Cada persona tiene distintas maneras de lidiar con las emociones. Muchos intentan suprimirlas, mientras que otros las dejan fluir sin censura. Sin embargo, pocos conocen lo que la Biblia dice sobre ellas. Tal vez te sorprenda saber que existe un libro que las aborda con claridad. Este es el libro de los Salmos.
En su libro Enséñame a sentir, Courtney Reissig nos recuerda que, en los 150 salmos disponibles en la Escritura, podemos encontrar discernimiento cuando sentimos gozo, quebranto, enojo, temor y hasta repugnancia, algo que muchos de nosotros hemos experimentado. Al mismo tiempo, nos da ejemplos de cómo Dios apacigua la turbulencia de nuestras emociones al acercarnos a Él, al recordar sus promesas, su amor y sobre todo su soberanía.
Enséñame a sentir nos invita a sumergirnos en las páginas de este maravilloso libro del Antiguo Testamento. Nos invita a descubrir que, así como otras personas en el pasado pudieron acercarse incontables veces a Dios, nosotros podemos hacer lo mismo. Courtney dice: «A diferencia de los padres que se aburren de las repetidas preguntas, Dios puede lidiar con todas nuestras interrogantes, aunque sean las mismas una y otra vez» (p. 90).
Este libro también nos anima a ver nuestras emociones como voceros de lo que está pasando en nuestras almas. Nos insta a entregar y a compartir esos sentimientos al Señor para maravillarnos de cómo Él puede, en su misericordia, ofrecernos el aliento necesario a fin de que esos sentimientos sean un medio de alabanza por lo que Él es y por lo que tiene planeado para sus hijos.
Los veinticuatro capítulos son una pequeña degustación de los manjares que podemos encontrar al estudiar el libro de los Salmos. Estos incluyen relatos sinceros y personales de la vida de la escritora que ayudarán al lector a relacionarse rápidamente con lo que está leyendo. Sus anécdotas nos enseñan a ser constantemente honestos frente a lo que sentimos y a usarlos como un medio de adoración en confianza a Dios.
Si bien este libro no es un estudio exhaustivo de los Salmos, sí es un recordatorio para no descuidar nuestra relación con Dios. A pesar de nuestras faltas, podemos acudir al Señor con el corazón en la mano, pues a «[…] lo largo de las Escrituras, la debilidad ha sido la forma en que Dios ha obrado en el mundo» (p. 76).
Esto último es quizás uno de los aportes más importantes de este libro, unido al ánimo que nos proveen los Salmos. Aun cuando la oscuridad de la noche nos envuelva, podemos aferrarnos a Dios, pues «Él no [nos] abandonará. [Y] pronto amanecerá» (p. 110).
Sin embargo, me parece conveniente mencionar que la traducción del libro se beneficiaría grandemente de una edición más minuciosa. Hay varias palabras traducidas de manera literal que podrían confundir al lector. Esto incluye el uso del plural en todas las ocasiones que se cita el libro de los Salmos. No obstante, lo anterior no le resta crédito al libro de Courtney Reissig y, sin duda, será de gran bendición y crecimiento espiritual para aquellos que aún no han descubierto las reconfortantes y transformadoras palabras de los Salmos.