¿Qué son los demonios?
Los demonios son seres espirituales creados por Dios
Es extremadamente importante comenzar, como con los ángeles, con el hecho de que los demonios fueron creados por Dios. Puesto que nada existe sin que Dios lo haya creado, la conclusión lógica es que Dios hizo a los demonios para ser sus buenos siervos; como los ángeles. Los demonios tienen creencias correctas sobre quién es Dios; han sabido sobre Él desde el principio de su existencia, ¡aun cuando escogieron rebelarse contra Él!
Aunque la Biblia no es explícita sobre el modo exacto en que los demonios se volvieron al mal, lo más probable es que sean ángeles caídos que siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios y su búsqueda del mal. Por tanto, los demonios fueron creados por Dios, pero se volvieron contra Él en odio, rebelión y destrucción.
Los demonios, al igual que los ángeles, son seres espirituales; no tienen cuerpos físicos. Por lo tanto, no viven ni envejecen ni mueren como los seres humanos, pero existen en un estado espiritual. Por esto, tienen poder e influencia significativos en el mundo, aunque ni cerca del alcance del Dios Creador Todopoderoso, que gobierna sobre ellos (y ante cuyo nombre tiemblan).
Los demonios son caídos, malvados y están al servicio de Satanás
La esencia pura de los demonios, según la Escritura, es la maldad en el centro. Aunque no sabemos exactamente cuándo ocurrió su rebelión (su «caída» del cielo), sabemos que los demonios ahora están completamente caídos, que son tremendamente malvados y que están al servicio del príncipe de los demonios: Satanás mismo. Aprenderemos más sobre Satanás específicamente en las siguientes páginas.
Los demonios están bajo el juicio de Dios y empeñados en destruir
Puesto que los demonios están caídos y son malvados, están bajo el juicio de Dios; Jesucristo finalmente juzgará al mal —incluyendo el mal de Satanás y sus demonios, y serán lanzados al lago de fuego para siempre (ver Apocalipsis 20)—. ¡Los demonios saben esto! Saben que su condena es segura y que por eso son desesperadamente malvados y se inclinan a destruir. Una manera de que buscan destruir, según 1 Timoteo, es por medio del engaño: alejando a personas del verdadero Evangelio de Jesucristo. Aprenderemos más sobre esto inmediatamente a continuación.
Los demonios, entonces, son seres espirituales —ángeles caídos, por así decirlo— que fueron creados por Dios, pero siguieron a Satanás en su rechazo al gobierno de Dios. Están bajo el juicio de Dios y son desesperadamente malvados: inclinados a destruir a tantas personas como puedan antes del juicio final. No obstante, aunque tienen un poder significativo y una influencia espiritual, tiemblan ante el nombre de Jesús y el poder de Dios.
El propósito de los demonios
Ahora examinemos juntos su propósito y acciones en este mundo, según la Escritura. Nuestro objetivo es pensar correctamente sobre estos seres espirituales malvados (en especial, su mayor temor ante el nombre de Jesucristo). Santiago nos dice que los demonios disciernen apropiadamente la identidad y el poder de Dios, tanto que «tiemblan» (o se «estremecen») con tan sólo pensar en Él (Stg 2:19). Aun así son siervos de Satanás que se oponen a Dios; serán juzgados eternamente por su rebelión voluntaria contra Él.
A continuación, les comparto muchas maneras en las que los demonios actúan en este mundo:
Engaño
En 1 Timoteo 4:1-3, Pablo advierte a Timoteo acerca de las falsas enseñanzas que se oponen al Evangelio. Interesantemente, Pablo no se detiene simplemente a identificar estas enseñanzas como falsas; en realidad, dice que las personas que creen cosas falsas sobre Jesús están siguiendo «doctrinas de demonios» (v. 1). Esto tiene sentido, puesto que los demonios están al servicio de Satanás, quien es el padre de las mentiras y el rey del engaño.
Hay un punto importante que establecer aquí. La Biblia parece estar sugiriendo que la influencia demoníaca en realidad se encuentra detrás de las falsas religiones (cualquier creencia que se opone al Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios). Las personas que rechazan a Jesús no sólo han escogido una religión diferente. En realidad, son engañados por Satanás y lo están sirviendo a él y a sus demonios. En otras palabras, no existe creencia neutral en el universo. Cada hombre o mujer o cree en Jesús o cree alguna forma de enseñanza de los demonios, que son mentiras y engaños.
Posesión
En muchos registros de la Escritura, vemos que los demonios pueden poseer personas, tomar control de sus cuerpos, mentes y corazón. Un registro de ello se encuentra en el pasaje de Marcos 5. El objetivo de semejante posesión es la destrucción total y el daño de la persona que es poseída (podemos ver que el objetivo de los demonios es sólo la destrucción por medio de lo que le ocurre a los cerdos a los que Jesús los envía). Sólo Jesús puede conquistar el control que esos demonios tenían sobre la vida del hombre en Marcos 5. Lo habían consumido y Jesús necesitaba romper el control sobre su vida.
