La mayoría de las personas hoy en día no creen que necesitan un pastor.
Tenemos acceso a una biblioteca infinita de sermones de los predicadores más grandes de la historia, educación teológica gratis en línea y música de adoración de cada tribu y lengua. Podemos seleccionar nuestras propias conferencias, influencers y terapeutas. Es demasiado fácil para los asistentes de la iglesia asumir que los pastores están obsoletos, al menos los locales.
No obstante, la realidad es que, a pesar de toda nuestra supuesta independencia espiritual, los cristianos batallamos sin el pastoreo. Es más, algunas de nuestras mayores deficiencias existen porque desperdiciamos una de las más grandes provisiones de Dios para nuestras almas: los pastores. La Biblia no presenta a los pastores como accesorios meramente opcionales para la vida cristiana. Al contrario, los pastores deben tener un rol importante en nuestras vidas. Nos equipan para vivir vidas obedientes ante Dios.
En 1 Corintios 9:7, Pablo escribió: «¿quién ha servido alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe de la leche del rebaño?» [énfasis del autor]. Aunque el propio apostolado de Pablo está inmediatamente a la vista, estas preguntas cargadas de metáforas apuntan a un principio subyacente para el ministerio pastoral: ¡los cristianos necesitan pastores!
La vida es una guerra; necesitas un soldado
Pablo describe a los pastores como soldados porque la vida es una batalla (Ef 6:12; 2Co 10:3-6). Los creyentes luchan contra la influencia persuasiva del mundo, sus propios deseos pecaminosos y las estrategias incesantes del diablo. No es sorprendente que aparezca regularmente terminología bélica en nuestras conversaciones: «es una lucha simplemente llegar al final del día».
Dios sabe que estamos en medio de una guerra en este mundo. Es por esa razón que Él no nos deja luchar solos. Al contrario, Él nos da pastores.
Tu pastor podría no verse como un guerrero, pero su descripción del cargo es batallar por ti a través de su ministerio de la Palabra y de la oración. Él sabe que tiene la responsabilidad de cuidarte. Él cuida de ti porque Dios mismo le pedirá cuentas (Heb 13:17).
Tu crecimiento toma tiempo; necesitas un labrador
A menudo la vida se siente infértil, como un terreno descuidado con nada más que malezas. Pero donde vemos vacío, Dios ve una cosecha madurando rápidamente.
Así como el labrador labra la tierra, los pastores enseñan la Palabra de Dios para cultivar el crecimiento espiritual. No obstante, a diferencia de tu predicador favorito de YouTube, tus pastores están personalmente comprometidos con tu caminar a largo plazo con Dios. Los buenos pastores pacientemente trabajan semana tras semana, creyendo que Dios hace la maravillosa obra en su pueblo por medio de su predicación y oración fiel. Como los agricultores, los pastores supervisan el largo y lento proceso desde la semilla hasta la fruta, esperando que Dios dé el crecimiento (1Co 3:7). Ellos recuerdan hasta dónde nos ha llevado Dios y están confiados en que hay más que Dios hará por nosotros y por medio de nosotros (Fil 1:6).
Tiendes a deambular; necesitas un pastor
Los pastores te dirán que incluso en las mejores condiciones, las ovejas deambulan. Podrías tener un spa para ovejas, pasto con estrellas Michelín, camas tamaño king para ovejas y aún así las ovejas se sentirán tentadas a alejarse. Es por eso que cantamos: «pronto a andar lejos de Cristo; y alejarme de mi Dios».
Dios sabe que no llegaremos solos donde Él quiere que lleguemos; por mucho que esto se enfrente nuestra autosuficiencia. Al advertir, reprender y corregir, los pastores nos cuidan de peligros que podríamos confundir con dientes de león. Es más, cuando las cosas se ponen difíciles, los pastores incluso son llamados a dar su vida por nosotros para garantizar nuestra seguridad.
Necesitamos al Pastor supremo
Cada santo confesará enérgicamente: «necesito a Jesús». Y para eso, nuestro Rey de reyes autosuficiente contesta: «amén. Ustedes también necesitan pastores» (Ef 4:11). Después de todo, los pastores son idea de Él. Si Jesús es la sabiduría de Dios (1Co 1:24), son una idea sabia. Jesús quiere pastorear a su pueblo por medio de pastores de iglesias locales. Cada pastor sirve bajo Él, para Él y de Él.