El arte se desarrolla de diferentes formas. Visita un museo o una galería de arte y verás esculturas, alfarería, caligrafía y, por supuesto, pinturas. Aunque todas ellas son hermosas y valiosas a su manera, la Biblia ordena que exista otra forma de arte, una que es más importante y más perdurable. Es un arte vivo. Francis Schaeffer dijo, «ninguna obra de arte es tan importante como la propia vida de un creyente. En este sentido, cada cristiano está llamado a ser un artista. …La vida cristiana tiene que ser algo verdadero —debe haber verdad en ella— y algo hermoso —debe encontrarse belleza en la misma—, en medio de un mundo perdido sumido en la desesperación». Ninguna obra de arte es más hermosa ni más preciosa que una vida que se vive para Dios imitando a su Hijo.
En 1 Timoteo 4, Pablo le escribe a Timoteo para decirle que él es responsable de hacer su vida esa obra de arte. Él debe «ser un ejemplo» ante otros cristianos y, especialmente, para aquellos en su iglesia local. Aunque él aún es joven, debe tener confianza en la capacidad que le ha sido dada de vivir una vida ejemplar. Hace un par de semanas he estado sumergiéndome profundamente en este pasaje, teniendo en mente a los cristianos más jóvenes. Después de haber visto lo que significó para Timoteo ser un ejemplo en palabra y en conducta, ahora estamos listos para considerar su amor.
Sé un ejemplo en amor
«No permitas que nadie menosprecie tu juventud», dijo Pablo, «sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor…». Ya hemos visto que palabra y conducta se refieren a las dos formas en que se manifestará externamente el comportamiento de Timoteo (por medio de sus palabras y de sus acciones). Timoteo debía asegurarse de que todo lo que él decía y todo lo que él hiciera fuera digno de imitar. Pablo ahora comienza a desafiar a Timoteo en sus cualidades interiores. Incluso en el hombre interior él debe ser ejemplar, debe servir como modelo de virtud y de madurez cristiana.
No es sorpresa que el amor encabece la lista de virtudes interiores que hace Pablo, puesto que el amor es el principal de todas las gracias. Como él dice en otra parte, «ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor» (1Co 13:13). El amor es una característica distintiva de un cristiano: «amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor» (1Jn 4:7-8). El amor debe marcar todo lo que hacemos: «todas sus cosas sean hechas con amor» (1Co 16:14). Sin embargo, ¿qué es el amor? ¿Cuál es el amor que Timoteo debe tener?
Si has estado en la iglesia por un tiempo, cualquiera sea, probablemente te has encontrado con la palabra griega que Pablo usa aquí: agape. Es probable también que sepas que el griego tiene varias palabras que traducimos como «amor», cada una con su propio matiz. Agape es tan sincero como es posible. Se refiere al estima o al afecto, a la consideración o a la preocupación. Timoteo debía examinar su corazón para asegurarse de que estuviera preocupado por las personas de su iglesia, de que él estaba deseando lo mejor para ellos, de que él estaba entusiasmado por equiparlos y protegerlos e incluso de que sentía cariño por ellos. Su corazón debía ser cálido, no frío. Al mismo tiempo, él debía saber que lo que sentía y lo que creía internamente al final se manifestaría externamente.
Necesitamos entender que según la Biblia el amor no es sólo un sentimiento o una emoción sino que es algo que resulta en acción. El amor no es menos de lo que sentimos; al contrario, ciertamente es más. ¿Acaso no te alegra saber que Jesús no sólo sintió amor por ti, sino que en última instancia actuó en amor por ti? ¡Sus sentimientos no habrían hecho mucho más por nosotros! La medida final del amor no es lo que sientes por otros, sino lo que haces por ellos. La preocupación de Pablo no era sólo que Timoteo sintiera amor por otros, sino que también actuara amorosamente.
¿Por qué esto era algo que Pablo necesitaba mencionar específicamente? ¡Porque es difícil amar a las personas! Amar a otros es el tipo de desafío que pone a prueba lo mejor del hombre. Es un desafío porque está el pecado (nosotros somos pecadores y ellos son pecadores, y siempre hay problemas cuando el pecado se encuentra con el pecado). Sin embargo, amar a quienes son difíciles de amar es cómo demostramos nuestra obediencia a Dios; es cómo mostramos nuestra conformidad con Él; es cómo manifestamos nuestra humildad en semejanza a Cristo; finalmente, es cómo evidenciamos nuestra salvación. El amor que extendemos a otros es el mismo amor que Dios nos ha extendido a nosotros por medio de Cristo.
El joven Timoteo debía ser un ejemplo de amor cristiano, amor que él sentía internamente y que actuaba externamente. El entorno especial para mostrar su amor era su iglesia local, puesto que era ahí donde debía ser un ejemplo para otros creyentes. El desafío para Timoteo se ha convertido en tu desafío. Tú, también, eres llamado a amar. Eres llamado a amar a las personas de tu iglesia local y a servirlas como un modelo de lo que significa amarlos bien, amarlos creativamente, amarlos por completo, amarlos incluso (¡especialmente!) si son difíciles de amar. Es probable que sean difíciles de amar porque son personas difíciles; pueden ser difíciles de amar porque son diferentes a ti (son mayores o menores; están en una etapa diferente en la vida; fueron educados de una manera distinta; son diferentes étnicamente); podrían ser difíciles de amar porque eres tímido y ellos son atrevidos. No obstante, el desafío permanece.
Este es el desafío: intenta comenzar una amistad (una amistad real) con alguna persona de tu iglesia que sea al menos diez años mayor que tú. Intenta comenzar una amistad con alguien que sea al menos diez años menor que tú. Intenta comenzar una amistad con alguien que tenga capacidades diferentes. No necesitas hacer todo esto hoy o esta semana, pero en las semanas y en los meses que vienen, ve si puedes formar amistades genuinas con personas que son diferentes a ti. Tú te beneficiarás, ellos se beneficiarán y Dios recibirá la gloria.
Preguntas para reflexionar
- ¿A quién conoces que sea un ejemplo en amor entre los creyentes? ¿Cómo manifiesta esta persona su amor por otros?
- Considera lo que A.W. Pink dice: «la medida de tu amor por otros puede ser determinada en gran parte por la frecuencia y el fervor de tus oraciones por ellos». ¿Oras por otros? ¿Cómo puedes orar por ellos con más frecuencia y más fervor?
- ¿De qué maneras crees que estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia en la manera en que amas a otros? Ora y agradece a Dios por cada uno de ellas. ¿De qué maneras crees que no estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia en la forma en que amas a otros? Ora y pídele a Dios que te dé su gracia para cambiar.