A menudo me encuentro a mí misma en un lugar de espera. Espero a que el Señor responda las oraciones por las que he orado por mucho tiempo. Espero que se mueva en mi vida y en la vida de otros. Espero sabiduría para saber qué hacer en circunstancias específicas. Espero que el fruto crezca en los ministerios y las relaciones. Espero que sueños y esperanzas finalmente se hagan realidad.
Es fácil cansarse en la espera. A menudo soy impaciente. A veces mi corazón se llena de preocupación y duda. Incluso puedo comenzar a preguntarme si es que Dios se ha olvidado de mí. Es por eso que los Salmos es un libro importante para aquellos que esperamos. Nos muestra cómo esperar bien. Nos muestra cómo ir al Señor con todo lo que está en nuestro corazón y clamar a Él. En el Salmo 13:1, el salmista escribe: «¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?».
Para todos los que esperamos, volvamos al Señor en oración.
Una oración mientras esperamos
Padre del cielo:
Vengo ante ti con mi corazón lleno de muchos pensamientos y sentimientos diferentes. Estoy tensa e insegura sobre lo que debo estar haciendo y hacia dónde debo ir. Me siento débil e inútil. Impotente. Estoy preocupada por lo que va a pasar y si es que tengo la fuerza para manejarlo. En lo profundo de mi ser me pregunto, ¿cuánto más estaré aquí? ¿Estaré atrapada en este lugar de espera para siempre? Para empezar, ¿por qué estoy aquí? ¿Qué está pasando, Señor? Pero, por sobre todo, me pregunto, ¿dónde estás tú? ¿Por qué no has respondido mi clamor por ayuda?
Sin embargo, incluso mientras oro esto, sé que estás justo donde siempre dijiste que estarías. Nunca me has dejado y nunca que me abandonarás. Escuchas todos mis clamores. Es más, como David escribió en el Salmo 139, conocías mis pensamientos antes de que siquiera los pensara. Conoces exactamente lo que está pasando en mi vida y lo que pasará después. Todas las cosas están en tu control y nada puede pasar lejos de tu voluntad. Ni un gorrión cae a la tierra sin que sea tu voluntad y sabes cuántos cabellos hay en mi cabeza. Nunca te sorprendes. Incluso sobre este asunto en mi vida hoy. Sabes por qué esto está pasando y lo usarás para tu gloria y para mi bien.
Perdóname por cómo me he preocupado por esta situación. Perdóname por dudar de tu amor y cuidado en mi vida. Perdóname por mi descontento mientras espero lo que viene. Perdóname por ser impaciente. Perdóname por no buscarte y por permitir que estas circunstancias se vean más grandes que tu gracia y tu bondad. Crea en mí un corazón limpio. Ayúdame a ver los amores y los ídolos falsos en mi corazón. Ayúdame a ver todas las cosas a las que me aferro que pienso que harán mi vida feliz y completa lejos de ti. Ayúdame a arrepentirme y a volverme a ti, mi único amor.
Como el profeta escribió en Lamentaciones: «Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (3:26). Ayúdame a recordar que es bueno esperar por ti. En este lugar de espera, ayúdame a recordar todo lo que has hecho por mí a través de Jesucristo. Ayúdame a recordar que tu gracia es suficiente no solo para salvarme del pecado, sino que para sustentarme cada día. Tu gracia está obrando en mí ahora, transformándome y haciéndome más como tu Hijo. Nada puede separarme de ti. Estoy segura en tu amor.
Ayúdame a conocer más la alegría que viene por conocerte. Otórgame gozo en Jesús, gozo en ser tu hija y gozo en saber que tú siempre estás conmigo. Que encuentre esperanza en tu Palabra puesto que el salmista escribió: «Espero en el Señor; en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza» (Sal 130:5).
Que pueda vivir para ti incluso mientras espero. Ayúdame a obedecer y a permanecer fiel, sin importar cuánto tiempo esté en este lugar de espera.
En el nombre de Jesús oro, amén.