He pasado gran parte de mi tiempo soñando sobre el futuro.
Con esto no estoy diciendo que sueño con un futuro estando casada con mi apuesto y verdadero amor (aunque algunas veces sí lo hago). Últimamente, estoy soñando con algo que llevo muy dentro de mi corazón.
Sueño con el impacto que nosotras, mujeres cristianas solteras, podemos tener en nuestras familias, en nuestras comunidades y en el mundo que nos rodea.
Deténganse por un momento y sueñen conmigo
Imagínense lo que pasaría si nosotras, como solteras, intencionalmente viéramos estos únicos años de soltería como «súper años» para servir a Dios. Imagínense si los viéramos como un servicio crucial para Dios, más que como un tiempo de espera para el matrimonio.
Mi sueño y mi pasión es que elijamos ver estos años como unos «súper años» para vivir cada uno por Cristo; que sirvamos, discipulemos, ministremos, oremos y hagamos un esfuerzo para usar nuestros dones y talentos para impactar eternamente.
Honestamente, me emociona el solo hecho de pensar en el impacto radical que podemos hacer. Si cada una de nosotras se compromete con esta mentalidad intencional de «los súper años», podríamos impactar y cambiar nuestras comunidades como nunca antes.
Mi desafío para ustedes
Las desafío a liberarse de la complaciente mentalidad moderna que tanto prevalece en nuestra generación. Las desafío a que decidan intencionalmente ser usadas por Dios para «un tiempo como este». Hay mucho por hacer.
No podemos permitirnos sentarnos al margen y observar. No podemos permitirnos dejar nuestras vidas en espera y solo esperar. No podemos permitirnos pasar horas y horas desperdiciando nuestro tiempo viendo programas de televisión. Necesitamos involucrarnos.
Necesitamos aceptar las libertades únicas que la soltería trae y necesitamos usarlas sin restricciones para la gloria de Dios.
Amo este pasaje en Mateo donde Jesús les muestra a sus discípulos la increíble necesidad de obreros para cosechar el campo:
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a Sus discípulos: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha” (Mt 9:35-38).
Decidamos ser mujeres que están dispuestas a ser obreras de la cosecha espiritual. Oremos y pidámosle a Dios que nos use para impactar a otros por su Reino.
Decidamos que nuestros corazones clamen, «¡heme aquí, Señor, envíame a mí!».
En un sentido más práctico, este fragmento de mi diario engloba más completamente lo que espero que puedan llevarse de este artículo.
Cuando las personas me preguntan si quiero casarme, digo, «¡por supuesto!», pero no solo con el fin de tener un marido. Quiero unir fuerzas y servir a Dios de maneras en las que no podía servirlo como soltera. Mi objetivo en la vida (ya sea casada o no) siempre es el mismo: servir a Dios. —Diario de Bethany.
Mientras piensan en su soltería, en sus futuros y en sus circunstancias de la vida actual, quiero compartirles tres pensamientos finales.
Estas son tres formas útiles de ver sus años de soltería:
1. Tienen una oportunidad única de servir a Dios durante este tiempo
Sin embargo, quiero que estén libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer… (1Co 7:32-33)
Este versículo puede aplicarse fácilmente a nosotras como mujeres. No tenemos esposos de quien preocuparnos. No tenemos la responsabilidad de ayudarlo ni pasar tiempo con él. Tenemos la oportunidad única de enfocarnos más completamente en servir al Señor. Abracemos esa singularidad y veamos este tiempo como los «súper años» para servirlo.
2. Pueden comenzar su máximo propósito en la vida como solteras
Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28:19).
A pesar del estado civil en el que se encuentren, este es su llamado como mujeres cristianas. No necesitan un esposo para llevar a cabo este llamado. Puedes comenzar con el trabajo de hacer discípulos y expandir el Evangelio ahora mismo.
3. Pueden crecer con sus dones al usarlos para bien desde ya
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra (2Ti 3:16-17).
Cada una de nosotras tiene la Palabra de Dios con el fin ser equipada para cada buena obra. Comencemos a poner en acción lo que ya sabemos. Mientras más «practicamos», más fácil será servir a Dios en el futuro. No esperen hasta que llegue el futuro para comenzar a usar sus dones y talentos para servir a Dios. Sean proactivas, equipen sus corazones y sus mentes con la verdad y busquen oportunidades para servir.
¿Qué harán con su soltería?
¿Qué pueden hacer para usar este tiempo como unos «súper años» para servir a Dios?
¿Qué dones y talentos les ha dado Dios? ¿Cómo pueden servirlo al usar esos dones?