Un desafío común
La tragedia de la demencia es común y lo será más en el futuro. Se estima que más del 30 % del promedio de la congregación de la iglesia morirá con algún tipo de demencia. Eso representa un desafío enorme en el ministerio pastoral. Sugeriría que una de las métricas por medio de la cual el ministerio de un pastor puede evaluarse es qué tan bien están preparados los santos para enfrentar esta prueba de una manera que glorifique a Dios.
Para enfrentar este desafío es necesario que un pastor primero aprenda tanto como pueda sobre la demencia. De igual manera, es esencial reconocer que la demencia no es una tragedia que ocurre fuera del control de Dios. Dios no desperdicia su tiempo y tiene propósitos con la demencia que necesitamos reconocer. Su propósito podría ser para la vida de la víctima. Recuerdo un amigo que se llamaba Bob, era tremendamente independiente para reconocer su necesidad de un salvador y se volvió a Cristo a medida que vio que sus habilidades comenzaron a decaer. El propósito de Dios podría ser para la vida del cuidador, cuya habilidad para confiar aumenta cuando enfrenta la tarea casi imposible de ser responsable de alguien con demencia. Finalmente, el propósito de Dios podría estar en la vida de la comunidad de la iglesia, que lucha con lo que significa ser persona en el contexto de la demencia y cómo amar a alguien que no es capaz de ser recíproco.
Equipamiento proactivo
Un pastor debe equipar proactivamente a su rebaño con una comprensión bíblica de la soberanía de Dios sobre las dificultades de la vida. Los cristianos deben tener una visión lo suficientemente grande de Dios para que puedan confiar en Él incluso cuando la vida no les recompense como ellos quisieran.
Cuando enfrenten la demencia, ¿responderán con confianza y, por medio de la dependencia, se acercarán a Dios? ¿O responderán a Dios diciendo: «si así es cómo me tratas, no creerá más que eres bueno y poderoso?».
Adicionalmente, los santos deben entender lo que significa ser hechos a la imagen de Dios. Esto no es una descripción de nuestra inteligencia o capacidades. Es verdad para todos los seres humanos y es tanto el diseño por el que fuimos creados como el destino final de todo el pueblo de Dios. La imagen de Dios no se perdió en la caída y confiere a todos los seres humanos, incluidos aquellos que sufren demencia, una dignidad que merece todo nuestro respeto.
Cuidado reactivo
Un pastor fiel también necesitará ser reactivo cuando la demencia alcanza a la congregación. Al principio del curso de la enfermedad, podría ser necesario un lugar para quienes sufren demencia a fin de asistir a los servicios y será necesario proveer creativamente oportunidades para servir. La congregación debe ser movilizada para proveer apoyo práctico para el paciente y los cuidadores.
Más adelante, en el curso de la enfermedad —cuando la víctima, y posiblemente el cuidador, no puedan asistir a los servicios— el pastor debe asegurar que se entregue ayuda en casa. Será cada vez más importante para el cuidador salir para adorar y tener comunidad. Los voluntarios entrenados necesitarán entregar cuidado necesario para que el paciente permita eso. El cuidado pastoral también será necesario en casa, permitiendo el ánimo espiritual tanto para el cuidador como para el que está con demencia. Asimismo, permitirá al líder de la iglesia observar cómo están yendo las cosas prácticamente y entregará asistencia y consejo apropiado.
La naturaleza de la visita pastoral a alguien con demencia no será la típica visita a una persona enferma o postrada. En lugar de leer un capítulo de la Escritura, podría ser más sabio darles un sólo versículo o frase. Cantar o leer un himno familiar podría ser incluso beneficioso. Es útil recordar que cuando se trata de personas con demencia, los recuerdos emocionales a menudo duran más que los recuerdos intelectuales. La víctima podría no recordar lo que dijiste, pero podría recordar el abrazo y que la visita los hizo sentir bien.
Guiar a los santos a experimentar cómo Dios puede ser glorificado de cara a la demencia podría desafiarte como pastor, pero puede ser una maravillosa oportunidad para servir «a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños».
Soli Deo Gloria.