Hace unos diez años, noté un interés renovado por predicar el Cantar de los Cantares. Al menos un par de pastores querían atreverse. Un hermano puso una cama tamaño king en el escenario como apoyo. Muchos de estos sermones fueron un poco más que una versión bautizada de educación sexual.
El Cantar de los Cantares sin duda se trata sobre el matrimonio. Sin embargo, puesto que el matrimonio es una ventana hacia la relación entre Cristo y la iglesia, el Cantar de los Cantares también se trata del Evangelio. Pastores fieles a este libro abordarán tanto los aspectos prácticos del matrimonio como el ministerio profundo del amor infalible de Cristo por su pecadora novia.
El Cantar de los Cantares es una canción de amor explícita, pero de buen gusto diseñada a apuntar a los solteros a la paciencia; a los esposos el uno hacia al otro; y a todos a Cristo. No es una alegoría, tampoco es un manual de sexo. Es la descripción poética de un romance entre un esposo y una esposa.
La mayoría de las personas tiene una visión del sexo grotescamente distorsionada. El camino a esta visión ha sido pavimentado por los gustos de Sigmund Freud[1], quien redujo el sexo a la acción física de liberar tensión sexual, y de Esther Perel[2] quien, hace bastante poco, fue en defensa de la infidelidad. Debemos estar agradecidos por tener un libro como el Cantar de los Cantares que explora en poético detalle la unión en una sola carne de Génesis 2:24.
Sin embargo, el Cantar de los Cantares también es un medicamento precioso para aquellos que tienen una visión distorsionada de la iglesia. Es tentador para los líderes de la iglesia reducir el ministerio a números de asistencia o de ingresos. No obstante, cualquier iglesia verdadera tendrá un amor por Cristo que no puede ser medido por la capacidad que tiene para albergar gente sentada, sino que es un amor capturado inteligentemente en el Cantar de los Cantares.
Toma en consideración estas tres razones para estudiar y proclamar el Cantar de los Cantares:
1. El Cantar de los Cantares sostiene que el compromiso es fundamental para el sexo y el matrimonio
Los lectores aman las descripciones de la intimidad que se encuentran a lo largo del poema. La esposa en el libro disfruta estar con su esposo. «A su sombra placentera me he sentado» —ella exclama en el capítulo 2:3— «y su fruto es dulce a mi paladar». El esposo está intoxicado por ella de la misma manera: «Tus labios son como hilo de escarlata, y tu boca, encantadora» (4:3).
A pesar de lo erótico que pueda ser el lenguaje del Cantar de los Cantares, nunca está desenganchado del compromiso. En otras palabras, la actividad sexual descrita siempre se experimenta en el contexto de un pacto matrimonial.
Por ejemplo, la esposa le dice a su esposo: «Su estandarte sobre mí es el amor» (2:4). Este estandarte es uno militar, la bandera que unía un ejército. Es su forma de decir: «pertenezco a él y él me pertenece a mí». Ese es el contexto de su intimidad.
Más adelante, la esposa le dice a su esposo: «Mi amado es mío, y yo soy suya» (2:16; 6:3). Ella dice esto antes de notar cómo él «apacienta su rebaño entre los lirios» (otra alusión menos que sutil de la intimidad sexual). El lector cuidadoso no puede evitar ver el punto más grande. No es la calidad del sexo que hace que su amor sea bueno, es la calidad de su amor que hace que su sexo sea bueno. Su matrimonio está marcado y bendecido por la intimidad y el compromiso, y son dos cosas que no deben romperse.
El poema termina con un sentimiento similar: «Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor» (8:6). El amor real perdura, porque no es una ilusión de una noche sino que un compromiso que dura toda la vida.
«Amor libre» era el mantra de la década del 60. ¡Cuán diferente es la sabiduría de la Biblia! El verdadero amor está sellado por el compromiso.
2. El Cantar de los Cantares entrega sabiduría práctica para los matrimonios
Las lecciones son innumerables.
Los cónyuges piadosos usan palabras para animarse los unos a los otros. El esposo llama a su esposa, «la más hermosa de las mujeres» (1:8). Sea o no una realidad objetiva, no es el punto; ella es la mujer de sus ojos. Repetidamente, él usa un discurso para expresar su apreciación por ella: «Has cautivado mi corazón» —él le dice a ella—, «has cautivado mi corazón con una sola mirada de tus ojos» (4:9).