Es importante notar que la Biblia en ninguna parte sugiere que los demonios puedan poseer a los cristianos (aquellos que, por la fe en Jesús, tienen el Espíritu de Dios morando en ellos). Los demonios no pueden coexistir con el Espíritu en un creyente. Los demonios, entonces, son capaces de poseer sólo a aquellos que no siguen a Jesús y, por lo tanto, viven en pecado, exponiéndose a la influencia demoniaca en sus vidas y corazones.
Varios ataques
La Biblia también nos muestra que los demonios pueden lanzar diversos ataques en este mundo. Aunque los creyentes en Jesús no pueden ser poseídos y controlados por demonios debido a la presencia del Espíritu Santo que mora en ellos, sólo pueden ser influenciados por los ataques de los demonios. Mientras no sabemos exactamente cómo se ven los ataques demoníacos, parece bíblico asumir que tales ataques podrían estar en la raíz de varias cosas malas que ocurren en nuestro mundo. Dios, en su plan soberano, ha permitido la influencia de Satanás y sus demonios. Mientras no sabemos exactamente cómo se ven los ataques demoníacos hoy, parece bíblico asumir que tales ataques podrían estar en la raíz de varias cosas malvadas que ocurren en nuestro mundo. Dios, en su plan soberano, ha permitido que la influencia de Satanás y sus demonios continúe hasta el día de su juicio final por medio del Señor Jesucristo.
Los demonios, entonces, son seres espirituales al servicio de Satanás, que buscan engañar, poseer y atacar a personas a fin de oponerse a los propósitos de Dios y al pueblo de Dios de cualquier manera que puedan. El pueblo de Dios, sin embargo, puede estar confiado y seguro en el poder de Jesucristo y en la presencia del Espíritu Santo de Dios que está con ellos y en ellos.
La respuesta cristiana a los demonios
Terminaremos nuestra discusión sobre los demonios al examinar la respuesta adecuada hacia ellos, según la Biblia. ¿Cómo debemos pensar sobre los demonios? ¿Cómo debemos cuidarnos contra sus ataques? ¿Cómo debemos recordarnos de su destino eterno? ¿Cuál es nuestra última esperanza en medio de la guerra espiritual y de la actividad demoníaca?
¿Cuál debe ser nuestra perspectiva final sobre estos seres espirituales que se oponen a Dios y a su pueblo? Estos son un par de principios que deben guiar a los cristianos al responder esta pregunta:
Debemos reconocer la lucha
En primer lugar, es importante que a medida que leemos y estudiamos lo que la Biblia tiene que decir sobre los demonios y el mundo espiritual, reconozcamos que la lucha es real, intensa y peligrosa. ¡Estamos inmersos en un problema real que va más allá de carne y sangre! Dios afirma que cada parte de este mundo es suya, y Satanás y sus demonios se oponen a la obra de Dios en cada paso. La obra de los poderes demoníacos es constante y es importante que no actuemos como si este trabajo no existiera.
Debemos estar atentos al engaño de los demonios
En segundo lugar, con base en 1 Juan 4, es bueno para los cristianos estar vigilantes contra los engaños y las mentiras de Satanás y sus demonios. Recuerda, el engaño es una de sus funciones principales; se deleitan en engañar a las personas con palabras y enseñanzas que se oponen al Evangelio vivificante de Jesucristo. Cuando Juan llama a los creyentes a que «prueben los espíritus» (1Jn 4:1), los está animando a comparar cada enseñanza o impulso que surja en este mundo contra la verdad del Evangelio: que Jesucristo es el Hijo de Dios enviado a ser el Salvador de todo el que cree. Debemos recordar que los demonios están constantemente buscando engañar y destruir a las personas al alejarlas de Jesús, por lo que debemos estar alerta.
Debemos recordar el poder de Jesús
Las palabras de Juan a los cristianos, en medio de su advertencia sobre probar los espíritus, son muy animantes. Él les recuerda que «mayor es Aquel que está en ustedes que el que está en el mundo» (1Jn 4:4). Una cosa que debemos recordar, si sigues a Jesucristo, es que el Espíritu Santo de Dios está morando en ti, y su fuerza y su poder supera infinitamente al del demonio más poderoso (¡incluso Satanás mismo!). Jesús puede aplastar los esfuerzos de los demonios con sólo una palabra y ese poder hace que estos espíritus malignos tiemblen. Aun cuando necesitamos reconocer el poder del mal en el mundo, nunca debemos pensar que se compara con el poder de Jesucristo: el Rey resucitado y victorioso.
Debemos consolarnos en la promesa del juicio final
Finalmente, a medida que consideramos las obras de los demonios (sus mentiras, su maldad y sus ataques en este mundo) debemos encontrar consuelo en el hecho de que habrá una cuenta final. Jesús volverá a esta tierra como juez y pondrá todas las cosas en orden. Satanás y sus demonios serán lanzados al lago de fuego (Ap 20:10), la muerte y el pecado serán finalmente vencidos y el pueblo de Dios morará con Él en un nuevo cielo y una nueva tierra, libre de la influencia del pecado y del mal. Esto debe ser un gran consuelo para los cristianos a medida que continúan luchando para seguir a Jesús ahora.
Este artículo es una adaptación del libro Knowing God’s Truth: An Introduction to Systematic Theology [Conozcamos la verdad de Dios: una introducción a la Teología Sistemática] escrito por Jon Nielson.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.