Has escuchado estas palabras y quizás incluso las has dicho: «no vamos a la iglesia, somos la iglesia». «Tengo una relación con Dios; no necesito una institución o un edificio». «Ir a la iglesia es una invención estadounidense, moderna y hecha por el hombre». «Dios quiere que nos conectemos con Él y con otros». «“Hago iglesia” de una manera diferente: en una comida, en la naturaleza, a través de servir a otros; esa es mi iglesia».
Algunas personas dicen ser cristianas, pero nunca van a la iglesia. No están seguras de que la Biblia nos instruya a hacerlo ¿Están en lo correcto? ¿La Biblia dice algo sobre ir a la iglesia? Exploremos siete respuestas a esa pregunta.
1. Desde hace mucho tiempo, Dios ha ordenado a su pueblo a reunirse
¿Dónde se originó la idea de ir a la iglesia? Algunos de los culpables típicos sugeridos son Constantino, los modelos comerciales estadounidenses, ancianos o pastores desesperadamente necesitados de trabajo. No obstante, realmente, ¿de quién es la idea?
Esto es lo que Dios dice:
Que dijera a los israelitas: «Estas son las fiestas que yo he establecido y a las que ustedes han de convocar como fiestas solemnes en mi honor. Yo, el Señor, las establecí. Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de completo reposo; es un día de asamblea sagrada en mi honor, en el que no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, será sábado consagrado al Señor» (Levítico 23:2-3 [énfasis del autor]) [NVI].
Reunirse no es una idea creada por el hombre. Dios mismo reunió a su pueblo una vez a la semana para un tiempo sagrado de adoración.
2. El pueblo de Dios se reunía semanalmente para cantar, enseñar y orar
A veces las personas dicen que la «iglesia» es importante, pero involucra una variedad de actividades. Conectar con Dios no tiene que ocurrir por medio de una reunión institucional, por lo que no es malo encontrar algo que funcione para ti.
Esto pasa por alto el hecho de que ciertamente hay prácticas específicas de adoración que Dios le ha dado a su pueblo en las que participar cuando se reúnan como la iglesia.
Los salmos de ascensión (Salmo 120 al 134) fueron escritos a fin de preparar a las personas para la adoración en Jerusalén. El Salmo 122 muestra que fueron a un lugar en particular (v. 1), ofrecieron adoración y acción de gracias (v. 4), oraron (v. 6), y recibieron una bendición (v. 6-7). Estas prácticas continuaron en las sinagogas.
«Hacer iglesia» no se trata sólo de encontrar lo que funciona para ti espiritualmente. Dios tiene el propósito de cambiar la comprensión de nuestras necesidades y deseos a través de las prácticas que Él ordenó.
3. La iglesia primitiva se reunía
Algunos podrían pensar: «bien, ese es sólo el Antiguo Testamento». Pero ese no es el caso. Los primeros convertidos judíos al cristianismo transformaron su adoración, no la abolieron.
A medida que la iglesia se ponía en marcha, «se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración» (Hch 2:42).
«Al partimiento del pan y a la oración» no se refiere a amigos que pasan el rato juntos el fin de semana y oran antes de comer. Está hablando de reuniones de adoración formales.
A medida que el Evangelio se expandía, los cristianos se organizaban a sí mismos en iglesias locales y continuaban las reuniones de adoración que se habían transmitido. Santiago advierte sobre las tentaciones que podrían aparecer «si en su congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa» (Stg 2:1-4, c.f. Romanos 16:5; 1 Corintios 16:19; Colosenses 4:15; Filemón 2).
El supuesto es que se está llevando a cabo una reunión regular y no sólo una reunión casual. La palabra griega para «reunión» normalmente se traduce como «sinagoga»; Santiago habla de las reuniones de adoración formales. Los primeros cristianos nos muestran que ser iglesia significa ir a la iglesia.
4. La iglesia primitiva se reunía para prácticas específicas
Los cristianos pueden hacer muchas cosas buenas cuando se juntan, pero eso no significa que sean «una iglesia». No es «iglesia» cuando los cristianos van a acampar juntos, servir a otros en necesidad, comer juntos o conversar sobre Dios tomándose un café. Cosas buenas; no iglesia.
