Este artículo forma parte de la serie Cómo orar publicada originalmente en Crossway.
Ora la Biblia
Acabo de cumplir 40 y dentro de dos meses tendré a un adolescente viviendo en mi casa, ya que mi hijo mayor cumplirá trece años. ¡Uf! Así que me uno a todos ustedes que están criando adolescentes y que están buscando apuntarlos de manera intencional, encantadora y devota a Jesús y a la preciosa Palabra de Dios.
Si eres un seguidor de Jesucristo, ya sabes que debes orar por tu hijo adolescente. Sin embargo, tal vez tengas dificultades para saber exactamente cómo orar y por qué, específicamente, debes orar. Aquí te ofreceré siete oraciones específicas que estoy haciendo por mi propio (casi) adolescente y que te animo a orar por el tuyo. Asimismo quiero animarte a que tomes un momento para leer los versículos bíblicos que fundamentan estas oraciones específicas.
1. Ora por un milagro (2 Corintios 5:17)
Para cualquier pecador, muerto en sus pecados (ver Ef 2:1-3), ¡escuchar el Evangelio, arrepentirse de sus pecados y creer en Jesucristo con una fe salvífica es un milagro! Es Dios, por el poder del Espíritu, quien hace que un corazón muerto cobre vida en fe hacia Cristo. Por esta razón Pablo no dice que si alguno está en Cristo es «reparado», «mejorado» o «más feliz»; ¡él dice que él o ella es una «nueva creación»! Eso es lo que le pedimos a Dios que haga por nuestros adolescentes. Ciertamente, somos llamados a contarles la Palabra de Dios a ellos, apuntarlos a Jesús, llevarlos (¿¡arrastrarlos!?) a la iglesia, pero sólo el Espíritu Santo puede hacer que sus corazones cobren vida en arrepentimiento y fe hacia Jesús. Y esa es la obra salvadora milagrosa de Dios: su regeneración.
2. Ora por amistades en el Evangelio (1 Samuel 18:1)
Rápidamente, después de mis oraciones por la obra milagrosa, regenerativa y salvadora en los corazones de mis hijos, viene mi oración por amigos que caminen junto a ellos (no sólo en compañerismo, sino que en ánimo mutuo en Cristo). Oro por amigos que busquen a Dios y le digan a mi adolescente: «¡vamos! ¡Sigamos juntos a Jesús!». Pienso en Juan 1:45-46, cuando, en respuesta a la pregunta cínica sobre Jesús de Natanael, Felipe simplemente invita a su amigo: «ven, y ve». Oremos: «Señor, trae amigos a las vidas de nuestros adolescentes que los inviten: “vayamos juntos a adorar y a servir a Jesús. Ven, y ve”».
3. Ora por un apetito cada vez mayor por la Palabra de Dios (1 Pedro 2:2-3)
A menudo les he explicado a los adolescentes que la lectura bíblica personal es un poco como aprender a amar el café. El café es un «gusto adquirido» —y personalmente recuerdo agregar con el tiempo un poco más de café a mi chocolate caliente en las mañanas cuando era universitario, ¡sólo para graduarme como un amante (¿adicto?) empedernido del café!—. A medida que animas a tu adolescente a cavar en la Biblia por su propia cuenta, ora para que su apetito por la Palabra de Dios crezca constantemente. Pídele a Dios que desarrolle sus «papilas gustativas» espirituales para que comiencen a disfrutar leer la Biblia y despierten con un antojo por ella más de lo que se te antoja tomar café. Ora para que crezca en ellos un amor por la Palabra de Dios.
4. Ora por una fe que se mueva de la mente al corazón (Salmo 42:1)
Le has enseñado a tu adolescente las cosas de Dios y esperamos que esas enseñanzas sean reforzadas por los pastores, los líderes de jóvenes y hombres y mujeres piadosos de la iglesia. Ora, entonces, para que Dios mueva sus afectos por Dios a medida que crecen en su conocimiento de Él por medio de su Palabra. Pídele a Dios que envíe su Espíritu para que les ayude a «buscar» a Dios como el salmista imagina al «ciervo» salvaje buscar agua en un día caluroso. Ora para que tu adolescente crezca para decir de Jesús: «creo en Él y lo amo». Esto también es una obra del Espíritu de Dios; pidámosle a Dios que haga su obra en los corazones de nuestros adolescentes.
5. Ora por voces influyentes entre tu edad y la de ellos (Tito 2:1-6).
Padres, necesitamos otras voces que les hablen a las vidas de nuestros adolescentes y refuercen las verdades que escuchan de nosotros, pero que no siempre escuchan realmente. En nuestro contexto de iglesia, Dios ya ha comenzado a responder esta oración de manera hermosa a través de universitarios (que resultan ser atletas y ¡mis hijos aman los deportes!) que aman a Jesús, que sirven a la iglesia y que han tomado un interés relacional por mis hijos. Qué bendición. ¡Qué gozo saber que mis adolescentes escucharán la verdad de Dios de mi parte así como de esos jóvenes adultos que podrían ser o no ser más geniales que mamá y papá! (al menos desde la perspectiva de mis adolescentes).
6. Ora por un amor cada vez mayor por la iglesia (Efesios 2:19-22)
Aún recuerdo el olor de los viejos y rancios himnarios en la banca de la iglesia donde crecí. Recuerdo las pequeñas tarjetas de oración azules en las que hacíamos dibujitos durante un largo sermón (y en las cuales a veces —lo admito con vergüenza— componíamos peticiones de oración extrañas y fabricadas que echábamos en el canasto de las ofrendas). Recuerdo las conversaciones incómodas (personas que pensé que eran extrañas u otros santos mayores que parecían estar un poco molestos por mi energía y la de mis hermanos). Pero también recuerdo crecer sintiendo en mi corazón esto sobre la iglesia: «este es mi hogar. Esta es mi familia. Este es el pueblo de Dios». No me di cuenta de golpe, pero en la universidad, amaba a la iglesia. Sabía que ser un seguidor de Cristo significaba involucrarme de manera significativa con hermanos y hermanas en Cristo (y eso significaba poner a la iglesia local en el centro de mi vida). Padres, oren para que sus adolescentes crezcan en amor hacia la iglesia y modelen ese amor en sus actitudes, palabras y compromisos con su iglesia.
7. Ora por valentía para vivir por Cristo en una cultura pagana (Romanos 12:1-2)
Se necesita valentía para seguir a Jesucristo hoy, especialmente para los adolescentes. Bombardeados por imágenes y mantras culturales en las redes sociales, presionados hacia la «tolerancia» e incluso la celebración de comportamientos pecaminosos de todos los lados e inmersos en una sociedad que es más poscristiana con cada día que pasa, nuestros jóvenes necesitan coraje para mantenerse firmes por Jesucristo y la Palabra de Dios. Ora para que Dios transforme sus corazones y mentes a fin de amar y atesorar a Cristo por sobre todo lo demás de modo que tengan la fuerza de no conformarse al patrón de este mundo.
Así que, padres, oremos.