Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del pódcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
Hoy tenemos un correo de Jonathan Edwards que vive en Kalamazoo, Michigan. Sí, ese es su verdadero nombre. Y su pregunta es buena. «Pastor John, conduzco un montacargas en un almacén para empresas familiares cristianas. En nuestros camiones, nos permiten escuchar música, libros y recientemente comencé a disfrutar de este pódcast. He sido un oyente ávido de audiolibros en mi trabajo y me gustaría saber qué piensas sobre la interacción con la literatura secular, incluyendo la ficción, la filosofía, la poesía y la historia».
Bien, Jonathan, esto es lo que pienso actualmente sobre por qué un uso medido de la lectura amplia, incluyendo autores no cristianos, es algo sabio. Lo llamo el factor realidad. Cuando leo la Biblia, hay docenas y docenas de experiencias, conceptos y palabras que puedo pasar por alto sin detenerme a contemplar la realidad detrás de ellos. Y eso es a lo que me refiero con el factor realidad. Necesitamos detenernos, traer el factor realidad y profundizar más allá.
Ahora, ¿cómo contemplas una realidad sin ningún conocimiento de la realidad (no conocimiento de la palabra, sino de la realidad)? Y yo diría: mientras más conocimiento de la realidad, mejor, si el conocimiento es verdadero y en verdadera proporción a su valor. Por ejemplo, no necesitas saber mucho sobre el tamaño y las especies de las aves que Jesús dice que observes en Mateo 6:26: «miren [o consideren] las aves del cielo». Ese no es el centro de lo que está diciendo. Pero su objetivo en este texto es ayudarte a ser liberado de la ansiedad. No obstante, ¿qué pasaría si no hubieras experimentado la ansiedad jamás? Esa palabra sería vacía para ti.
Es realmente importante tener un conocimiento amplio y profundo de la realidad de la ansiedad; cómo funciona; cuáles son sus raíces; cuáles son sus frutos; qué formas puede tomar en la vida; cómo puede aparecer sigilosamente; qué impacto destructivo ha tenido en la historia de la vida de las personas y así sucesivamente. En otras palabras, existen muchas realidades en la Biblia que asumen que, a partir de la experiencia de vida, sabemos a lo que se refieren: paz, gozo, temor, enojo, guerra, decepción, hermosura, poder, hipocresía.
Por supuesto, la Biblia da una perspectiva crucial de estas cosas que no vienen de ninguna otra parte; sin embargo, la materia prima del conocimiento se obtiene, en gran medida, de la experiencia de la vida, y entonces la Biblia toma ese fondo común de la experiencia humana, de la realidad que llevamos a la Biblia y nos muestra cómo Dios se relaciona con ella y la transforma. El Nuevo Testamento asume que no hemos olvidado la lección del libro de Proverbios que dice que debemos ver a la hormiga (un pequeño insecto, la hormiga), considerar sus caminos y ser sabios (Pr 6:6). En otras palabras, mira al mundo. Aprende la realidad del mundo. Aprende algo sobre el trabajo duro del mundo, aprende algo sobre la perseverancia del mundo. Amplía tu fondo de la experiencia de la realidad de miles de cosas que hay en el mundo porque, cuando el Nuevo Testamento menciona esas cosas, asume que tenemos algún conocimiento experiencial de ellas.
Pero aquí está la trampa. La mayoría de nosotros vivimos vidas que son tan pequeñas, restringidas, reducidas y limitadas (sabemos tan poco sobre tantas cosas) que una de las maneras, sólo una, una de las formas en que Dios nos ordena a ampliar nuestro conocimiento acerca de muchas cosas, acerca de muchas experiencias que no hemos vivido en carne propia es a través de la lectura. Esto significa que si tenemos un conocimiento amplio y profundo de las cosas por medio de la lectura, así como también por medio de la experiencia de la vida, entonces cuando la Biblia hable, por ejemplo, de la tristeza de perder diez hijos, podríamos tener una comprensión mayor de aquello a lo que se refiere (estoy pensando en Job) si nosotros mismos atravesáramos por eso, algo que la mayoría de nosotros no hará. Casi nadie pierde diez hijos de una sola vez. Pero podríamos leer sobre ello. Podríamos leer varios tipos de cosas horribles que han vivido personas como esas y profundizar nuestra comprensión del espíritu humano y de la experiencia de lo que es hacerlo.