El punto aquí no tiene que ver con que un esposo piadoso necesita ser un poeta; sino que debe usar palabras para mostrar cuánto a él le importa su esposa. De la misma manera, la esposa colma de alabanzas a su esposo: «Porque mejores son tus amores que vino» (1:2) —y le dice que la busque—, «Llévame en pos de ti y corramos juntos» (1:4). En un buen matrimonio, el esposo y la esposa nunca escatiman las palabras amables.
Los cónyuges piadosos también evitan el pecado de un mundo caído. En el capítulo 2:15, la esposa exhorta a su esposo a que «agarren las zorras, las zorras pequeñas que arruinan las viñas». Las viñas es su matrimonio y es el campo que necesita ser atendido o será destruido por los invasores hambrientos. Esto significa que hay que admitir cuando la relación está tensa: «Lo busqué pero no lo hallé» (3:1); y que se debe trabajar duro para mejorarla: «Lo agarré y no quise soltarlo» (3:4). Evitar el pecado al buscarse el uno al otro físicamente (4:1-5:1) y regularmente reafirman su compromiso el uno con el otro (4:9; 7:10; 8:6).
El Cantar de los Cantares es literatura de sabiduría. Está aquí para ayudarnos a vivir lo mejor que podamos en un mundo caído y roto. El autor, guiado por el Espíritu Santo, llama a los matrimonios al duro trabajo de la fidelidad.
3. El Cantar de los Cantares presenta al matrimonio como un anticipo de la unión perfecta con Dios
En el jardín del Edén, Adán y Eva estaban desnudos y no tenían vergüenza (Gn 2:25). La pureza de su relación era posible porque disfrutaban, aunque solo fuera por una temporada corta, de una relación no corrompida con su Hacedor.
No es sorpresa, entonces, que los términos edénicos sean usados para describir la relación íntima entre el esposo y la esposa en el Cantar de los Cantares:
- «¡Cuán hermoso eres, amado mío, y tan placentero! Ciertamente nuestro lecho es de exuberante verdor. Las vigas de nuestras casas son cedros, nuestros artesonados, cipreses» (1:16–17).
- «Miel virgen destilan tus labios, esposa mía, miel y leche hay debajo de tu lengua» (4:11).
- «Tus renuevos son paraíso de granados, con frutas escogidas, alheña y nardos» (4:13).
En el Antiguo Testamento, la Tierra Prometida es descrita como una tierra donde fluye la leche y la miel (Ex 3:8). Así también es el matrimonio en Cantar de los Cantares. Estos esposos han recapturado algo del deleite y de la inocencia del Jardín.
El Cantar de los Cantares debe leerse y predicarse a la luz del canon bíblico completo y a través de los lentes de Efesios 5:31-32 donde aprendemos que el matrimonio es un misterio con «referencia a Cristo y a la iglesia». Es por medio de Cristo que los pecadores justificados encuentran su hogar en una nueva Tierra Prometida.
El Cantar de los Cantares realmente apunta hacia Cristo. Así como la esposa anhela estar con su esposo (1:4; 3:1-4), así el cristiano anhela estar con Cristo (Fil 1:23). Así como el esposo corteja a su esposa con palabras (4:1-16; Ef 5:26), también Cristo nos busca con su Palabra (Jn 10:27). Así como el amor de un esposo y una esposo debe ser indeleble (8:7), así también nada puede separarnos del amor de Cristo Jesús nuestro Señor (Ro 8:37-39).
Por siglos, el pueblo judío leyó el Cantar de los Cantares en voz alta en preparación para la Pascua. ¿Por qué hacían esto? Porque en el Cantar de los Cantares ellos vieron más que sabiduría para la vida marital, vieron algo del amor pactual de Dios con su pueblo: «Porque tu esposo es tu Hacedor, el Señor de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el santo de Israel» (Is 54:5).
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Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda
[1] Louis Berger, Freud: Darkness in the Midst of Vision [Freud: la oscuridad en medio de la visión] (Wiley & Sons, 2000).
[2] Esther Perel, The State of Affairs: Rethinking Infidelity [El estado de las aventuras amorosas: volviendo a plantear la infidelidad] (Harper, 2017).