Hombres y mujeres son diferentes. Una afirmación aparentemente obvia, pero que causa debate actualmente. Nuestro mundo está luchando para convencernos de que, aparte de sus sistemas reproductivos, no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres. La lógica funciona así: 1) hombres y mujeres deben ser iguales; 2) igualdad significa que somos lo mismo; 3) por lo tanto, para que los hombres y las mujeres sean verdaderamente iguales, deben ser lo mismo.
Sin embargo, igualdad no significa misma identidad. Este concepto es ampliamente comprendido en muchas áreas de la vida. Piensa en las culturas del mundo: las culturas asiáticas, europeas y sudamericanas son todas muy diferentes. Se conectan de manera distinta, comen diferentes alimentos y celebran de otras maneras. ¿Es una cultura mejor que la otra? ¿Deben todas las iglesias del mundo ser exactamente las mismas para que puedan ser iguales? Por supuesto que no. Son las diferencias dentro de las culturas del mundo las que traen tanta belleza y valor a la raza humana.
¿Son hombres y mujeres iguales en su valor y dignidad intrínseca? Sí ¿Deberíamos luchar por esto? ¡Por supuesto! No obstante, no despojemos a cada género de su belleza, propósito y fuerza únicos al forzarlos a ser lo mismo. Hombres y mujeres sin duda son iguales, pero no son lo mismo.
¿Por qué discutir sobre la femineidad bíblica?
Planeo tomarme un par de semanas para publicar una serie de artículos sobre este tema de femineidad bíblica. ¿Por qué este tema es tan importante para mí? Por muchas razones.
En primer lugar, soy profundamente leal a Aquel que ha perdonado mi alma de la muerte devastadora y eterna; por lo tanto, me preocupo profundamente por lo que Él tiene que decir sobre mi femineidad. En segundo lugar, creo que el mismo Dios amoroso fue increíblemente intencional respecto a cómo y por qué Él creó al hombre y a la mujer; por lo tanto, lo que Él tiene que decir es la fuente más confiable. Por último, soy un ejemplo vivo de que «la verdad los hará libres» (Jn 8:32). Mi vida está llena de gozo, paz, propósito y contentamiento como resultado de las mismas verdades que espero compartir en estas próximas semana. Así que este tema es tan profundamente personal para mí como profundamente teológico.
Entonces, habiendo reconocido a Dios como el Creador del hombre y de la mujer, y a la Biblia como nuestra única, indiscutible y autoritativa Palabra de Dios, discutiré el hermoso diseño de nuestra femineidad en las próximas semanas.
Comprendamos la influencia del feminismo
Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo (Col 2:8).
Otra razón por la cual voy escribir sobre esto se debe al gran esfuerzo que nuestra cultura está ejerciendo para minimizar las distinciones de género diseñadas por Dios. Cualquier movimiento hacia un mundo donde el género no importa es una agresión al diseño de Dios y a su propósito para la humanidad como portadores de su imagen.
Aunque los principios del mundo siempre serán contrarios a Cristo, los últimos 50 años han concentrado un gran esfuerzo, por parte del movimiento feminista, para destruir las distinciones de género. La mayoría de nosotras creció bajo la influencia de esta ideología y nunca nos hemos tomado el tiempo de reconocer el potencial impacto que tiene en nuestro pensamiento. Vale la pena hacerse la pregunta: ¿has sido discipulada por el movimiento feminista?
El latido del feminismo son los derechos de las mujeres, principalmente relacionado con los hombres. «Igualdad significa ser lo mismo» es una verdad asumida. Concretamente, si las mujeres fueran realmente iguales a los hombres, entonces tienen el derecho de ser exactamente iguales a los hombres en todo sentido. Aunque existen algunos pasos que dar hacia la igualdad que el feminismo ha asegurado con justicia (el derecho a votar, un salario igualitario, etc.), la mayoría del movimiento asumió falsamente que una mujer solo tiene valor cuando es como un hombre, despojando efectivamente a la femineidad de todo lo que la hacía hermosa, única y poderosa.
Gracias al feminismo, la idea de que las mujeres son claramente diferentes a los hombres y llamadas a diferentes cosas parece obsoleta. En la actualidad, todos los roles son intercambiables, y todos tienen el derecho de determinar su propia definición de masculinidad y femineidad. El feminismo sacó a Dios de la ecuación y propagó la mentira de que nosotras podemos determinar lo que significa ser una mujer, y nadie tiene el derecho de decirnos lo contrario.
Cuando una ideología es así de dominante en nuestra cultura, es inevitable que empecemos a creer parte de ella sin siquiera cuestionarla. Debemos estar armadas con una visión bíblica de la femineidad para pensar críticamente respecto a nuestra cultura para asegurarnos de que no estamos siendo cautivas por «vanas sutilezas, […] conforme a los principios elementales del mundo».
¿Qué pensamientos has tenido sobre la femineidad bíblica? ¿Te asustas cuando piensas lo que la Biblia tiene que decir sobre las mujeres? ¿O crees que la Biblia es verdad y que libera a las mujeres? ¿Has considerado que Dios podría tener algo que decir sobre nuestra femineidad? ¿Qué influencia ha tenido el movimiento feminista en ti y en cómo te ves a ti misma y a otros?
Esta serie abarcará:
- Fe, humildad y la gloria de Dios: los fundamentos de la femineidad
- Mujeres, somos influyentes: cuatro características de una influencia piadosa
- Un corazón por el hogar: parte I, parte II, parte III
- Una teología de la soltería
- Una esposa conforme al corazón de Dios: parte I, parte II
- Un corazón por los niños como el de Jesús: parte I, parte II, parte III