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Título original en inglés: «What Does the Bible Say about Rest?».

Imagina que te encuentras con un amigo al que casualmente le preguntas cómo está. Imagina que ese amigo respondió honestamente en una palabra. ¿Te sorprendería escuchar…

«ocupado»;
«cansado»;
«agotado», o
«sobreexplotado»?

Me aventuro a decir que no te sorprenderías de escuchar a nadie decir esas descripciones. ¿Por qué? Porque el ritmo de la vida, al menos en el mundo occidental, se presta a sí mismo para este tipo de sentimientos y experiencias. Las personas se mantienen ocupadas. Lo sabemos y lo hacemos. Por tanto, ha sido interesante este año reflexionar en el tema del descanso en preparación para la Conferencia Nacional CCEF 2024. Ciertamente, una razón por la que escogimos este tema para la conferencia es porque en este tiempo y era, el descanso se siente como algo contracultural, contraintuitivo incluso, a la manera en que vivimos. No obstante, sabemos que el descanso es bueno. Sabemos que lo necesitamos. Y por lo tanto, ha sido útil considerar, ¿qué dice la Biblia sobre el descanso?

Centraremos nuestras respuestas a esa pregunta usando pasajes clave como Génesis 2, Éxodo 31 y Hebreos 3 que luego nos llevarán a palabras dichas por Jesús en Mateo 11.

Encontramos el descanso al principio en Génesis. Después de que Dios terminara su creación: «reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho» (Gn 2:2-3). Al hacerlo, Dios modela sus expectativas para nuestra práctica del descanso. En Éxodo 31, Él le dice a Moisés que hable sobre el sabbat con el pueblo y que los instruyera a seguir este patrón: «durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santo al Señor» (Éx 31:15). Lo que estamos aprendiendo de estos versículos es que un día de descanso no es sólo para buscar descanso físico. Al santificarlo, Dios conecta nuestro descanso con la adoración.

En este punto, James Boice escribe de manera sucinta: «Dios aparta el sabbat para enseñar que entraremos no sólo en el descanso, sino que también en la santidad». Reflexionemos más en esto. Debido a que Dios conecta el descanso con la santidad, ayuda a los cristianos a pensar sobre el descanso en dos maneras importantes: física y espiritualmente. Tendemos a poner el descanso de lleno en el área física, pero Dios pone ambos, el físico y el espiritual, a nuestra vista. Como recordamos que lo que hacemos refleja lo que valoramos y amamos, se hace un poco más fácil pensar sobre descanso en ambas formas. En otras palabras, las cosas que hacemos que llevan al cansancio físico refleja lo que amamos y valoramos, y lo que amamos y valoramos refleja algo de lo que somos y lo que creemos que es espiritualmente cierto. Y aunque es bueno y correcto trabajar y estar ocupado llevando a cabo responsabilidades que Dios nos ha confiado, también es bueno y correcto descansar de nuestro trabajo, volver nuestros corazones a Él de una manera sin distracciones. Juan Calvino lo dice de esta manera:

Al liberarnos de todo otro asunto, [el descanso nos lleva] a aplicar más fácilmente nuestras mentes al Creador del mundo. En resumen, es un llamado sagrado que arrebata personas de la distracción del mundo a fin de dedicarlos enteramente a Dios.

Un llamado sagrado. Me gusta. Y me bendice recordar quién me está llamando a hacerlo. Es Dios, por supuesto. Por lo tanto, me gusta pensar en el sabbat como una invitación amorosa y bondadosa de Dios en la que Él me está llamando a sí mismo. El mundo en el que vivimos distrae. Peor aún, es un mundo en el que el mal aún obra y el enemigo del pueblo de Dios aún merodea. Sin embargo, al invitarnos a un sabbat semanal y estructurado, Dios nos invita a encontrar en Él nuestro refugio y descanso de un mundo duro. Verlo como Él es, recordar quién es Él y conectar con Él porque ÉL es la fuente de la vida. Y necesitamos ver; necesitamos recordar; necesitamos conectar, una y otra vez. Sabemos esto, pero lo olvidamos. Y en nuestro olvido nos recuerda dónde estamos en el desarrollo de la historia de Dios. Vivimos en una era en la que vemos sólo en parte y aún competimos con el pecado en nuestros corazones. Tenemos una doble mentalidad: nos deleitamos verdaderamente en el Señor (queremos ir a Él); sin embargo, el pecado ruge dentro de nosotros continuamente y nos olvidamos de Él (Ro 7:14-25).