Así que permíteme darte sólo un pequeño vistazo de cómo esto funcionó para el Jonathan Edwards original. Él dio un sermón sobre la esclavitud al pecado y cómo es tener a Satanás como un amo de esclavos. Ahora, él sabía que Satanás es el amo más malvado, crudo y diabólico que jamás ha existido. Y sin embargo, la mayoría de las personas anda feliz en su servicio.
Ahora bien, ¿cómo pudo Edwards sentir esto como debía? ¿Cómo pudo conocer la realidad de lo que significa ser gobernado por Satanás como debía? ¿Cómo pudo decirlo de una manera que fue capaz de ayudar a otros a conocer la realidad? Bien, Edwards evidentemente había leído un poco sobre sacrificios humanos en el país de Guinea. Y esto es lo que consiguió. Esto es lo que dice:
[Satanás y sus legiones] hacen contigo como he escuchado que hacen en Guinea, donde en sus grandes banquetes comen carne humana. Le piden a un pobre niño ignorante, que sabe nada del asunto, que haga fuego y mientras se agacha a soplarlo, viene alguien por detrás y lo decapita, y luego lo asan con el mismo fuego que encendió y hacen un festín con él. El cráneo lo usan como copa, de la cual se divierten con su licor. Así mismo Satanás tiene la intención de divertirse contigo1.
Es bastante horrible, bastante fuerte, bastante inolvidable. Edwards obtuvo ese conocimiento del mal fuera de la Biblia, y eso formó la enseñanza bíblica sobre el horrible, diabólico, devastador y asesino dominio de Satanás sobre su gente, mientras los hace creer que se están divirtiendo.
Ahora en mi caso, acabo de terminar de escuchar los tres volúmenes de la biografía de Winston Churchill escrita por William Manchester, cada uno tiene alrededor de 1 000 páginas. Qué gran enseñanza sobre la realidad; ideas sobre los desafíos naturales del liderazgo; percepciones sobre los horrores de la guerra; visiones sobre la naturaleza voluble de la aprobación pública; perspectivas sobre la locura sexual de los amoríos de la clase alta; conocimiento sobre la complejidad de cómo se ve la justicia en la política pública; entendimiento sobre el valor de nunca rendirse, aunque haya una enorme oposición, y así sucesivamente. ¡Qué gran enseñanza!
Estaba aprendiendo acerca de la realidad. No estaba aprendiendo sobre mi moralidad, pues los libros no enseñan eso. Al leer estos libros no estaba aprendiendo sobre mi moralidad, ya que eso lo obtengo de la Biblia. Estaba ganando consciencia de las realidades que vienen de la experiencia de la vida, exceptuando que no tengo ninguna experiencia de vida de estar en la guerra. Las cosas que son y cómo son, eso es lo que encontré. En otras palabras, estaba ampliando la materia prima de la realidad que la Biblia asume e interpreta para mí cuando la traigo a mi lectura.
Por lo tanto, ¿cuál es el propósito de toda esta lectura? Toda nuestra lectura, ya sea cristiana o no cristiana, apunta a conocer mejor a Dios, a conocer mejor al hombre, a conocer mejor los caminos de Dios y a conocer mejor los caminos del hombre, a comprender mejor la Escritura, a fin de que podamos obedecer más completamente lo que Dios dice y ser más útiles al lograr sus propósitos y glorificar su nombre.
¡Amén! . . . Ok, representando a los oyentes del pódcast, sé que querrían que te preguntara, ¿cuánto tiempo te tomó terminar los tres audiolibros de Churchill?
Comencé en algún punto de la primavera. Por lo tanto, quizás fueron unos cinco o seis meses. Y cuando terminó, me sentí triste. Realmente, me sentí triste, porque eran muy satisfactorios de escuchar por la realidad a la que me exponían: había muchas cosas de las que no sabía nada. Era como leer la historia de la Segunda Guerra Mundial y, por supuesto, era una biografía del hombre. Era una introducción a la ciencia política. Fue una lectura sumamente notable.
Publicado originalmente en Desiring God. Usado con permiso.

