Vivo en el centro de Filadelfia, en Estados Unidos. Cuando los Phillies [un equipo de béisbol] ganaron la Serie Mundial el 2008, la celebración que hubo ese día no se compara con nada de lo haya vivido antes. Decenas de miles de personas llenaron las calles muy tarde esa noche para celebrar la victoria. Personas completamente extrañas se transformaron en los mejores amigos por horas mientras, al unísono, la ciudad se regocijaba.
Un par de días después, caminaba por la misma calle. Era diferente, asombrosamente diferente. Les soy honesto: me sentí desilusionado; me deprimió el cambio drástico. Quería ver multitudes abrazándose, felicitándose y bailando. Quería escuchar a las personas cantar, gritar y llorar de emoción. Sin embargo, la calle estaba vacía y contaminada con basura.
Lamentablemente, creo que podemos decir lo mismo de la iglesia después de la Pascua. Celebramos el Domingo de Resurrección con vigor, pero un par de días después, caemos nuevamente en el mismo patrón de rutina de nuestra cotidianidad. A menudo vivimos como si la Pascua no hubiese ocurrido.
La razón por la que celebramos el Domingo de Resurrección
Me encantan los domingos, pero amo aún más el Domingo de Resurrección. En un momento culminante y específico de la historia, Jesucristo resume y finaliza la narrativa de salvación. Existen seis cosas en particular que amo sobre la tumba vacía.
1. La tumba vacía revela que Dios es fiel
Siglos antes, después de que Adán y Eva se rebelaran, Dios prometió que él aplastaría la maldad de una vez y para siempre (Gn 3:15). Él juró que enviaría a su Hijo para derrotar al pecado y a la muerte por medio de su crucifixión y resurrección. Por miles de años, no se olvidó ni renegó de su promesa. No se aburrió; tampoco se distrajo. Él hizo una promesa y él manejó los eventos de la historia para que, en el momento indicado, Jesucristo viniera y cumpliera lo que había sido prometido.
2. La tumba vacía revela que Dios es poderoso
Piensen en la autoridad que tendrían para tener que controlar todas las situaciones, los lugares y las relaciones con el propósito de garantizar que Jesús viniera en el momento preciso e hiciera lo que se le había asignado. Además, ¿acaso existe una demostración de poder más significativa que tener poder sobre la muerte? (1Co 15:55). Por el poder asombroso de Dios, Jesús se quitó sus ropas de muerte y salió de la tumba. Los tipos que compiten en levantamiento de pesas podrían ser capaces de tirar un carro de bomberos con sus dientes, pero todos morirán y no hay nada que puedan hacer al respecto.
3. La tumba vacía revela que Dios es amoroso
¿Por qué Dios iría tan lejos para ayudarnos? ¿Por qué le importaría fijarse en nosotros y llegar a rescatarnos? ¿Por qué sacrificaría hasta su propio Hijo? Pues porque no sólo es un Dios amoroso, sino que él mismo es la definición de amor (Jn 3:16; 1Jn 4:8). Tú y yo necesitamos reconocer que su amor no fue motivado por lo que él vio en nosotros, sino que por lo que hay dentro de él. Incluso cuando somos indiferentes y rebeldes, engreídos y tercos, aún así Dios es amoroso. Él se deleita en transformarnos por su gracia y nos rescata con su amor.
4. La tumba vacía garantiza la eternidad
No importa cuán tediosa, rutinaria y lenta parezca nuestra historia, pues está marchando hacia una gloriosa conclusión. Habrá un momento cuando Dios nos sacará de este mundo caído para llevarnos a un paraíso donde el pecado y el sufrimiento ya no existirán más (1Co 15:52; Ap 21:4).
5. La tumba vacía garantiza seguridad
No importa cuán impredecible y fuera de control se sientan nuestras vidas, Jesús está reinando y lo continuará haciendo hasta que su enemigo final esté bajo sus pies (1Co 15:25). Eso no quiere decir que no vamos a experimentar dolor y sufrimiento en este mundo, pero sí significa que no hay nada que Jesús no sepa, en lo que no pueda intervenir o transformar por completo.
6. La tumba vacía garantiza la liberación
No importa cuán desesperanzados y débiles piensen que son, se les ha otorgado toda la gracia que necesitan para llegar al final. La gracia venidera siempre trae consigo la promesa de la gracia presente. Dios proveerá todo lo que necesitan hasta que lo vean cara a cara (2Pe 1:3).
¡Éstas son las razones por las que me encanta tanto el Domingo de Resurrección!
¿Cómo vivir después del Domingo de Resurrección?
Por más que estas verdades sobre la tumba vacía me cautiven y me atraigan, necesito ser honesto con ustedes: es una lucha para mí recordarlas una vez que la celebración de la Pascua ya pasó.
Por lo tanto, para concluir, quisiera llevar su atención hacia el final de 1 Corintios 15. Se puede decir que este capítulo es el más largo y el tratado más detallado sobre la resurrección del Señor Jesucristo del Nuevo Testamento, y en el versículo final, el apóstol Pablo nos da órdenes sobre cómo vivir después del Domingo de Resurrección.
Él escribe, «por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano» (1Co 15:58).
1. La tumba vacía nos da una estabilidad inusual
Pablo usa las palabras «firmes» y «constantes». ¿Son sus vidas un reflejo de ese tipo de estabilidad? ¿Están sus vidas diarias arraigadas al Evangelio del Señor Jesucristo y a su victoria en la Pascua o son llevadas de aquí para allá por los vientos de las circunstancias, las relaciones y las realidades difíciles de la vida en un mundo caído?
2. La tumba vacía nos motiva a ser activos de por vida
Debido a la resurrección, debemos estar «abundando siempre en la obra del Señor». Abundar aquí significa ser entusiasta y esperanzado, motivado y valiente. Si de verdad creen que Cristo resucitó de la muerte y que reina en poder, deben creer que los adictos sexuales pueden ser liberados; que los hijos rebeldes pueden someterse; que los matrimonios rotos pueden sanarse; que las personas miedosas pueden conocer la valentía; que aquellos que tienen depresión puede levantarse para vivir con gozo nuevamente. Ya es suficiente de sobrevivencia; creemos en la victoria y en la transformación.
3. La tumba vacía nos asienta en una esperanza realista
Si la tumba vacía garantiza eternidad, entonces creemos que nuestro activismo de por vida «no es en vano». Vivimos y ministramos en un mundo caído —y eso puede ser desalentador—, pero en la oscuridad de la noche, cuando el progreso parece invisible, podemos tener esperanza.
Celebremos la Pascua todos los días
Sé que no estoy solo en mi lucha de recordar la Pascua. No obstante, no nos desanimemos, pues ¡el mismo hecho de que estemos luchando con esto en nuestros corazones pone en evidencia los medios de gracia presentes en nuestras vidas! En nuestra debilidad y confusión, podemos admitir nuestra necesidad de ayuda y Dios nos encontrará en nuestra honestidad quebrantada.
Como seguidores de Cristo, el Señor resucitado mora dentro de ustedes hoy por su Espíritu. Somos nuevas personas, no sólo en justicia frente a Dios, sino que también en nuestras capacidades y deseos. Jesús salió de esa tumba vacía para que nosotros podamos andar en esperanza y libertad.
¡No esperemos hasta la próxima Pascua para celebrar esto!