Una de las frustraciones más grandes que tengo con el cristianismo occidental es nuestra tendencia a fingir madurez espiritual. Usamos palabras y frases teológicas que suenan impresionantes (como “reino”, “adoración” y “morir al yo”) pero que no significan mucho en nuestro diario vivir.
Otra situación es la que se da cuando un pastor o amigo cristiano nos pregunta cómo estamos. Nuestra reacción inmediata es mentir al respecto o al menos presentar el problema como si lo estuviéramos manejando de una forma más madura que la real.
Esta forma de pensar tiene el siguiente problema: quienes están enfermos no se mejoran fingiendo estar sanos, sino que encuentran ayuda y cura cuando admiten que están enfermos y buscan la ayuda de un médico.
SALMOS DE HONESTIDAD
Ya he dicho esto, pero me encantan los Salmos —creo que están en la Biblia para mantener nuestra honestidad en la vida—. En los Salmos, se nos muestra explícitamente la esencia de la vida cristiana en casi cada pasaje.
Es común ver a los autores de los Salmos gritando de dolor, cuestionando la bondad y la presencia de Dios y queriendo darse por vencidos; ellos no están escondiendo su dolor o sufrimiento.
Sin embargo, en medio de la honestidad de los Salmos, encontramos un tema alentador: cada uno de ellos termina de una forma positiva o con una verdad reconfortante. Hagamos un estudio y veamos los primeros diez Salmos:
- “…el camino de los malvados perecerá” (1:6)*
- “Bienaventurados todos los que se refugian en él” (2:12)
- “La salvación es del Señor; ¡que tu bendición esté sobre tu pueblo!” (3:8)
- “…porque sólo tú, Señor, haces que viva seguro” (4:8)
- “Porque tú, Señor, bendices al justo; lo proteges, como un escudo, con tu favor” (5:12)
- “Todos mis enemigos serán avergonzados y afligidos en gran manera…” (6:10)
- “¡Alabaré el nombre del Señor altísimo con cánticos!” (7:17)
- “Oh Señor, Dios nuestro, ¡cuán majestuoso es tu nombre en toda la tierra!” (8:9)
- “¡Que las naciones sepan que no son más que humanos!” (9:20)
- “…para que el hombre de la tierra no cause más terror” (10:18)
¿Ves el patrón? Cada uno termina con algo refrescante: los malvados reciben justicia, el Señor recibe alabanza y adoración o el autor encuentra consuelo y seguridad en los brazos de Dios. En los Salmos hay honestidad, pero al final Dios y su pueblo ganan.
EL SALMO 88
Existe un caso atípico en el estudio que acabo de presentar. El Salmo 88 termina de una forma muy complicada: “has alejado de mí a mis amigos y a mis seres queridos; la oscuridad se ha convertido en mi compañía”. Me gusta cómo la NVI traduce ese último verso: “me has quitado amigos y seres queridos; ahora sólo tengo amistad con las tinieblas”.
¿Por qué Dios pondría este feo, depresivo y completamente desesperanzado Salmo en la Biblia? ¿Por qué el autor no encuentra paz, refugio y consuelo al final, como en todos los otros?
Verás, en tu vida existirán momentos en los que aparentemente no habrá esperanza. Habrá otros en los que pienses que nada bueno podría resultar de la situación en la que estás. A diferencia del autor del Salmo 4, no podrás decir “en paz me acostaré y dormiré, porque sólo tú, Señor, haces que viva seguro”.
TIEMPO DE RESPONDER
¿Qué haces en esos momentos cuando tu mundo se viene abajo y pareces perder toda esperanza? A lo mejor, perderás a un ser querido trágica e inexplicablemente; o quizás no tienes idea de lo que te depara el futuro; o tal vez tus sueños serán destruidos y nunca los podrás cumplir.
Es probable que algún día te encuentres en una situación como la del Salmo 88. Y si no, Dios te pondrá junto a alguien que lo esté. He encontrado tres formas de enfrentar la vida en esos momentos mirando la situación a través del evangelio:
1. Clama al Señor
La Biblia te anima a hacer preguntas difíciles. Las Escrituras están llenas de personas que enfrentaron tragedias y clamaron al Señor. Acude al Soberano de todo y no tengas miedo de preguntar qué está pasando.
2. Acércate a Jesús
Jesús es un amigo más cercano que las tinieblas. Él enfrentó las realidades más duras de la vida y el máximo rechazo de Dios. Él sabe por lo que estás pasando y se compadece de tu sufrimiento.
3. Pide ayuda
¡Deja de fingir madurez espiritual! Corre al cuerpo de Cristo y admite que tu vida es un desastre. Es más, si esta semana participas en un grupo pequeño o en un estudio bíblico, te animaría a que desvíes la discusión sobre lo que te gustó del sermón del domingo y digas: “esto es con lo que estoy luchando; no puedo seguir enfrentándolo solo; ¡necesito ayuda!”
El Salmo 88 es, de hecho, un salmo útil precisamente porque Dios lo incluyó dentro de este libro lleno de esperanza. Puedes enfrentar las realidades más oscuras de tu vida porque tu Padre es soberano y Jesús es tu amigo más cercano.
*N. del T.: todos los pasajes bíblicos que aquí aparecen son una traducción propia de la versión inglesa de la Biblia “ESV”, que no tiene equivalente en español.