frase final nos pone en nuestro lugar y nos da la perspectiva correcta de que si hemos venido a Dios y si hemos puesto nuestra confianza en él, si hemos pasado a ser parte verdadera de la familia de Dios y tendremos vida eterna es todo gracias a Dios y por tanto la gloria y la honra le pertenecen.

Nunca debemos olvidar a lo largo de nuestra vida cristiana que toda la gloria le pertenece a él. Si le podemos conocer, si tenemos una esperanza de salvación, si podemos orar, cantar, conocer su palabra, etc., es gracias a su propia misericordia mostrada en la vida y obra de Cristo. Nunca olvides que tu cristianismo y cualquier fruto de este debe dar la gloria a Dios. La gloria de Dios debe ser el propósito de todo lo que hacemos en nuestra vida. Constantemente debemos hacernos la pregunta si lo que estamos haciendo o lo que estamos diciendo, está haciendo a Dios más famoso o a algo más, como por ejemplo nosotros mismos. Si estamos haciendo más famosa a nuestra denominación, nuestro predicador favorito o a Dios.

Que día a día podamos gozarnos en el privilegio de haber sido hechos hijos de Dios, y animarnos en la esperanza de que un día alcanzaremos la eternidad junto a el y frente a esto podamos afirmar con seguridad: A él sea la gloria!


[1] Green, M. (1987). 2 Pedro y Judas: una introducción y un comentario (Vol. 18, página 176). Downers Grove, IL: prensa de InterVarsity.

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Christian Concha Baricic Fundador y Director General de Acceso Directo
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Christian Concha Baricic

Christian Concha Baricic es el Fundador y Director General de Acceso Directo, es Pastor en la Iglesia Anglicana de Providencia en Santiago de Chile. Está casado con Paula con quien tiene dos hijos, Martina y Matías. Le encanta correr, la fotografía y restaurar cosas antiguas.
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