Pero de alguna manera, nuestro doble ánimo y el hecho de que diariamente nos encontramos con la maldad que está cerca (Ro 7:21), hace que la invitación de Dios sea más dulce. A medida que respondemos la invitación al descanso santo, nos ayuda a perdurar en esta era malvada. A medida que conectamos con Aquel que es verdaderamente bueno y superior por sobre todo mal, nos fortalece para volver a involucrarnos en nuestras vidas de maneras verdaderamente productivas. Y a medida que nos conectamos con Él, también da forma a nuestro anhelo por un tipo diferente de descanso, uno del que habla el libro de Hebreos como el descanso del sabbat que está por venir para el pueblo de Dios (Heb 4:10). Este es un descanso eterno, del tipo que viene después de que nuestros trabajos y problemas hayan terminado. El tipo que viene después de que la batalla se haya ganado.

Bien, suena como un gran desafío conseguir ese tipo de descanso. ¿Cómo pueden terminar nuestros afanes? ¿Cómo podrían cesar nuestros problemas? ¿Quién ganará esa batalla final? Estas son preguntas culminantes, por lo que no es sorprendente que el autor de Hebreos rápidamente vaya a una larga reflexión sobre el Señor Jesús (Heb 4:14-5:10).

El autor considera a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, quien empatizó completamente con nuestras debilidades.

Jesús, quien fue tentado como nosotros, no pecó.

Jesús, quien preparó el camino para nosotros para acercarnos al trono de Dios y encontrar la misericordia que necesitábamos. 

Jesús, quien estuvo Él mismo sujeto a la debilidad, pero que lidia bondadosamente con aquellos que se extravían.  

Jesús, quien se ofreció a sí mismo como sacrificio por los pecados del pueblo.

Jesús, quien aprendió la obediencia a partir de lo que sufrió, y se convirtió en la fuente de la salvación eterna para todos los que le obedecen. 

Jesús es cómo entraremos al descanso eterno que está por venir. Él es el camino. Él ha abierto el camino para el descanso por su muerte en la cruz. 

Así que tal vez necesitamos revisar nuestra pregunta. Quizás es más adecuado expandirla de «¿qué dice la Biblia sobre el descanso?» a «¿qué ha dicho Dios, qué ha hecho Dios, y qué ha prometido a medida que consideramos lo que significa descansar?».

Y encontramos que Él dice que tiene una invitación para nosotros. Y la invitación es esta: «vengan a mí» (Mt 11:28). Jesús dijo que su yugo era fácil; que su carga era ligera. Y es debido a lo que Él ha hecho. Él ya llevó el yugo pesado. Él ya llevó la carga pesada. Él la llevó por ti. Él la llevó por mí. Lo hizo para que nuestros pecados pudieran ser perdonados, a fin de apartar para sí un pueblo santo. Y Él prometió que cuando fuéramos a Él, encontraríamos todo lo que es verdadero. Descansamos, y estamos en descanso con Dios, porque los pecados son perdonados. Porque, en Él, estamos siendo transformados en ese pueblo santo. En Él, todas las promesas de Dios son sí y amén (2Co 1:20). Son verdaderas para ti porque Jesús fue fiel por ti.

Para cualquiera que no haya ido todavía a Jesús, sepan que la invitación aún sigue en pie. La invitación es para ti.

Que cada uno de nosotros vaya a Aquel que en su amor y bondad nos invita a ir a Él. A Aquel que ha preparado el camino para un tipo de descanso que no terminará, sino que nos encuentra establecidos en Él, por toda la eternidad. Que busquemos y practiquemos, incluso ahora, de una manera regular y establecida, descansar en Él. Y mientras lo hacemos, que encontremos el refugio que anhelamos de la crudeza de la vida.

¿Estás ocupado? ¿Cansado? ¿Sobreexplotado? Tengo buenas noticias. El Dios que te creó y que creó todo lo que existe está hablando. Él te está llamando a sí mismo. Escúchalo decir: «ven a mí».


Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor. 
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (01 de abril de 2025) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado «What Does the Bible Say about Rest?». Copyright © 2024 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.

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Lauren Whitman

Lauren Whitman es consejera y miembro de la facultad de CCEF. Tiene una Maestría en Consejería de Westminster Theological Seminary y un Certificado de Consejería Profesional Avanzada de Missio Seminary. Lauren tiene un interés particular en la metodología de la consejería bíblica y en la  consejería matrimonial.
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