El patrón de adoración de la iglesia primitiva incluía las mismas prácticas que ya hemos cubierto: la Palabra enseñada, canciones, oración y acción de gracias (Col 3:15-16), así como la adición de la Cena del Señor (1Co 11:18-21).
5. Los cristianos se reúnen el primer día de la semana
La iglesia marcó al domingo como el día para su asamblea sagrada debido a la resurrección de Jesús. Lucas registró: «el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les hablaba» (Hch 20:7; cf. 1 Corintios 16:1-2).
Aun cuando no es la Escritura, el Didajé, uno de los primeros documentos cristianos del primer siglo, prescribe cómo debe ser la adoración de la iglesia: «en cuanto al día señorial, el del Señor, cuando os hayáis reunido, partid el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que vuestro sacrificio sea puro».
Ir a la iglesia el domingo no es una invención moderna. Los cristianos no sólo se juntaban casualmente y «hacían vida» en una variedad de días. Ellos estaban comprometidos a reunirse los domingos.
6. El mandato de tener ancianos que lideren y prediquen supone que hay una reunión
A través de nuestros teléfonos fácilmente conectamos con amigos y accedemos a los mejores predicadores del mundo, miles de canciones de adoración e incluso educación de seminario. Podemos construir nuestra propia experiencia de fe.
No obstante, la Biblia pinta una imagen diferente. Se nos dice que los cristianos necesitan ancianos (1Ti 3:1), quienes son responsables de que la iglesia esté madurando (1Ti 3:14-15), mucho de lo cual viene a través de la predicación. Pablo le dice a Timoteo: «esto manda y enseña. No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza» (1Ti 4:11-13; cf. Tito 2:1; 2:25; 1Ti 4:1-2).
Dios podría haberlo planificado de otra manera. Podría haber instruido a los cristianos individuales a leer la Biblia o a buscar un mentor. Él podría habernos ordenado a hacer amigos, a ser abiertos y honestos y a darles permiso para decirnos la verdad.
No obstante, Dios sabe que necesitamos más que nuestros propios recuerdos y comunidad. Él sabe que necesitamos líderes calificados y designados con autoridad para tomar responsabilidad por nosotros y que esos mismos líderes deben estar predicando y enseñando en nuestras vidas. Esto no es un sustituto de eso.
7. Se aborda la tentación a no reunirse
Para algunos, ir a la iglesia simplemente ha llegado a ser algo demasiado difícil. Algo detuvo el hábito (cambiarse de casa, los deportes de los niños, proyectos del hogar, etc.) o la vida se puso demasiado ajetreada.
Hebreos fue escrito para los cristianos que luchaban en perseverar. Es instructivo que una de las más grandes tentaciones que enfrentaron fue dejar de reunirse. El autor dice que esto no puede ocurrir: «consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre» (Heb 10:24-25).
¿Quiso decir que habían dejado de ir a las casas de los demás para comer o dejaron de ir al parque juntos? ¡No! Todo el capítulo habla de la adoración pública: los sacrificios y las ofrendas hechas en el templo, el ministerio del sacerdote y la entrada al santuario. Todas estas actividades son cumplidas y mejoradas por Jesús, lo cual es aún más razón para no descuidar nuestra reunión juntos.
Dios sabe que si vamos a permanecer fieles y a experimentar todo lo que Él tiene para nosotros, no debemos descuidar asistir a la iglesia.
Conclusión
Somos la iglesia, así que vamos a la iglesia. La palabra «iglesia» significa «asamblea». Dios ha estado y está reuniendo a su pueblo de todas las naciones a lo largo del tiempo y del espacio. No obstante, no sólo los está reuniendo en lo abstracto. Él los está reuniendo semanal y físicamente en lugares concretos con prácticas específicas de adoración, la renovación pactual y la predicación dirigida por ancianos calificados que Él sabe que necesitamos.
Dios ha ordenado que la iglesia sea uno de los aspectos más fundamentales de tu vida como cristiano. Si quieres experimentar todo lo que Dios tiene para ti (conocerlo, disfrutarlo y glorificarlo) no puedes esperar que ocurra aparte de un profundo compromiso y conexión con una iglesia local.
No sólo seamos la iglesia; vayamos a la iglesia. Esta es su idea, su plan, su regalo.